domingo, 30 de enero de 2022

SEMBLANZAS. MANOLO TORCELLY. PASIÓN POR EL DESCENDIMIENTO.

 SEMBLANZAS

Inauguro la sección Semblanzas dentro del blog con el fin de traer y acercar a los cofrades del siglo XXI la presencia cofrade de algunos hermanos de diversas cofradías y que, por las razones que sean, jugaron un papel importante en el desarrollo de las mismas o simplemente fueron cofrades de a pie, de los anónimos que, en el fondo, somos los que realmente, damos vida a estas asociaciones y hacemos posible el hecho  de que año tras año, salgan a la calle las cofradías en los días de la Semana Santa.

Aparecerán cofrades que han estado en Juntas de Gobierno, que han gestionado la Hermandad de la Pasión en algún momento de su vida o simplemente personas que, alguna vez, sintieron la llamada de su fe o de su devoción a cualquiera de las imágenes que se procesionan y decidieron sumarse a las cofradías logroñesas.

Todas, o casi todas las entradas, están escritas tras entrevistar, en un margen de diez años, a los interesados; algunos siguen vivos, otros han fallecido ya y pueden, junto a otros hermanos y al primer cofrade de la historia, contemplar a sus titulares desde lo más alto.

MANOLO TORCELLY

PASIÓN POR EL DESCENDIMIENTO. 

Paso del Descendimiento delante
de las Agustinas Ernitañas en la calle Marqués de Murrieta, Logroño

Y que mejor persona para inaugurar esta sección que Manolo Torcelly; como bien indica el título, hablar de Semana Santa con Manolo es abrir la puerta a la pasión por el Descendimiento, ni más ni menos. Hasta hace poco tiempo, era normal verlo por la parroquia logroñesa de San Pablo ayudando y sirviendo en todo lo que podía.

Manolo nace en Logroño en 1928 en la logroñesa calle de San Juan. Vive en la calle Herrerías en su juventud. Tras cursar los estudios básicos, comienza a trabajar en el comercio textil logroñés, donde, en diversas empresas logroñesas, desarrollará toda su vida laboral.  A día de hoy, vive en una residencia preparada especialmente para personas de la mal denominada Tercera Edad.

Hablar con él es retroceder en el tiempo; otra ciudad, otras costumbres, otra sociedad; desde pequeño sintió que le gustaba la Semana Santa en la calle; “me gustaba mucho y ya cuando tuve edad pues mi ilusión más grande era sacar el paso que había sacado mi abuelo y que después lo había sacado también… mi padre alguna vez y un tío mío”. Entró en la entonces Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro con el número de hermano 652, el cual, metálico, se portaba en el capuz morado, justo en el centro de la cruz de Jerusalén, escudo de la pía asociación pasional logroñesa.

Paso Montado listo para procesionar. 

Resulta curioso el modo en que cada hermano intentaba acercarse al paso que quería portar. ”Era, bueno, la Hermandad… entonces (te daban) el hábito (blanco) y, con el capirote (morado)… ya podías ir a la que sería… al paso que sería… siempre y cuando te admitirían” (sic). Manolo pertenecía a ese grupo de cofrades que, año tras año y antes y después de la procesión del Santo Entierro se veían por las calles de Logroño con el hábito y el capuz en una bolsa donde asomaba, de cartón entonces y de plástico ahora, el puntiagudo capirote, mientras en la otra mano, se portaba la horquilla y la almohadilla de portador.

Por las fotografías y su testimonio, se puede datar su entrada en la Hermandad de la Pasión hacia la mitad de la década de los años cincuenta del siglo pasado. Su presencia en la fotografía que en a finales de los 50 se hacen los cofrades delante del convento de las Agustinas Ermitañas de Logroño, así como su participación en la confección de las andas nuevas estrenadas ese mismo año, así como en la gestión de la restauración de las figuras, permite aseverar esa fecha como la más probable en su incorporación a la citada Hermandad.

Acerca de ese hecho tan importante para la Semana Santa logroñesa, comenta que “cuando se hizo las andas nuevas, entonces dijimos, hombre, ¿porque no las exponemos para que lo vea la gente? Eh? Y en un comercio que había, que era enorme el escaparate que tenía, que ahora me parece que hay chinos, en Portales, la viuda de Almarric… y ahí se expuso el paso… se expuso el paso completo, con todas las figuras, muy bien preparado”. Ese año no partió de su sede canónica, la Imperial Iglesia de Santa María de Palacio, si no de la actual concatedral logroñesa, la Redonda.

Manolo Torcelly, con gafas, portando 
El Descendimiento un Viernes Santo por la mañana en su
traslado a la Concatedral de Santa María de La Redonda. 

Otro aspecto, muy propio del mundo cofrade logroñés, es el cuasi continuo enfrentamiento con el clero. En este caso, por la ubicación de las figuras el resto del año. A día de hoy y con la excepción del 2021 y 2020, donde el paso está expuesto en la iglesia de Santa María de Palacio, las figuras desaparecían de la vista de lo fieles. Han estado en cuartos, encima de armarios y en cualquier sitio, menos el que les corresponde que es estar expuestas al culto público.

Cuenta Manolo que, tras algunos encontronazos con el párroco de su sede canónica, un Jueves Santo no les permitió sacar las imágenes a la calle para montar el paso; decidieron los cofrades esperar y, cuando estaba el párroco en plena homilía, sacaron las imágenes una detrás de otra, por la calle central de la parroquia; otro año, el propio Manolo, junto a dos cofrades y tras la procesión del Santo Entierro, decidieron no retornar las imágenes a la parroquia y cuenta que “me las llevé donde yo trabajaba entonces que era Satrería Luna… que estaba en la calle Juan Lobo esquina Portales”. Gracias a la intervención del entonces tesorero de la Hermandad, Nicanor Rivas, la cosa se solucionó, pero estuvieron a punto de intervenir las autoridades judiciales y policiales de la época.

Montando el paso en el claustro de la 
Imperial Iglesia de Santa María de Palacio. 

El último gran servicio de Manolo Torcelly al Descendimiento fue colaborar en la fundación de la cofradía en 1987; hacia mediados de los años ochenta del siglo XX, la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro decidió que las tres últimas imágenes sin cofradía, a saber, María Magdalena, La Piedad y el Descendimiento, formasen cofradía propia. Y allí decidieron fundar la cofradía El Descendimiento de Cristo. La pía asociación compartía sede canónica con la Piedad y el Cristo de las Ánimas.

Finalmente y, tras dejar de salir como cofrade en la Semana Santa logroñesa, Manolo Torcelly abandonó la cofradía, costumbre muy arraigada en los cofrades logroñeses, abandonar las cofradías cuando se decide que su aportación principal, que suele ser portar el paso, llega a su fin o por razones de edad o por impedimentos físicos. Aun así, es muy normal observar a muchos de los antiguos hermanos viendo las procesiones logroñesas e incluso alguno de ellos, con lágrimas en los ojos. Y esto, sí que es una peculiaridad del movimiento pasional logroñés que existe y sería digno de estudio, ya que, cuando preguntas, la respuesta siempre suele ser la misma “porque ser cofrade y no ir… yo, para mí, o eres o no eres… seré un poco raro, ¿sabes? Pero soy de los que… activo o nada”.

Todas las fotos han sido escaneadas de originales

propiedad de Manolo Torcelly. 


domingo, 16 de enero de 2022

CRUZAR FRONTERAS, SIN MIEDO AL CAMBIO. NACER DE NUEVO


Uno de los grandes descubrimientos del recientemente terminado año 2021 ha sido poder leer y disfrutar la revista sevillana #Nazarenos. No por el hecho de ser de allí, de contarnos solo cosas de allí, algunas de las cuales, todo hay que decirlo, nos llegan a ser indiferentes y nos pillan un poco lejos, como por ejemplo todo la problemática que acarrea la carrera oficial; no por el hecho de pensar que ahí va a estar la panacea, el nuevo Santo Grial que nos ayude a los demás, mediante la vulgar copia por ejemplo, a levantar nuestro alicaído mundo pasional logroñés. No por el hecho de convertirnos en “sevillanistas”; no, simplemente por el hecho de que en esas páginas se pueden leer cosas que, en otras latitudes, como Logroño, sería impensable oírlas en voz alta, en cualquier medio de comunicación y, mucho menos, verlo escrito.

Por ejemplo, “No me gusta la Semana Santa, no me gusta un carajo. Ni aguanto bullas, ni creo en Dios, ni conozco más pasos que el Gran Poder y la Macarena. Pero el Sábado Santo salgo en la Soledad de San Lorenzo. Porque toda mi familia es de allí, vamos al barrio a ver a mi abuela, almorzamos con ella, nos vestimos mi padre y yo, me meto en la fila y ya. Ni siquiera sé si me gusta; lo hago. A mí que más me da si veo a mi abuela contenta” (1) 

O leer las palabras de Isidoro Moreno, Soy de formación autodidáctica, en gran medida marxista, pero hace ya tiempo me planteé lo que entendía como limitaciones del marxismo. Considerar que todo está explicado por la lucha de clases deja la historia de la humanidad al dos por ciento y decir que la clase social es la que determina todo, es un reduccionismo” o continuar con “Creo que es muy importante el estudio de los colectivos sociales. En el estudio de los rituales colectivos, me interesa mucho su significación identitaria a varios niveles: individual, familiar, grupal, de barrio, étnico, nacional, de género… La Semana Santa refleja y reproduce identidades” (2)

También leer que, para José Rodríguez de la Borbolla, antiguo presidente de la Junta de Andalucía, “el nazareno, o al menos en mi caso, sale a la conquista de la ciudad. Sale a conquistar la ciudad, que es su ámbito… Cuando sales de nazareno en Semana Santa dices “ahora os vais a enterar de lo que es una cofradía, de lo que es esto, y lo voy a demostrar yo, con mis hermanos que están aquí. Lo vamos a demostrar”. (3)

Vivimos tiempos pandémicos, difíciles, de cambio. Los modelos sociales, como no podía ser de otro modo, evolucionan, cambian constantemente. La pandemia, la globalización, las relaciones sociales, económicas, políticas, no son las mismas que hace diez, quince o veinte años. El pensador Zygmun Bauman lo denominó hace años como “sociedad  moderna líquida”; y la definía como “aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas”. (4). O podemos seguir a Hannah Arendt cuando dice que nos encontramos en tiempos de oscuridad. Si la función del ámbito público es arrojar luz sobre los asuntos de los hombres proporcionándoles así un espacio de apariencias en el que pueden mostrar de obra y de palabra, para bien o para mal, quiénes son y qué pueden hacer, entonces la oscuridad ha llegado cuando esa luz se ha extinguido”. Y, como consecuencia nos dice que “el ámbito público ha perdido el poder de iluminación que formaba parte de su naturaleza original. En los países del mundo occidental, en el que…, se ha considerado lo de emanciparse de la política como una de las libertades básicas, un número cada vez mayor de personas hacen uso de esa libertad y se apartan del mundo y de sus obligaciones con él… Pero con cada uno de esos abandonos se le inflige al mundo una pérdida casi demostrable: lo que se pierde es el compromiso específico y, habitualmente, irremplazable que debería haberse formado entre el individuo y sus prójimos” (5)

Ante esa situación existen dos opciones. Una es la de regodearse en el lado negativo de la realidad; la otra, verlo como una oportunidad de cambio. Un tiempo cambiante que nos puede permitir mirar hacia el futuro con optimismo, alegría y con ganas de actuar. El mundo cofrade logroñés, de por sí no líquido, sino helado, que se hunde día a día en la oscuridad más tenebrosa, debe recuperarse, debe mirar el futuro con optimismo, debe salir del ombliguismo en el que vive y salir adelante. Se me ha acusado de criticar y no proponer; se me ha acusado, insultado incluso amenazado por mantener una postura bastante diferente a la oficial. Pero eso no debe ser un obstáculo para seguir adelante. Y, siguiendo con el eje de la anterior entrada, uno sigue creyendo en los milagros. Milagros que nos puedan llevar a lo indicado en el título de la entrada. Cruzar fronteras, nacer de nuevo, avanzar. Todo ello lleva a su lado esa idea de que “Nacer de nuevo evoca cambio- una transformación, un giro de timón- y evoca comienzo, el principio de algo. El cambio es parte de la vida. Hay momentos en que el cambio es necesario y, a veces, hasta algún cambio radical… Dejas a la espalda un camino y empiezas algo distinto... Hay otro sentido del cambio que es crecer” (6)

En esas estamos y eso esperamos. Esperemos que, al igual que la revista #Nazarenos ja supuesto un soplo de aire fresco, roguemos para que nuestra Junta de Cofradías, nuestras Cofradías, nuestro Secretariado y nuestras Parroquias abracen esa posibilidad de nacer de nuevo, de transformarse. Es un deseo, pero que puede y debe hacerse realidad. Si no, nos quedarán los tiempos de oscuridad indicados por Hannah Arendt. 

Fotos: Luis Gárriz, excepto portada de la revista Nazarenos. 

 (1)Lobo, Pepe. Heavy Metal is painful. Revista Nazarenos nº 3, pág. 19, Sevilla, 2021.

(2)Cabrera, Carlos y Marín, Daniel. Isidoro. Entrevista al heterodoxo contemporáneo. Revista Nazarenos nº 1, pág. 86, Sevilla, 2021.

(3)Equipo de redacción revista Nazarenos, Borbolla. Entrevista al primer cónsul del Círculo Bético Augusto. Revista Nazarenos, nº 3, pág. 86, Sevilla, 2021.

(4)Bauman, Zygmun. Vida líquida. Austral, Barcelona, 2017, pág. 9

(5)Arendt, Hannah. Hombres en tiempos de oscuridad. Gedisa. Barcelona, 1990, págs. 4-5

(6)Rodríguez Olaizola, José María. La Palabra desencadenada. Creer en tiempos de pandemia. Ed. Sal Terrae, Santander, 2020, pág. 227 

lunes, 3 de enero de 2022

¿Y SI EL AÑO 2022 FUERA EL AÑO 0 DE LA SEMANA SANTA LOGROÑESA?

Hermanos de la cofradía del Cristo de las Ánimas
preparándose para la procesión del Santo Entierro. 

Comienza un nuevo año, apenas hemos pasado cuarenta y ocho horas del mismo y tras los fastos propios de la fecha, dentro del mundo cofrade, se comienza a notar un cierto nerviosismo. Ya estamos, ya se acerca, ya se huele, se palpa en el ambiente, aunque estemos en tiempo de Navidad, la proximidad de la Cuaresma y la Semana Santa. Las cofradías despiertan de su largo letargo. Han pasado casi ocho meses de hibernación, dentro de la cueva; se ha logrado sobrevivir gracias a los restos de la caza almacenados en la Semana Santa anterior. De todos modos es un despertar que se hace despacio, muy lento, paso a paso, no sea que la luz exterior, filtrándose desde la entrada de la cueva, deslumbre y acabe con el escaso norte que, a día de hoy, predomina en las asociaciones pasionales logroñesas.

Tras el Adviento y el tiempo de Navidad que estamos viviendo y acabará el próximo domingo, llegará el Tiempo Ordinario. Tras las fiestas, tras los excesos, llega la calma, el tiempo diario donde las actividades normales toman el mando. “El Tiempo Ordinario no nos sobrecarga con distracciones, ni siquiera religiosas o litúrgicas, por muy piadosas que nos puedan parecer, sino que nos mantiene arraigados en las grandes y motivadoras verdades de la fe. “ (1)

Portadores de Jesús Nazareno 
en la calle Mayor de Logroño
Y, ya dentro del mundo de la fe y puestos a pensar en los milagros, que mejor pensar que este 2022, todavía con la incertidumbre de saber si será el tercer año sin pasos en la calle, sea el año 0 de las cofradías de Logroño. Que tengamos un golpe de timón que permita cambiar la situación actual. Que nosotros, en esta ciudad, no tenemos Palacio Arzobispal, pero tenemos Curia Diocesana que dirige con mano de hierro el devenir de las cofradías; que no tenemos un Consejo General de Hermandades y Cofradías ni una Agrupación de Cofradías, pero tenemos una Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño que, con más o menos tino y dentro de lo que se le permite y puede, intenta gestionar del mejor modo posible el mundo pasional. Que tenemos una gran imaginería y que, a día de hoy, es prácticamente imposible, verla en todo su esplendor, salvo contadas excepciones. Que tenemos unas enormes ganas de aprender, de crecer, de ser mejores cofrades y avanzar, poco a poco, paso a paso hacia adelante.

Portadores de la cofradía de la Santa Cruz 

Pero, como suele ser habitual en estos casos, los obstáculos son más grandes que una presa de un pantano chino. Esta permanente oposición que se da entre los cofrades y los órganos encargados de gestionar las pías asociaciones no es nuevo; sesenta años de tiras y aflojas, sesenta años de intento de control por todas las partes, sesenta años de luchas por el ¿poder? Sesenta años de tres pasos adelante y cuatro atrás; sesenta años de abandono por parte de la Curia (bastantes problemas tenemos como para hacer algo con las cofradías, dicen cuando se les pregunta a los encargados del asunto); sesenta años de reducir a los cofrades a meros transportadores de pasos y músicos ocasionales; sesenta años de martillear a los mismos cofrades en las escasas ocasiones en que se les dirigen con una religiosidad totalmente ajena al hecho cofrade. Sesenta años de no tender puentes, sesenta años de incomprensión por las dos partes. Y, como dice el refrán; de aquellos barros, estos lodos.

Miembros de la banda de tambores de 
la cofradía de las Siete Palabras en la calle Portales. 

Si no, no se entienden las primeras reacciones que se han dado a la posible aparición en las calles logroñesas de otra sección penitencial rescatando  de su templo y sacando otra vez a la calle una imagen que ya procesionó en Logroño el siglo pasado durante un breve lapso de tiempo. Uno, quizá cándidamente, pensaba que una noticia como esa sería casi hasta aplaudida; una cofradía nueva en la calle después de más de treinta años. Más cofrades en la calle, más imágenes portadas por hombros cofrades. Una nueva posibilidad de crecer, de sumar, pero, todo parece indicar que, como siempre, el hombre es el único animal que tropieza dos, tres o infinitas veces, en la misma piedra.

Resuenan las palabras del Papa Francisco cuando el primer domingo de Adviento 2021 dijo aquello de: “Estén atentos, la vigilancia. Detengámonos en este importante aspecto de la vida cristiana. De las palabras de Cristo observamos que la vigilancia está ligada a la atención: estén atentos, vigilen, no se distraigan, es decir, ¡estén despiertos! La vigilancia significa esto: no permitas que tu corazón se vuelva perezoso y que tu vida espiritual se ablande en la mediocridad. Ten cuidado porque se puede ser "cristiano adormecido" —y nosotros lo sabemos: hay tantos cristianos adormecidos, cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual— cristianos sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración, que rezan como papagayos, sin entusiasmo por la misión, sin pasión por el Evangelio.”

Portadores del paso de La Flagelación
en la calle Portales de Logroño un Viernes Santo

¿Será 2022 el año 0 que marque un nuevo inicio en la religiosidad popular logroñesa? Quizá la respuesta esté, como siempre suele suceder, en las cosas sencillas. Rememorando a Mafalda, cuando un anciano, viendo en la calle a una joven gritó eso de “Esto es el acabose”, a lo que la citada niña contestó “No exagere, solo es el continuose del empezose de ustedes”. Pues, sí, ahí estamos, en el acabose. Y así nos corre el pelo; pero, como buenos seguidores de Jesús, no dejemos de creer en los milagros. Algunos dicen que existen, aunque en el mundo pasional logroñés, el milagro, a día de hoy, se reduzca al mero hecho de que las cofradías puedan salir a la calle cada año en la Semana Santa.

Dejo unas fotografías de Luis Gárriz Cano, donde aparecen los verdaderos protagonistas de la Semana Santa en la calle, los cofrades. Portadores, músicos o, simplemente hermanos de fila. 

(1)Chittister, Joan: “El año litúrgico. La interminable aventura de la vida espiritual”, Sal Terrae, Santander, 2010, pág. 104.