viernes, 30 de julio de 2021

EL TERRAPLANISMO COFRADE DEL SIGLO XXI O LA TENTACIÓN DE PLAGIAR A FAULKNER

 

La religiosidad popular es la expresión de ese proceso

de inculturación que tiene la fe dentro de una

comunidad correspondiente.

Por eso es tan diversa en cada geografía y con

tantas corrientes a lo largo de la historia.

La religiosidad popular es el colorido propio

que adquiere el catolicismo en cada comunidad.

Ramón de la Campa[1]

 

Hace un tiempo apareció en las redes sociales una imagen donde, desde la óptica del humor, se mostraba el recorrido que tuvieron que hacer las tropas japonesas que bombardearon Pearl Harbor en diciembre de 1941; el mapa, por supuesto, representaba nuestro mundo desde la óptica terraplanista.

Terraplanismo 

A la vez, es bueno recordar el famoso diálogo que se mantiene en la película La vida de Brian del grupo inglés Monty Python, donde Reg, interpretado por John Cleese, ante la insistencia de Stan, interpretado por Eric Idle, de llamarse Loretta para tener hijos, le dice que, al final, la protesta que van a realizar, va a ser solo “un símbolo de su lucha contra la realidad”.

La vida de Brian

Pues en estos convulsos tiempos, en nuestra ciudad y quién sabe si en otros sitios también, el terraplanismo y la lucha contra la realidad parecen encontrarse a la orden del día. Y un ejemplo claro es las respuestas que se dan en algunos ambientes cuando se menciona el proceso de sevillanización desarrollado en determinados sectores del mundo pasional. Lo cual llama la atención puesto que el sevillanismo, entendido como el intento de emular el modo y la manera de vivir la Semana Santa en la calle tal y como se hace en la capital hispalense, no es nuevo; lleva existiendo en este país desde el siglo pasado. Y se podría considerar como ejemplo 1940; en dicho año se funda en Madrid la Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima de la Esperanza Macarena. A partir de ahí, el camino estaba abierto y, desde entonces hasta hoy, se han fundado, refundado, modificado, etc cofradías o hermandades interesadas en ser más sevillanas que el Nazareno de Juan de Mesa.

La primera vez que leí seriamente sobre ello fue en 2014 en un blog de cofrades de la ciudad castellano-manchega de Daimiel. A partir de ahí, investigando, observé que dicho movimiento estaba presente en ciudades tan dispares como la ya mencionada Madrid, Palencia, León, Zaragoza, Oviedo, por supuesto Logroño y que se estaba introduciendo poco a poco en lugares como Valladolid o Zamora sin, de momento, fructificar. Especial parece ser el caso de la capital leonesa donde algunas de las agrupaciones musicales, sobre todo las que no forman parte de ninguna agrupación pasional, son de marcado carácter andaluz; a día de hoy, ese proceso de sevillanizacion, no ha alcanzado todavía a “la puja”. Es curioso cómo, en congresos y encuentros nacionales de cofradías, se palpaba, en determinados sectores cofrades, una gran preocupación por este tema, no por el hecho de asumir como propio las formas pasionales sevillanas, si no por que las consecuencias de esa copia, fueran la desaparición de las formas propias de entender la pasión, muerte y resurrección de Cristo lo cual, desde el punto de vista tanto cultural, como antropológico, sociológico y hasta cristiano, se ve, se palpa, como un paso atrás y una pérdida del acervo cultural, sociológico y antropológico propio. La crítica no se centraba en absoluto por el modo de hacer lo importado, sino en la consecuencia de ello, cuestión que, parece ser, se mantiene oculta ante los ojos del nuevo talibanismo cofrade. Para ello, para comprender este tema y ponerlo en su justo lugar es conveniente saber discernir y diferenciar entre tradición, costumbre y rutina; incluso, en determinados momentos, será necesario establecer que tradiciones son inventadas y cuáles no. [2]

"La imbecilidad es cosa seria"
Maurizio Ferraris

Por otro lado, es notorio que la influencia de Sevilla, está presente en toda España y en otros aspectos que no tienen que ver ni con la carga ni con la música. No se puede olvidar, por ejemplo, que el actual hábito penitencial caracterizado por el alto capirote, la túnica asotanada y el cíngulo, son recogidos de la semana santa hispalense que los recupera en la segunda mitad del siglo XIX. Curioso que zonas como Valladolid, Medina del Campo o Zamora, con una impresionante imaginería y tradición pasional, prefirieran este hábito antes que el que se usaba en la época barroca; dicho hábito, a día de hoy se mantiene exactamente igual al antiguo en localidades como Bercianos de Aliste, Villarrín de Campos, Medina de Rioseco o en los disciplinantes de San Vicente de la Sonsierra.

No debe sorprender por tanto, que Daniel Cuesta Gómez, cofrade segoviano, jesuita y recientemente ordenado sacerdote en la Catedral vallisoletana, haya escrito un recomendable libro titulado “La Esencia. Lo castellano y lo andaluz en nuestra Semana Santa. Valladolid, Sevilla y Segovia” [3]donde estudia sobre todo el caso segoviano; incide en una teoría que puede ser extensiva a otros lugares y, a la vez, explicar muchas de las cosas que suceden hoy en día. Según comenta, la gran crisis cofrade se produce en el siglo XVIII con el edicto de Carlos III sobre las procesiones de disciplina de 1777, con la llegada de la Ilustración y recibe la puntilla con la Guerra de Independencia y posterior desarrollo político del siglo XIX y los sucesivos procesos de desamortización que se vivieron en España. Ello llevará a que pasada la mitad del siglo XIX haya una profunda crisis cofrade en todo el país; por ejemplo, en Logroño desaparecieron las dos cofradías existentes, quedando reducido el mundo pasional a una sola procesión. Ese punto de crisis marcó, a la vez, el punto de inicio de la recuperación a partir de la restauración monárquica de Alfonso XII desde el año 1874.[4] Y, siguiendo al autor segoviano, Sevilla y Andalucía se recuperaron antes y con más elementos propios de cómo eran los fastos pasionales barrocos que el resto de otras regiones españolas.

Incidiendo en el tema sevillanista, ya tratado por otra parte en otra entrada de este mismo blog del año 2016, intentaré analizar algunas de las consecuencias menos visibles pero que, gracias a ellas, consiguen que, poco a poco, vaya calando en la gente, los cofrades, hasta acabar siendo admitido como algo meramente normal. Tres aspectos, el lenguaje, la tradición y el evolucionismo cofrade. Hay más consecuencias, que, posiblemente, sean tratadas más adelante.

1984. 
Neolenguaje al servicio de una idea

El primer punto, y muy importante, es el lenguaje. Vemos como, poco a poco, se van introduciendo nuevas formas de hablar, denominar, comunicarse.  En este punto es casi obligatorio mencionar a Jaime Buhigas,  escritor y conferenciante de filosofía, mitología y geometría sagrada. En una charla titulada “La caridad al encuentro del amor”,[5] exponía la crisis que, según él, está asolando la comunicación interpersonal dentro de las diversas sociedades actuales. Nos encontramos con una gran y profunda crisis de las palabras. Se supone que las personas podemos comunicarnos cuando entendemos, comprendemos y usamos un mismo código, en este caso, el lingüístico. La fractura en el hecho dialogal aparece cuando las palabras no cumplen con el cometido que tienen asignado, que no es otro que transmitir una información; pero, de tal modo y  manera que el que pronuncia una palabra y el que la escucha, se refieren a lo mismo. Y aquí, por poner un par de ejemplos, hemos pasado de “el paso titular estará expuesto”… a hablar de “veneración pública del Señor de…… el Señor se encontrará entronizado en su paso adornado y encendido a vela presidiendo el altar”. Hemos pasado de “paso titular” a “Sagrados titulares”, cuando la sacralidad de una imagen no la da el ser “las imágenes Sagradas que más devoción generan a los habitantes del lugar”. Sin entrar a explicar la diferencia entre imagen de devoción y escena narrativa o catequética, lo que podemos considerar como carácter sagrado de una imagen lo asigna la unción; que no es otra cosa que “la capacidad que tiene una imagen de acercar a la gente a Dios, de hacer empatizar con lo divino y así,… abrir a quien la contempla y a quien ora ante ella la puerta de la transcendencia” [6] Curioso cómo a pesar de que la unción puede adquirirse rápidamente o con el paso de los años, si uno mira las informaciones que en internet hay de cofradías de la meseta sur y Andalucía, todas o casi todas las hermandades o cofradías, tienen “sagrados titulares”. Y en Logroño, si hacemos caso a la revista que anualmente se publica por parte de la Hermandad de Cofradías de la Pasión, o la página web de la misma asociación, también. Hemos pasado, como si de una ceremonia de madurez juvenil se tratara, de paso titular a “sagrado titular“.

El lenguaje es tan importante en la vida de las personas y en las relaciones sociales que en muchos sitios el cambio del mismo puede dar lugar a  una newspeak o neolengua, tal y como recoge magistralmente Orwell en su novela 1984. No se llegaría al efecto que cita el escritor de que “se tenía la esperanza de que el lenguaje articulado llegara a salir de la laringe sin el concurso de los centros cerebrales superiores”[7], pero, visto lo visto, y observando ciertas actitudes cofrades logroñesas, en el camino estamos. Al final será verdad que, manipulando el lenguaje, la información real desaparecerá de nuestro mundo cofrade, siendo “reemplazada por un lenguaje encandilador que puede desembocar en el encantamiento” Solo nos quedará, al resto, “intentar localizar la información verdadera bajo la verborragia”.[8]

El segundo aspecto, ya señalado anteriormente, es el de la tradición. Siempre se habla de la falta de tradición en la Semana Santa de Logroño. O se menciona el carácter peculiar de la misma. Esto último es un concepto tan sumamente vago que da lugar a equipararlo a un cajón de sastre donde todo cabe y, sobre todo, explica absolutamente todo lo que se haga. Logroño, al igual que todos y cada uno de los lugares pasionales, no tiene nada peculiar que la haga diferente o excepcional de otros sitios; sin más, ha tenido, tiene y, se supone, tendrá, su desarrollo propio a lo largo de los siglos. El carácter peculiar desaparece cuando se sabe de la existencia de cofradías desde 1537, en el caso de la Vera Cruz y su procesión de disciplina el Jueves Santo por la tarde, tras el oficio de tinieblas; y la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Cruz de Jerusalén desde 1594 que organizaba la procesión de Viernes Santo por la tarde.

Domingo de Ramos, 1978
La Gaceta del Norte

Sí que es verdad que para analizar la actual situación de la Semana Santa “tradicional” de la capital riojana, su manera de expresarse en la calle, hay que retroceder y conocer un poco el desarrollo de la misma a lo largo del siglo XX, sobre todo desde 1940, año en que se funda la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro. Una manera de hacer historia, tan respetable y válida como otras, es crear modelos de comportamientos sociales, políticos, artísticos, etc; en este caso, la Semana Santa de Logroño pertenece a lo que se ha denominado en determinados sectores, como las “Semana Santas inventadas” o reinventadas en el siglo XX, junto a Pamplona, Valladolid y Zaragoza, dicho en orden alfabético. Igual que cuando se refiere a las cinco grandes, se está haciendo referencia a las cinco primeras ciudades que consiguieron la declaración de interés turístico internacional para sus fiestas pasionales. Son, también en orden alfabético, Cuenca (1980), Málaga (1980), Sevilla (1980), Valladolid (1980) y Zamora (1986). La siguiente fue León ya en el año 2002. Esta Semanas Santas inventadas corresponden a ciudades que, partiendo del mínimo desarrollo procesional, como puede ser una procesión, concretamente en Logroño, la de Viernes Santo por la tarde, desarrollaron un modelo de crecimiento prácticamente igual; Valladolid comenzando en 1920 con la llegada al arzobispado de Remigio Gandásegui y las otras tres ciudades a partir de los años 40 del siglo XX. A partir de ahí comenzaron a formarse cofradías en unos sitios, en otros revivieron las que ya existieron; con desigual  desarrollo dependiendo de las características particulares de cada ciudad, ampliaron sus procesiones, vía crucis, rosarios, llenando todos o casi todos los días de la Semana Santa con diversos fastos pasionales en la calle. Evidentemente, los resultados han sido diferentes en los cuatro sitios, pero el modelo inicial ha sido el mismo.

Es obvio que falta conocer el desarrollo de la Semana Santa en Logroño en el siglo XIX, sobre todo en la segunda parte de dicha centuria. Solo sabemos que, como ya se ha dicho, las dos agrupaciones pasionales desaparecieron y tan solo quedó la procesión del Santo Entierro que, más o menos invariable y con ligeras modificaciones, se mantuvo prácticamente igual hasta los años 40 del pasado siglo donde comenzó su expansión y, posterior modificación. A grandes rasgos las mayores modificaciones fueron, la creación de una asociación para gestionar el movimiento pasional; a partir de ahí, la mejora de los pasos, retirando los que se encontraban en peor estado, el Medio Cuerpo, la Columna, por ejemplo, e incorporando otros, debido esto último, sobre todo, a gestiones personales, tales fueron el caso del Cristo de las Ánimas o la imagen de María Magdalena. Mientras en otros sitios como Zaragoza el crecimiento fue espectacular o Valladolid, ejemplo de desarrollo armónico, en Logroño, el movimiento pasional no logró despegar, viviendo desde los inicios de los años setenta de la pasada centuria una crisis casi constante que, junto a un olvido por parte de la Iglesia oficial, les ha hecho llegar a las agrupaciones pasionales a estos tiempos ya bien entrado el siglo XXI en una situación y estado de cuasi escualidez.

Al hacer una aproximación al hecho cofrade y analizarlo desde el punto de vista de la tradición y poniéndolo en referencia lo anteriormente dicho del proceso de recuperación del hecho pasional desde finales del XIX, nos encontramos con un mundo donde lo indicado por el historiador británico Eric Hobsbawm, no se cumple. Indica, por poner un ejemplo y refiriéndose a la monarquía británica, que “las tradiciones que parecen o reclaman ser antiguas son a menudo bastante recientes en origen, y a veces inventadas… El término tradición inventada… incluye tanto las tradiciones realmente inventadas,… como aquellas que emergen de un modo difícil de investigar… y se establecen con gran rapidez…. Implica un grupo de prácticas…que buscan inculcar determinados valores o normas de comportamiento por su repetición”[9]

Recientemente hemos oído que se puede considerar atrevido considerar que, en Logroño, exista tradición musical en los fastos pasionales y que, como no puede ser de otra manera, lo que se ha hecho, ha sido sumar influencias, textualmente, “del resto de las ciudades”. Está documentada la presencia musical en los desfiles pasionales logroñeses y de otras localidades riojanas, desde finales del siglo XIX. Aun así, “sabemos que de antiguo venía siendo costumbre acompañar las procesiones de Semana Santa con el redoble de un tambor destemplado como signo de respeto y manifestación de luto”. Se hacía en Soto en Cameros o en Treviana en 1726. [10] En el siglo XX, solo hay que leer las crónicas de los periódicos locales para ver como existía acompañamiento musical, tanto de la banda de música, como de las bandas de cornetas y tambores militares de los dos cuarteles, de infantería y de artillería, que se encontraban en Logroño. “La banda civil del maestro Ábalos se situó detrás del paso de La Oración en el Huerto y la banda del Regimiento Mixto de Armas detrás de las autoridades” [11] (cerrando la procesión).

A lo largo del siglo XX la presencia de acompañamiento musical en la Semana Santa logroñesa se generaliza y, tras el abandono de las bandas militares desde mediados de los años sesenta y tan solo la presencia de la BT y C de la Cruz Roja acompañando al paso de la Piedad y la Banda Municipal cerrando el desfile procesional tras la presidencia eclesiástica de la misma, pasan y aparecen las secciones musicales de las cofradías; Siete Palabras en los años sesenta, Flagelación en 1970, Nazareno en 1975, que incorpora sección de viento en 1978, se unen a la BBTT de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, embrión de la futura sección de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Todas ellas, en sus inicios, copian lo que se hacía anteriormente y el sonido que se escucha en las procesiones logroñesas son, evidentemente, marchas militares y derivaciones de ellas. También es necesario tener en cuenta que buena parte de los componentes de las citadas bandas son infantiles y los periodos de ensayo comenzaban en enero y acababan con la llegada de la Semana Santa. Por eso, decir que se copió desde el principio al Bajo Aragón se puede considerar como un error.

La Gaceta del Norte
Domingo de Ramos 1976. 

Siguiendo con las interpretaciones “curiosas” de la Semana Santa logroñesa, se ha leído en una publicación [12] que en 1975 al trasladarse a la ciudad de Logroño parte de la Segunda Comandancia Móvil de la Guardia Civil del sevillano cuartel de Eritaña a Logroño, su magnífica agrupación musical no fue requerida por ninguna cofradía para salir en los desfiles procesionales de Logroño. Dicho así, es un planteamiento razonable y lógico. Lógica que desaparece cuando uno estudia la situación de Logroño y de su Semana Santa en el citado año y posteriores. Día sí y día también se dudaba de la continuidad de la Semana Santa en la calle. “Falta colaboración. La Hermandad no puede ni debe morir”.[13] “La Semana Santa logroñesa no debe morir” [14] “Los desfiles procesionales deben conservarse a ultranza”[15] Bastante se hizo en aquellos años con mantener viva la Semana Santa. Aun así, se puede leer en prensa que, en la procesión del Santo Entierro de 1976 se vio “el desfile de las fuerzas de la Guardia Civil, que acompañaron a los pasos de La Dolorosa y el Santo Sepulcro, desfilando con un gran fervor y marcialidad” [16] acompañado de una foto con parte de la sección de viento que procesionó aquel día.

La Gaceta del Norte, 18 de abril 1976
Domingo de Resurrección

Será a partir del final de la década de los ochenta cuando las cofradías comiencen a tener contacto con el exterior, visitando, acudiendo a otras ciudades y pueblos, empapándose del hacer de otros lugares. Siguiendo la estela de lo acaecido en los años cuarenta del pasado siglo, el valle del Ebro actúa de medio difusor y receptor de influencias, sobre todo de la parte más oriental hacia la más central. Se copió, inicialmente, para después trabajar y modificar sobre una base de percusión a las bandas que entonces alcanzaban en Zaragoza su cénit tras copiar, también el culto al tambor del Bajo Aragón. No olvidemos que fue el pasado 2014 cuando Zaragoza celebró los setenta y cinco años del tambor. En el final de la década de los setenta es cuando la música de la Semana Santa logroñesa toma el camino aragonés. Comenta la prensa que el “Domingo de Ramos asistirán también la Banda de tambores de la cofradía del Prendimiento y el Dolor de la Madre de Dios, de los Padres Escolapios de Zaragoza” [17]

También ese mismo año un piquete de veinte miembros de la cofradía logroñesa de las Siete Palabras y el Silencio fue invitado a la exaltación del tambor de la capital maña. “En la exaltación del tambor en Zaragoza Los tambores de la Cofradía logroñesa de las Siete Palabras, sorprendieron” Prosigue la crónica indicando  que “la intervención de esta embajada logroñesa ha sido motivo para que la Cofradía de Híjar, que también participó en este acto, los invitara a la gran fiesta que con motivo del Domingo de Ramos se celebra en esa localidad, no pudiendo acceder a esta invitación”[18]

La Gaceta del Norte

Los años ochenta prosiguen e inciden en este camino iniciado; se empiezan a ver los grandes bombos en Logroño y, gracias al esfuerzo de los componentes de las diversas bandas se produce, lenta e inexorablemente, el cambio de las antiguas marchas militares hacia composiciones con sabor bajoaragonés. Los años noventa y el siglo XXI con la irrupción de internet y la socialización masiva de los hechos pasionales, nos lleva a lo que tenemos en la actualidad en Logroño. De todos modos es un tema que mereciera un estudio particular y mucho más profundo, aunque debemos admitir que en Logroño si existe tradición cofrade, desde hace muchos siglos y tradición musical desde hace unas cuantas décadas; negarlo, rozaría la prepotencia y, sobre todo, el desprecio a la gente que, con sus errores y sus aciertos, nos han hecho llegar hasta hoy  nuestra Semana Santa; por otro lado es claro que tenemos un pasado por conocer, un presente que vivir y crear y un futuro por construir, adaptándonos a los nuevos tiempos que llegan, pero sabiendo de dónde venimos, que hacemos y a dónde vamos. Por cierto, indicar que el Domingo de Ramos de 1979 la sección musical de la escolapia cofradía logroñesa fue a Híjar, tal y como lo refleja la prensa.

Finalmente, el último punto a tratar será el de la innovación. ¿Qué es innovar? Según las RAE “mudar o alterar algo, introduciendo novedades” El proceso sevillanista ha dado lugar, según comentan cofrades de Palencia, León, Oviedo, Madrid a respuestas que oscilan desde el consabido “somos sevillanos y como estamos fuera, nos gustaría enseñar cómo se vive la Semana Santa en nuestra ciudad” , pasando por “buscamos soluciones a problemas nuevos” o el más normal y el que suele predominar de “hacemos lo que nos da la gana y ya sabes, si no te gusta, con no venir, todo arreglado”. Siguiendo a la RAE, cualquier cosa que se modifique puede ser una innovación, aunque, si miramos la segunda acepción no sería eso sino que significaría “volver algo a su anterior estado.” [19] Al final, parece ser que, según los expertos en el lenguaje, innovar es una cosa y, a la vez, lo contrario, lo cual no deja de ser paradójico. Y más todavía en una realidad tan mutable, cambiable, sensitivo y escasamente racional como es el mundo cofrade y de las cofradías.

En la ciudad de Logroño hemos asistido a un proceso ¿innovador?, que ha consistido en traer los modos de portar los pasos del sur de España y las consecuencias que ello conlleva; en 2015 se dio la aparición del primer paso a costal en la historia de la Semana Santa logroñesa La cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, decidió que el Cautivo, tallado por el recientemente galardonado con la imagen de Nuestra Señora del Sagrario para la cofradía vallisoletana de la Sagrada Cena José Antonio Navarro Artega, saliera el Lunes Santo en lugar de la Oración en el Huerto y, además, portado a costal. El año siguiente, la cofradía de la Flagelación de Jesús culminó el proceso de modificación del paso titular (“sagrado titular”) para ser portado de modo parecido, ya que la molía, como se hace habitualmente en Jerez de la Frontera, es considerado como una manera más de la carga interior. Ese año 2016, al cumplir las bodas de oro de la cofradía, en su procesión extraordinaria, realizaron el trayecto desde su sede canónica hasta la parroquia de Santiago, el Real a molía. Y, tras incorporar los varales, portar el paso a varal de vuelta hasta su sede canónica. El plan inicial era realizar el Vía Crucis de Martes Santo en las calles parroquiales de su sede canónica a molía y, en la participación en la procesión del Santo Entierro, portar el paso exteriormente. Así se hizo el año 2017 para, desde 2018, ser la molía el único modo de portar el paso en todas sus salidas a la calle.

A la hora de analizar este cambio y escuchar, atónito y sorprendido todo hay que decirlo, determinadas explicaciones, a uno le viene a la cabeza una escena de la película de José Luis Cuerda, “Amanece, que no es poco”. Aquella en la que aparecen el cabo Gutiérrez, magistralmente interpretado por José Sazatornil, Saza,  Bruno, escritor argentino al que da vida Arturo Bonin, y Morencos, obra de Fernando Valverde. Es ese momento, donde el cabo Gutiérrez le dice a Bruno, “… me dicen estos amigos que ha escrito usted Luz de agosto, la novela de Fulkner… ¡de William Fulkner! ¿Es que no sabe que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Fulkner?” Cuando el escritor intenta disculparse aludiendo al origen americano de los dos escritores, Morencos le dice ¡Coño, Bruno, no  seas cínico que tu novela es la traducción de Luz de agosto que hizo Pedro Lecuona para la editorial Goyanarte, palabra por palabra”.

Observando y viendo en perspectiva el desarrollo de la Semana Santa logroñesa desde 1940, está claro que en estos más ochenta años se han dado procesos de innovación. Como avance, y también, como retroceso hacia posturas que pudiéramos considerar más conservadoras. Los avances en la Semana Santa logroñesa se pueden considerar en varios niveles, en función del impacto, no solo para la Semana Santa, sino para la sociedad en la que se desarrolla.

Por un lado, los que consideramos como cambios normales y que realmente plasman una evolución y un deseo de mejorar lo que se venía haciendo. Lo ya citado de la desaparición de determinados pasos pequeños, muy deteriorados y que recordaban más a tiempos de finales del siglo XIX que de la mitad del siglo XX; caso de la Columna, del denominado Medio Cuerpo del que, por cierto, nunca más se supo o el pequeño Calvario que salía el Viernes Santo con dos imágenes que actualmente procesionan en el paso del Descendimiento. La aparición de otros pasos, casos del Cristo de las Ánimas, de la impresionante imagen de María Magdalena, la confección del manto y el palio para la Dolorosa; las andas nuevas que se realizaron para el Santo Sepulcro. Que las dos últimas imágenes citadas pasasen a ser portadas a hombros desde mediados de la década de los sesenta del siglo XX.

El proceso de creación de cofradías, que se pudiera considerar en un principio, como una innovación, en Logroño es más el modo en que se iba a desmantelar la antigua Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro. La pésima e inexistente gestión de la misma desde las instituciones eclesiales, unido a la ya citada idea de la mera supervivencia de los desfiles procesionales, así como cierta visión terraplanista del hecho cofrade a la hora de aceptar los cambios propuestos por algunas cofradías, derivó en un camino hacia ninguna parte en el que, a día de hoy, todavía se sigue inmerso tanto por la autoridad eclesiástica como por parte de las asociaciones pasionales.

Sin duda alguna, la mayor innovación que tuvo la Semana Santa en Logroño fue la aparición de la obra de Narvaiza para la cofradía de Jesús Nazareno en el año 1969. La aparición en el declive del franquismo, en plena época post conciliar, de un paso diferente en concepción de la imagen, de ser hecho para que adquiera su máximo esplendor en la calle; la simpleza de las líneas de la imagen y de las andas para portarlo,  el predominio de la línea recta, el curioso significado numérico de todo el conjunto, el portar la cruz en el hombro derecho cuando lo normal es llevarlo en el izquierdo, el tipo de madera usada, el modo en que se usa la madera, la iluminación de la imagen, el mismo proceso de policromado, los colores de las andas, de las varas de carga, de las horquillas en las que se apoyó la figura el primer año en las paradas durante la procesión del Encuentro, el color de las túnicas de los hermanos cofrades, el modo de cubrir la cabeza con la pañoleta, el color de la misma, la creación de diferentes espacios entre figura y portadores, la disposición de la cabeza, casi podría decirse que retomando el modelo de mano tendida del maestro gallego Gregorio Fernández, la mano izquierda caída, el impresionante tamaño de la figura. Logroño asumía uno de los primeros pasos post conciliares en los fastos pasionales en la calle. Y dicha imagen, se puede decir que no fue entendida; ni por los miembros de la cofradía, ni por la Iglesia, ni por el resto de cofrades ni por la gente en general.

Aun así, la aparición del Nazareno fue, como todo en la vida, el resultado de un proceso. Proceso en el que, igual sin saberlo o tenerlo muy claro, participó toda la sociedad de la ciudad, cofrade y no cofrade; tan solo hay que leer la prensa del momento para darse cuenta de ello. Se puede decir que significó el fin definitivo de la uniformidad que trajo el nacionalcatolicismo triunfante en 1939 y que ya había dado muestras de resquebrajarse, por ejemplo, con la aparición de los hábitos de la incipiente cofradía de la Soledad y de la Flagelación, más tradicionales en la concepción tanto de color como de configuración de túnica y capuz, no olvidemos, tomado de la Sevilla de finales del siglo XIX.

Con el paso de los años, el proceso de asentamiento de la innovación cambió, produciéndose, dentro de la cofradía nazarena, como se ha citado anteriormente, un camino hacia posiciones más tradicionales- conservadoras, obviando el paso dado a finales de los sesenta del pasado siglo; se empezó cambiando la túnica, pasando al normal color morado de las advocaciones nazarenas; se modificó el color de las varas de carga, el color de las horquillas, el capuz cambió de tipo de tela y de disposición, los guantes de los cofrades cambiaron de color; ya entrado en el siglo XXI se volvió al tradicional capuz alto de color morado. Es más, se puede calificar de error el hecho de la modificación de las andas acometida en 2010 donde se hizo todo igual con la excepción de redondear las andas obviando la rectitud de las andas iniciales, además de la nefasta configuración de la iluminación del paso basada en focos en las cuatro esquinas de las andas. Se obviaron los faroles de las varas de carga que, gracias a la intervención de algunos cofrades, no acabaron en la basura. La cofradía demostró lo que  es un claro ejemplo de cómo no hay que gestionar una situación innovadora en el mundo cofrade.

Otra gran innovación  de la Semana Santa logroñesa, quizá la más importante, fue la incorporación de la mujer al mundo cofrade, a partir de los años ochenta del siglo XX, tras el Decreto sobre la reforma y actualización de los estatutos de asociaciones, hermandades y cofradías diocesanas de fecha 10 de julio de 1981, donde, a la luz del Vaticano II, el decreto Apostolicam actuositatem y la constitución pastoral Gaudium et spes. [20] En el citado decreto se daba un plazo de un año para actualizar los estatutos vigentes; si no se hacía quedaban derogados. A día de hoy en prácticamente todas las cofradías hay portadoras, hay hermanas en las secciones musicales, tienen presencia en las Juntas de Gobierno, y uno de los aspectos más importantes es que se ha normalizado el hecho de que sean hermanas mayores donde lo decidan sus hermanos.

Lo demás, observando los hechos a la vista de la realidad social que rodeó, rodea y, previsiblemente, rodeará al mundo pasional logroñés, apenas ha supuesto grandes cambios-innovaciones en el desarrollo de la Semana Santa logroñesa; el costal, la molía, la música prosevillana incorporada con mayor o menor acierto, el intento de hacer primar el folklorismo- cultural, no dejan de ser, en el fondo, modas que más o menos asentadas quedarán o no, a gusto de los cofrades, pero que no influirán a la larga en el devenir de las asociaciones pasionales, si estas asumen el papel que, a día de hoy, o no quieren asumir o no les dejan hacerlo. Por eso mismo, porque las cosas no son ni blancas ni negras y abundan los grises, porque no hay buenos ni malos, solo personas que actúan con la mejor voluntad unas veces acertando, otras equivocándose, seguiremos diciendo, como Saza y Fernando Valverde le dicen a Bruno Morin que no, que no ha escrito Luz de agosto, que solo ha plagiado una obra de Faulkner. 



[1] Martín, Daniel: Historia breve de un matrimonio de conveniencia. En Revista Nazarenos, nº 0, pág. 34, Sevilla, 2021

[2] Hobsbawm, Eric  Introducción: la invención de la tradición  en Hobsbawm, Eric y Ranger, Terence (Eds.) La invención de la tradición, págs.3-17, Crítica, Barcelona 1983.

[3] Cuesta Gómez, Daniel, sj La esencia. Lo castellano y lo andaluz en nuestra Semana Santa. Valladolid, Sevilla y Segovia. Diputación de Segovia, Segovia, 2019.

[4] Uno de los mejores análisis de este período en Martínez Cuadrado, Miguel: La burguesía conservadora (1874-1931), Hª de España Alfaguara Vol. VI, Alianza Editorial, Madrid, 1981

[5] https://www.youtube.com/watch?v=3nBCY0q-SvA&t=678s

C Cuesta Gómez, Daniel, sj La procesión va por dentro  Ed. Mensajero, Bilbao, 2020 pág. 113

[7] Orwell, George: 1984  DeBolsillo, Barcelona, 2018, pág.324.

[8] Robi, Armand: La falsa palabra, Pepitas de Calabaza, Logroño, 2007, pág. 22

[9] Hobsbawm, Eric, Op. Cit, pág 8-9

[10] Labarga García, Fermín, Las cofradías de la Vera Cruz en La Rioja. Historia y espiritualidad. Diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño, Logroño, 2000, pág. 223.

[11] Ugarte Alonso, Eugenio. Historia de la Semana Santa de Logroño. Ed. Particular, Logroño 2011, pág. 60

[12] https://culturaypasionriojana.blogspot.com/2021/03/historia-cuando-en-logrono-tuvimos-la.html

[13] Diario La Gaceta del Norte  18-3-1975.

[14] Diario La Rioja, 15-4-1976

[15] Diario La Gaceta del Norte, 3-4-1977

[16] Diario La Gaceta del Norte 18-4-1976

[17] Diario La Gaceta del Norte 19-3-1978.

[18] Diario La Rioja, 18-3-1978

[19] https://dle.rae.es/innovar

[20] Álvarez Martínez, Francisco, Decreto sobre la reforma y actualización de los estatutos de asociaciones, hermandades y cofradías diocesanas, Diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño, Calahorra, 1981

domingo, 18 de julio de 2021

NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE SANTIAGO. MEDINA DE RIOSECO.

 

Nos acercamos a la Semana Santa de la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco y una de sus imágenes más antiguas e importantes. El conocido como Nazareno de Santiago. Inicialmente se atribuyó a Gregorio Fernández, aunque publicaciones de finales del siglo pasado lo atribuyen a la mano del vallisoletano Francisco Díez de Tudanca.

Paso en el que Cristo avanza con la cruz a cuestas camino del Calvario. Paso vacilante, asiendo la cruz con las dos manos. Pies desnudos que permiten observar los pliegues de la ropa perfectamente realizados, creando sensación de movimiento. Aun así, se puede distinguir la anatomía de las dos piernas en acción de caminar. El rostro de Jesús transmite calma. Barba y cabello con formas curvilíneas.

Ha padecido varios procesos de restauración a lo largo de su historia. Es portada a hombro por catorce cofrades. Los dos sayones que acompañan a la imagen de Cristo, se realizan hacia la mitad del siglo XX por Claudio Tordera, siendo policromados por  Gabriel Osmundo Gómez. El de delante con trompeta sujetando una cuerda que ata al Nazareno y el de la parte posterior con toca y una lanza. Se cuenta que, anteriormente, había otros dos sayones, siendo llamado el de delante El Cornudo por ser el instrumento musical que tocaba, en lugar de la trompeta.

Procesiona los Jueves Santo por la tarde con el resto de la cofradía de la que es titular. Pertenece a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Santiago y la Santa Verónica. La cofradía fue fundada en el siglo XV, siendo una de las más antiguas de la ciudad riosecana; se reorganizó en 1916, teniendo en la actualidad casi medio millar de hermanos. Tienen túnica y careta de terciopelo morado, con cinturón negro.



Otros pasos de la cofradía:

La cofradía estrenó en el año 2000 el paso de la Verónica, gubiado por el leonés José Ajenjo Vega. Tres figuras, Jesús con la cruz a cuestas, la Virgen María y la Verónica sujetando el paño con el rostro impreso de Jesús. Es portado por dieciséis hermanos.

domingo, 4 de julio de 2021

JESÚS CAMINO DEL CALVARIO.TORO

 


*AUTOR Hipólito Pérez Calvo

*COFRADÍA: *SEDE CANÓNICA: Cofradía de Jesús Nazareno y Ánimas de la Campanilla.

Iglesia de Santa Catalina. Toro (Zamora)

*DÍAS QUE PROCESIONA: Madrugada de Viernes Santo, procesión oficial de la cofradía tras el Sermón del mandato. Partiendo de la sede canónica a las seis de la mañana, y recogiéndose en torno las dos del mediodía.

También procesiona la cofradía el Martes Santo en el traslado del Ecce Homo del convento de las clarisas a la sede canónica. Finalmente también realizan la procesión de la Virgen de la Soledad, el Sábado Santo.

*OTROS DATOS:

Imagen realizada en 1983 por el imaginero zamorano Hipólito Pérez Calvo; costó 450.000 pesetas de la época (2.705,56 €). Es una imagen de gran envergadura (2,30 metros de altura) que rememora el momento en que Jesús, condenado ya a muerte, recoge la cruz para caminar hacia el Calvario.

Como dato curioso diremos que no está policromado, sino recubierto de una fina capa de aceite, estando la madera vista en algunos lugares puntuales de la imagen. Imaginero muy influenciado por su maestro, Pérez Comendador y también por Mariano Benlliure. En esta imagen parece buscar el legado espiritual de Gregorio Fernández. Cristo es representado de una manera portentosa y marchando rápido hacia la muerte.

Procesiona sobre una mesa ya usada por la cofradía para otros grupos escultóricos. Debido al gran tamaño de la imagen respecto al resto de pasos de la cofradía, es apodado como Manazas, uniéndose a la sección de apodos peculiares como el caso de Logroño donde el Nazareno es apodado como Pelotari, debido al tamaño de la mano izquierda de la imagen.



Otros datos de la cofradía:

La citada cofradía posee los siguientes pasos: la Cruz desnuda, la Santa Cena, la Oración del Huerto, la Flagelación del Señor, el Ecce Homo, Jesús del Perdón, Jesús Nazareno, la Verónica, la Desnudez, Cristo al Expirar, la Virgen Dolorosa.

Como nota curiosa, la citada cofradía posee la tradición del “conquero”, también llamado cagalentejas; desde el Jueves Santo  al medio día hasta después de la procesión de la madrugada del Viernes Santo, portando las concas para beber vino y con el único sonido de las monedas y las insignias al golpear el suelo, piden limosna, primero en las cuatro parroquias de la ciudad y luego en el desfile procesional.