domingo, 24 de febrero de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Viernes Santo 1989. Debajo del Encuentro.

 
La cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores tiene una estrecha relación con el quizá mejor ejemplo de imaginería contemporánea de la ciudad de Logroño, artísticamente hablando;  el Encuentro obra de la gubia del maestro Quintín de Torre. Actualmente paso procesionado por la cofradía marista de la Santa Cruz, fundada en el colegio logroñés de San José el año 1991.
El paso, encargado por el Excelentísimo Ayuntamiento en el año 1941, debutó en las calles logroñesas el año 1945. Desde el principio era llevado a ruedas por parte de los empleados del parque de servicios del citado Ayuntamiento de Logroño. Escoltado por los maceros con traje de gala.
A finales de los años 80 del siglo XX, el Ayuntamiento comunicó a la Hermandad que no pondría personas para empujar el paso. Solo la escolta y el conductor. Ante la llamada de socorro de la Hermandad, la Junta de Gobierno nazarena, a través de uno de sus componentes, se puso en contacto con los jóvenes de la parroquia de Carmelitas. Los años 1989 y 1990, el paso del Encuentro, fue portado-empujado solo por las jóvenes del citado grupo parroquial, siendo la primera vez en la historia de la Semana Santa logroñesa que un paso procesionaba gracias al esfuerzo de un grupo integrado solo por mujeres. Es un buen momento para recordar y agradecer a Ana Rosa, América, Ana, Alicia, Isabel, Marga, etc… el que, gracias a su esfuerzo, uno de nuestros pasos no se quedara en los almacenes municipales sino que saliera a la calle, no faltando a su cita con los logroñeses, dentro de la cofradía de Jesús Nazareno. Posteriormente, serán los cofrades de la Santa Cruz los que lo procesionen. Pero esa, es otra historia.

domingo, 17 de febrero de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Mano Nazareno Viejo restaurada.

 
Sin duda alguna, la figura titular de la cofradía nazarena destaca por la mano izquierda. Cuelga inerte, casi sin vida, reflejando, en palabras de su autor, el cansancio por el tormento sufrido anteriormente. Por otro lado, es una mano fuerte, ruda, callosa, de un trabajador, en el fondo, de un carpintero. Aquí dejo una fotografía de la mano del Nazareno Viejo tras el proceso de restauración que se le hizo en 2004. Otra mano, otro modo de entenderlo. En este caso, en la primera disposición de la figura, esta mano se apoyaba en una piedra intentando frenar la caída; ahora, junto a la otra, intenta sujetar el madero, instrumento de tortura y muerte para los romanos.
En la anteriormente referida Asamblea de trece de febrero de 1969, se trató, además del nuevo hábito,  el tema del destino que se le iba a dar a la imagen del Nazareno Viejo, o Tercera Caída. El prior y párroco de Santiago, el Real, José Améscua, indicó que sería conveniente dejarlo en la capilla de la Dolorosa por lo menos un año. El motivo, era la gran devoción que había entre los cofrades y fieles de la parroquia a aquella figura que durante más de sesenta y cinco años estuvo presente en la vida de la ciudad, sobre todo, los días pasionales. También indicó el párroco la necesidad que la gente se “acostumbrara” al impacto de la nueva imagen nazarena.
La figura estuvo expuesta al culto público en la actual capilla del Cristo Románico de Santiago, el Real, hasta casi finales de los años 70 del pasado siglo. Al final, la figura acabó reposando en el almacén particular de un cofrade, lugar donde la cofradía guardaba sus enseres.
Se recuperó para el culto público en el año 1980, cuando vuelve a participar el Viernes Santo por la mañana en el Vía Crucis de la Juventud que, partiendo de la Plaza de Murrieta llega hasta la ermita del Cristo del Humilladero y regresa a Santiago. A partir de ese momento, la figura ha pasado por estar en lo alto de un armario en la sacristía de Santiago; lamentablemente hubo veces que envuelta en plástico ya que las goteras del tejado filtraban el agua de lluvia y la imagen recibía su impacto, potenciando el deterior;o también estuvo en la habitación cedida a la cofradía por la parroquia y finalmente, en el cuarto de la torre de la iglesia, centro de descanso del material propio de la cofradía. Las andas, fueron dejadas a partir de 1969 para que procesionara el paso de la Oración en el Huerto en el Santo Entierro. Posteriormente se recuperaron cuando este paso adquirió nuevas andas dentro de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén.
En 2005, al cumplirse el centenario de la adquisición del Nazareno Viejo, y tras la restauración indicada anteriormente, se le hicieron nuevas andas y se organizó una procesión extraordinaria el Jueves Santo por la tarde. Dicha procesión, Jesús camino del Calvario, se ha quedado ya fija dentro del programa procesional de la capital riojana.
Quizá por eso, merezca la pena reflexionar acerca del patrimonio cofrade en nuestra ciudad, que hacer con él cuando cae en desuso y, sobre todo, cual es el mejor modo de preservarlo para que las futuras generaciones de cofrades, puedan hacer uso de él o simplemente, contemplarlo en el esplendor de sus mejores días.

miércoles, 13 de febrero de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Hábito diseñado por Alejandro Narvaiza. 13/02/1969.

 
La cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, desde que se tiene información, siempre procesionó con túnica morada ceñida a la cintura por cíngulo de cuerda y capuz de verduguillo para la cabeza. Al crearse la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro en  1940, la cofradía se integra en ella y asume su hábito; éste, ejemplo de la uniformidad del nacionalcatolicismo vencedor de la contienda civil, se copia de la sevillana hermandad de los Gitanos. Un ejemplo de la copia es la altura del capuz, bastante más que lo que se llevaba por tierras norteñas. El hábito consta de túnica blanca, cíngulo de cáñamo, y capuz muy alto, como ya se ha reseñado, de color morado. Escudo de la asociación en el centro del peto del capuz y lado izquierdo del hábito. En el escudo del capuz el número que cada cofrade tenía en la Hermandad por riguroso orden de antigüedad. La cruz del Santo Sepulcro, escudo de la pía asociación, también fue  tomado  de otra asociación; en este caso de las Damas de la Soledad de la vecina ciudad navarra de Pamplona.
Tal día como hoy, pero del año 1969, se presenta en asamblea general el nuevo hábito de la cofradía que, como el paso y las andas, había diseñado el artista local Alejandro Narvaiza Rubio. Se mostraron a los cofrades tres telas de diferentes colores: pardo, verde oscuro y granate oscuro. Finalmente la cofradía, no sin discusión, se decantó por el color marrón- pardo, capuz de verduguillo blanco, conocido por los cofrades como “la servilleta”, guantes blancos y escudo de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro en el lado izquierdo del pecho. Por cierto, color que era el deseado por el imaginero.
Con esta nueva túnica y capuz, unido a la nueva figura, que podemos considerar como el primer paso post-conciliar del norte de España, se rompe y se acaba en Logroño con la uniformidad que trajo al mundo pasional el nacionalcatolicismo de postguerra. El color marrón, unión hombre- tierra, aporta estabilidad y realismo; el color blanco en la cabeza, simboliza la perfección. Se une al color gris de las primeras varas de portar y las horquillas de los portadores; color sin fuerza pero que aporta responsabilidad, constancia y disciplina. 
Tal día como hoy, la entonces cofradía de Jesús Nazareno, igual sin saberlo, y en aquella asamblea general a la que acudieron veinte de los treinta cofrades inscritos, puso una piedra más en la modernización de la Semana Santa logroñesa.

sábado, 9 de febrero de 2019

2019. AÑO NAZARENO: La tensión del portador.

 
 
 
 
Uno de los momentos más emocionantes y emotivos de la Semana Santa logroñesa es la salida y entrada del paso de Jesús Nazareno de la parroquia de Santiago, el Real. El procedimiento de tener que bajarlo a pulso hasta casi el suelo, atrae, año a año, a cada vez más gente a la calle homónima de la parroquia; el marco es incomparable, ya que la calle, estrecha, desemboca en la puerta principal del templo logroñés, antigua sede del archivo municipal de la ciudad.
Según parece y cuenta la tradición, se comienza a realizar así desde los primeros años; será en el traslado del paso nuevo del taller del autor hasta la parroquia de Santiago, realizada el 26 de marzo de 1969, cuando se haga por primera vez; unos cables impedían el paso de la figura. Se desmontaron los caballetes de madera y se realizó esa maniobra. Los primeros años se desmontaba la cruz. Un año, en  ese proceso, se golpeó la corona de espinas de la imagen con la cruz, perdiéndose una espina. Viendo el peligro que podía suponer para la figura, tanto el día que se celebraba el Encuentro como Viernes Santo, en la salida y en la entrada, la maniobra es repetida por los  portadores del paso.
La espera, tras la reunión y posterior Padre Nuestro de los portadores en la capilla del Cristo Románico de la sede canónica de la cofradía, es momento de gran tensión. No por realizada durante muchos años, los portadores se relajan. El nerviosismo interior de cada cofrade, se observa en los rostros, serios y concentrados, de los portadores, así como en el del cabo de varas. El breve lapso de tiempo que tarda la procesión en partir del interior del templo, se hace eterno. El silencio llena el templo, y tan solo se ve roto por el sonido del golpear el martillo en los varales de madera, el posterior desmontaje de los caballetes metálicos y la voz del encargado que grita Ya!!!!! al cabo de varas. El resto, hay que vivirlo y, a ser posible, hacerlo, por lo menos una vez en la vida. Se podría decir que el auténtico nazareno logroñés lo es si vive ese momento espiritual y mágico, breve y eterno a la vez, de llevar del hombro a la mano, al suelo y desde este al hombro otra vez, a su paso titular, a su Nazareno.
Quizá la excesiva aglomeración del Miércoles Santo, haya hecho que, para muchos cofrades, el procesionar la calle Santiago con la puerta del templo al fondo abierta así como la entrada del paso el Viernes Santo, tras la procesión del Santo Entierro, con menos público y, sobre todo, arropados por las familias y amigos de los cofrades, sea uno de los momentos más íntimos y perfectos para la unión Nazareno-portador en un diálogo interior y sumamente vivencial de la presencia del Nazareno en la vida de la cofradía.

viernes, 1 de febrero de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Los faroles... aún existen...



 

 
Podemos decir que la sección infantil de la cofradía aparece a principios de los años 70 del siglo XX. Al paso, anteriormente, le acompañaban tan solo adultos. En los años sesenta portando los faroles ya mostrados anteriormente en esta sección. La primera noticia de un cofrade infantil procesionando con alguno de nuestros pasos es del año 1968, donde el actual Hermano Mayor acompañó al Nazareno Viejo vestido con el hábito de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro. También se ha localizado otra fotografía del citado hermano delante del paso del Nazareno en la procesión del Encuentro del año 1971, con el mismo hábito de la Hermandad mientras los portadores del Nazareno llevaban ya el diseñado por Narvaiza.
A principios de los setenta, con los nuevos estatutos, se formó la sección infantil. Su cometido era el acompañamiento del paso junto al resto de los hermanos de fila. Sobre todo se hacían presentes en la procesión del Domingo de Ramos, acompañando al paso de la Borriquilla, más raro era verlos en la procesión del Encuentro, por el horario, y si salían más en el Santo Entierro.
Al principio  los hermanos infantiles, no llevaban nada. Posteriormente, los que podían, portaban los cetros; estos eran de madera y llevaban el escudo que corona los actuales cetros, atornillados a la misma. No era raro que alguno bailase por los propios golpes del movimiento e incluso cayera al suelo.
A finales de los años 70 y principios de los 80, quizá por imitación a la cofradía de las Siete Palabras cuyos hermanos infantiles portaban faroles con velas, la cofradía decidió realizar unos faroles. Muy bien hechos, perfectamente terminados y con el aislamiento suficiente para que no se apagara la vela, solo tenían un defecto: el exceso de peso. Esa fue la razón por la que se dejó de usarlos; por aquella época, al carecer la cofradía de local para guardar el patrimonio, escaso por otra parte, se dejaba todo en locales y almacenes particulares. Por esa razón, desaparecieron casi todos. El de la foto es el único que, a día de hoy, se ha podido encontrar y, además, se encuentra localizado.
Posteriormente, se dio paso a que los más pequeños portaran pequeñas cruces de madera con el escudo de la cofradía plastificado en el centro. Finalmente, se volvió a los cetros el que puede y el resto no porta nada.