lunes, 9 de enero de 2017

LA VARA DORADA Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

 
Sobre estas líneas un pantallazo de un escrito que una cofradía logroñesa colocó en su página oficial de Facebook y retiró a la misma velocidad con que lo publicó. La cofradía que lo hizo, es lo de menos; lo importante son las conclusiones que podemos extraer del escrito.
Vamos a obviar la gran cantidad de faltas de ortografía que aparecen en el escrito; lo mismo con la carencia de signos de puntuación, lo que obliga a un mayor esfuerzo por parte del lector. No extraña la puntuación de los escolares españoles en las pruebas PISA, por ejemplo, o la ausencia de universidades españoles entre las mejores del mundo.
Recientemente en el IV Encuentro Nacional de Jóvenes Cofrades Palencia 2016 se tuvo la suerte de escuchar a Daniel López Díaz que, con treinta años recién cumplidos, es el Hermano Mayor de la Hermandad Humildad y Paciencia de Alicante, así como miembro de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías alicantina. En su testimonio “La Vara Dorada”, hizo un alegato sobre la importancia de los jóvenes en las Juntas de Gobierno y como, los miembros de las Juntas y el Hermano Mayor, están para servir a la cofradía, no para apropiarse de la vara dorada de mando. También Agustín López habla del despotismo de la vara dorada y como, los hermanos mayores, “llegan al puesto sin ser nada, cuando se vayan volverán a ser nada, pero en ese período es goloso el creerse auténtico todopoderoso”[1]
Contrariamente a lo que pasa en otras latitudes donde las varas doradas son apetecibles y cada vez más hermanos se presentan a esos puestos [2], en nuestra ciudad sucede lo contrario. Raro es el caso con más de un candidato para ese puesto o simplemente uno, como se ha visto recientemente en la cofradía del Cristo de las Ánimas, donde en la primera convocatoria no se presentó nadie.
Del escrito se pueden sacar conclusiones, evidentemente, todas negativas, para el desarrollo de la vida cofrade, en este caso de una cofradía en concreto, pero que, en unos momentos u otros, ha pasado en todas las agrupaciones pasionales de Logroño. Sin temor a equivocarme puedo asegurar que un cofrade nunca traiciona a su cofradía; un cofrade nunca “tira para atrás”; un cofrade nunca pone zancadillas a su Junta de Gobierno; un cofrade nunca incordia; una cofradía no se resiente por que unos cofrades no estén de acuerdo con los rectores de su agrupación.
Un cofrade puede opinar diferente que el Hermano Mayor; y no pasa nada; un cofrade puede creer que su Junta de Gobierno actúa erróneamente, y no pasa nada; un cofrade puede pensar que su cofradía debiera gestionar la economía de otro modo; y no pasa nada; otro cofrade puede creer que la banda de acompañamiento musical propia debiera funcionar de otro modo; y no pasa nada; un cofrade puede creer que las salidas procesionales debieran organizarse diferente a como se hace habitualmente; y no pasa nada; un cofrade puede creer que la caridad debiera ser parte importante de la vida cofrade; y no pasa nada.
Una de las funciones de las Juntas de Gobierno de cualquier asociación pasional, incluidas las Juntas de Cofradías, la de Logroño también, e incluso me atrevería a decir que también del Secretariado de Diocesano de Hermandades y Cofradías, será la de ser capaz de crear espacios de libertad donde los cofrades puedan intercambiar opiniones sobre cualquier tema que afecte a la vida de la cofradía o a su vida como miembro activo de nuestra Iglesia diocesana. Es decir, potenciar la libertad de expresión entre los cofrades y ser receptivos a las inquietudes de sus cofrades. Además, deben ser capaces de gestionar los diferentes modos de pensar y vivir el hecho cofrade y, a ser posible, aunarlos para poder remar todos en la misma dirección. La reacción que nos muestra el escrito es aquella que tan bien se explicaba en la película francesa “Los niños del coro”, el principio de acción- reacción: cómo no me gusta lo que dicen de mi actuación, cierro la página y así acabo con las voces discordantes. Como si a día de hoy, actuaciones así fueran suficientes para acabar con la discrepancia. Es más, puede traer como consecuencia lo contrario, el enconamiento de las posturas enfrentadas; es fácil abrir una página en cualquier red social; y si se añade en el título la coletilla “no oficial”, permite lo dicho anteriormente: aumentar la tensión en la vida cofrade. [3]
Crear espacios de libertad y diálogo no quiere decir que las Juntas de Gobierno deban hacer todo lo que digan los cofrades; deberán ser analizadas las propuestas que reciban; estudiarlas, ver los pros, los contras y luego tomar una decisión. Decisión razonada que deberá compartirse con todos los componentes de la cofradía. No hay que olvidar un aspecto que parecen desconocer muchos cofrades: las cofradías las gobiernan las Juntas, elegidas democráticamente en asambleas; la Junta es responsable ante la asamblea que le ha elegido y es allí donde deberá dar cuenta de sus actividades. Y gobernar significa decir que si unas veces y otras, que no. Y, como se ha dicho anteriormente, no pasa nada.



[1] En “Despotismo de Vara Dorada”, https://denazaretasevilla.com/2016/12/11/despotismo-de-vara-dorada/
[2] http://sevilla.abc.es/20120502/sevilla/sevp-ambicion-vara-dorada-20120502.html
[3] Como ejemplo, la página de Facebook “Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, página oficial” no es gestionada por la actual Junta de Gobierno de la Cofradía.