martes, 6 de diciembre de 2016

EL AÑO DE LA MISERICORDIA. OTRA OPORTUNIDAD PERDIDA. ¿y VAN...?

 
El pasado domingo día 20 de noviembre nuestro Obispo diocesano Don Carlos, en solemne ceremonia en la Concatedral de Santa María de la Redonda, cerraba la puerta santa y clausuraba el Año de la Misericordia en nuestra diócesis; por la mañana había sido su Santidad el Papa Francisco quien en Roma había hecho lo mismo, al igual que sus respectivos pastores en todas las diócesis del mundo. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, misericordia es “la virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos”.
En nuestra diócesis estos once meses, desde la inauguración, han pasado, al igual que pasó el Año de la Fe, prácticamente, desapercibido, sobre todo, para el mundo cofrade. Esa virtud de la que habla el diccionario ni la hemos sentido como agrupaciones eclesiales de laicos. Tan solo lo hemos notado en la proliferación de los carteles del evento, o en los murales que, con más o menos gusto del párroco de turno y plasmando las obras de misericordia, han invadido nuestras iglesias. Del resto, poco o nada se puede añadir.
Pareciera intuirse que aquellos que debieran estar interesados en su desarrollo y celebración por todo lo alto, hayan sido los que, como en celebraciones pasadas, no se han interesado lo suficiente, como si las palabras de Francisco no fueran importantes.  
 
Magna de Pamplona. Noviembre 2016
 
Decía el Papa que “la peregrinación es un signo peculiar del Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia”. Continúa el Santo Padre recordándonos que el hombre es  “un peregrino que recorre su camino hasta la meta anhelada”. Nuestros cofrades, como peregrinos, habrán podido peregrinar a Torreperogil, Huelva, Jerez de la Frontera, Cáceres o Pamplona para celebrar en la calle el Año de la Misericordia; por no nombrar a las riadas de cofrades que, desde todas partes de España, “peregrinaron” a Sevilla el primer fin de semana de noviembre para asistir a la salida extraordinaria del Jesús del Gran Poder, el “Señor de Sevilla”, con el mismo motivo.
Nuevamente y por arte de birbirloque nos hemos quedado, los cofrades logroñeses, sin ningún tipo de programación especial por el Año de la Misericordia. Y no se trata solo de “procesión, procesión, procesión”, que, además y según el Papa, en este caso, si tiene sentido dentro de esta celebración.
Los cofrades, por si alguien lo ha olvidado o es desconocedor de ello, cuando procesionamos “caminamos hacia un destino. Venimos del Amor de Dios y vamos hacia el amor de Dios. Expresamos nuestra condición de caminantes, representamos a la Iglesia peregrina”.[1] Sigue diciendo el autor que “procesionamos con otros hermanos en el camino de la vida… nosotros somos ayuda para los demás… Es una procesión realizada mediante un orden establecido, donde cada uno tiene su puesto y su función, donde todos hacen falta”[2] . Quizá es necesario pensar más en las cofradías y los cofrades. Nuestras Juntas de Gobierno, incluyendo a los priores, la Junta de Cofradías, y quizá hasta el mismo Secretariado Diocesano parecieran haberse olvidado; y precisamente este olvido es en el que vivimos los cofrades logroñeses, excepto, claro está, en Cuaresma y Semana Santa. Y no, no vale decir que “somos de interés turístico nacional”. En este caso no  tapa sus carencias.
Por otro lado, en el reciente Encuentro Nacional de Jóvenes Cofrades de Palencia, al que no asistió ni un solo cofrade joven logroñés, se indicó por parte de un joven sacerdote sevillano, que las cofradías eran el principal medio, en la sociedad española, a través de las cuales, los jóvenes se acercan a la iglesia y a la fe. Vamos, no hay que estar especialmente dotado intelectualmente para, observando la situación de la iglesia riojana con los jóvenes y la situación de las cofradías respecto a los jóvenes, llegar a la conclusión de que es necesaria una pastoral propia y fuerte para las cofradías que incluya, además, a los jóvenes cofrades como destinatarios. Mientras, como indican nuestros hermanos leoneses inmersos en la misma situación que nosotros, meditaremos sobre la palabra “MISERICORDIA”, esperando que nuestros dirigentes no lleven a nuestras cofradías y procesiones a ser la cuarta acepción de la citada palabra en el diccionario dela RAE: “puñal con que los caballeros medievales daban el golpe de gracia al enemigo caído”.
 
 


[1] VV.AA. “Paso a paso. Itinerario de fe para Hermandades y Cofradías”, PPC, Madrid 2004, pág. 39.
[2] Op. Cit., pág. 38