domingo, 28 de febrero de 2021

SEMANA SANTA, INTERNET Y LAS COFRADÍAS

 

Anuncio de una actividad de Cuaresma 2021 en Logroño

El mes de marzo de 2020 supuso un cambio brusco, radical y total para todo el mundo y la sociedad tal y como la habíamos conocido y vivido hasta ese momento. El confinamiento, la vivencia de una nueva pandemia, en este caso provocada por el coronavirus, supuso un antes y después en todos los aspectos de nuestra vida. Y, como no podía ser de otra manera, afectó de lleno a las agrupaciones penitenciales que, año tras año, hacían  presente en la calle los fastos que recordaban la Pasión, Muerte y Resurrección del primer cofrade de la historia, Jesús.

Aquella Semana Santa la consideramos todos como una experiencia excepcional que sería recordada en el año 2021 ya que, estábamos seguros, volveríamos a la normalidad y la Semana Santa se celebraría como siempre se había hecho, con los pasos y las cofradías en la calle. Pero, cosas de la vida, en  este año volvemos, con algunas grandes diferencias, a tener la misma sensación de fracaso que el pasado año, ya que, exactamente igual, las hermandades se quedan en casa, los pasos no se asoman a la calle y las procesiones no saldrán de las iglesias.

El pasado año la respuesta casi fue unánime. Como se pudo y a través de las redes sociales y de la red por excelencia, casi todo el mundo tiró de ingenio para acercar vivencias anteriores a los cofrades que nos quedamos en casa y a los que se les hacía extraño no poder procesionar y, en esas mismas horas en que sus pasos debieran salir a la calle, estar en casa.

La verdad sea dicha que en Logroño, tras la Semana Santa del pasado año, la respuesta casi unánime de cofradías, junta de cofradías y secretariado diocesano, ha sido parecida. Con mínimas excepciones, hemos vivido el silencio, la ausencia total y absoluta de presencia. Como si de un tsunami se tratara, no ha habido nada con la excepción de algún culto puntual; las citadas asociaciones han permanecido como si no existieran.

Llegada la Cuaresma y Semana Santa 2021, nos encontramos los cofrades, una vez más, casi abandonados. La solución se llama “redes sociales”, “internet”. A través de las mismas se hace todo, vía crucis, conferencias, didácticas, etc. Y el resultado, a día de hoy, no deja de ser cuando menos, cuestionable. ¿Por qué es cuestionable? Principalmente porque se puede y se debieran hacer actos públicos, abiertos a los cofrades. Comentaban ciertos cargos de la curia diocesana la preocupación que se tenía debido a la bajada de asistentes a las eucaristías dominicales; preguntados algunas personas de la razón de su ausencia, comentaban que, durante el confinamiento, se habían acostumbrado a ver las celebraciones por televisión o escucharlas por la radio y que, debido a la situación pandémica con las sucesivas olas de infección, no pensaban volver a los templos. El miedo es libre.

Cartel de la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores
para la Semana Santa 2021. Logroño. 

En esta situación estábamos cuando una cofradía logroñesa, la de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, anuncia para el día 25 de febrero la celebración de la presentación del cartel nazareno 2021 y el Primer Pregón Nazareno de la historia de la cofradía en  su sede canónica de Santiago, el Real de Logroño; sabiendo que solo podrían asistir ciento sesenta y seis personas, el tercio del aforo del templo, que debía mantenerse la distancia de seguridad entre los asistentes y tener gel hidroalcohólico a disposición de los asistentes.

Presentación del cartel nazareno.
Logroño, 25 de febrero de 2021

El acto fue un éxito; setenta personas, según dijeron, se acercaron al templo; se presentó el cartel, con fotografía de la hermana nazarena Noemí Ajamil, y  asistimos a un magnífico pregón realizado por la periodista riojana y hermana cofrade de la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio logroñesa, Isabel Virumbrales. Del pregón se hablará en otra entrada, pues lo merece ya que fue impresionante pudiendo decir que, además de a los cofrades nazarenos, estaba hecho para cualquier cofrade o no cofrade que viva o de un sentido  especial a la Semana Santa. Todo ello acompañado por un pequeño piquete de la banda de tambores de la cofradía que, tras casi un año de silencio, pudo tocar unas breves marchas.

Isabel Virumbrales en el desarrollo del pregón. 

Resumiendo y como dijo un cofrade nazareno, si se quiere, se puede. Y los cofrades necesitamos actos presenciales; sentirnos parte de nuestra cofradía, nuestra comunidad, hombro con hombro, mano con mano, hermano con hermano, como cuando salimos a la calle con nuestras túnicas. Que tenemos restricciones, se aceptan, que tenemos que hacerlas de modo especial, se acepta, pero tenemos que sentir que nuestra cofradía, nuestra hermandad, está viva, se mueve y existe, exactamente igual que los cristianos sentimos que Jesús vive, se mueve, está entre nosotros y, además, nos ayuda, aunque, muchas veces, seamos incapaces de verlo. Por eso mismo, la gran lección de este año debiera ser la cuasi obligatoriedad de actos presenciales, donde nos sintamos comunidad, cofradía, en resumen, nos sintamos Iglesia.

Fotos de Iván Aguirre Caro. 

sábado, 20 de febrero de 2021

ACERCA DE LOGROÑO, UN CARTEL, LA FE ADULTA Y LA SIMBOLOGÍA.

Cartel de Semana Santa Logroño 2021
Foto: Jaime Ocón Paillao

El pasado jueves tras Ceniza, 18 de febrero, la Junta de la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño hizo, como es tradicional en los últimos años, la presentación del cartel, revista de la Semana Santa de Logroño 2021 y, los actos programados para la Cuaresma 2021.

Ya se podrá hablar sobre los citados actos y sobre la revista. Lo que me llamó la atención fue un comentario en las redes sociales, concretamente en Facebook, acerca del cartel, cuya fotografía abre este comentario. Cartel, por otro lado y en mi humilde opinión y en el tiempo que nos ha tocado vivir en los dos últimos años, muy acorde con esta realidad  que nos rodea. Un grupo  de cofrades, en este caso de la cofradía de la Santa Cruz, saliendo del templo de San Bartolomé, para portar o el Stabat Mater o la imagen de Nuestra Señora del Rosario en el Santo Rosario del Dolor que, cada Martes Santo por la tarde- noche, se reza por las calles del casco antiguo logroñés.

El cartel presentado iba acompañado de una explicación, ya que se le ha querido dotar, a mi entender muy correctamente, de varios y marcados caracteres simbólicos. En primer lugar, que los cofrades vuelvan a estar en la calle este año de no procesiones. En segundo lugar recordar que Logroño celebra este año los 500 años del cerco de ciudad por parte de las tropas francesas llevado a cabo en 1521 del cual salió victoriosa. La portada de San Bartolomé, gótica con aspectos tardorománicos, es de los pocos restos que quedan en pie y ya estaban construidos en el citado año. Finalmente, la acción se desarrolla en una puerta, señalado  como imagen de la misión diocesana Euntes, iglesia de puertas abiertas, en  que se halla inmersa la diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño. Finalmente el color negro que enmarca la foto será el luto que vivimos, como sociedad y como agrupación cristiana, por la muerte de tantas personas en el mundo a causa de la pandemia que nos azota.

Documento explicativo del cartel de 
Semana Santa 2021 de Logroño

Dicho esto, las críticas, como suele ser habitual, aparecieron en las redes sociales, aunque, también hay que reconocerlo, de manera mínima. Se basaban en dos puntos. Primero, que si un cartel necesita explicación no cumple su función y, posteriormente, que en tiempos de pandemia, era necesaria una imagen de Cristo, ya que estamos en una época en “la que más se le necesita”.

Uno que reflexiona bastante, que escribe todo el año sobre el tema de la religiosidad popular en este blogg, reconozco que poco cuidado en determinados aspectos todos ellos técnicos, ha seguido reflexionando no ya sobre  el tema del cartel, que también tiene aspectos a debatir y es mejorable como todo en la vida, sino sobre otros temas relacionados con los comentarios indicados.

En primer lugar, es justo decir que cada uno puede y debe pensar lo que le de la real gana, opinar del mismo modo y, además, hacerlo público. La libertad de expresión es un derecho de todos y cada uno de los ciudadanos de este país, tan en boga ý discutido estos días por razones que no vienen al caso. El problema aparece cuando la crítica es constante a todo lo que se hace y, sobre todo, proviene de quién muestra una actitud constante en el tiempo de espera, solo de espera. Parafraseando al refranero español, cuando proviene del perro del hortelano, que ni come ni deja comer.

De las críticas vertidas señalar tan solo dos puntos. El primero será la indicación que es necesaria la presencia de un Cristo en el cartel debido a la pandemia y a que su presencia puede ser símbolo de esperanza. El tema que, en el fondo, se está tratando es el de la fe adulta. Lo que se está poniendo encima de la mesa es si tengo o no una fe adulta o me he quedado en una fe de post-confirmación o, lo que suele ser más habitualmente, a día de hoy, en una fe de post-comunión. Indudablemente, la presencia de Jesús es, ha sido y será, el pilar sobre el que los cristianos fundamentamos nuestra esperanza, y más  en tiempos difíciles, como una pandemia, la muerte de un hijo pequeño o no poder despedirnos como nos hubiera gustado de un familiar fallecido; también fundamentamos nuestra vida diaria, sin aspavientos, sin grandes dramas siendo, como somos, personas necesitadas de Dios y su Palabra que se nos muestra en Jesús. Aun así debemos ser conscientes que, muchas veces, “no somos capaces de dar una respuesta adecuada a partir de la fe cristiana” [1]

Añadir respecto a este tema, siguiendo al autor anteriormente citado, que la fe tiene dos dimensiones; “una, a nivel intelectivo, abstracto, teórico; la otra, en una dimensión práctica, concreta, influyendo en la realidad de la vida”[2] Son complementarias, pero deben existir las dos, ya que es la única manera en que “podremos dar una respuesta creíble, válida, plausible”. [3]

Desde el punto de vista de una fe adulta, de una fe fundamentada en la experiencia de la presencia de Dios en la vida, tal y como se ha indicado anteriormente, del cofrade, no será necesaria la presencia de un Cristo, según mi corto entender; las imágenes que vemos en la calle de Cristo suelen ser sufriendo el tormento de la Pasión, siendo éstas de carácter evidentemente doliente; por ejemplo pensemos en el crucificado de Miñarro para la hermandad universitaria cordobesa. Aún así, debemos decir que las imágenes que suelen salir a la calle muestran una idealización de Jesús no llegando a expresar realmente lo salvaje que fue el castigo que recibió el primer cofrade de la historia desde la noche de Jueves Santo hasta su muerte en la tarde del día siguiente.

Crucificado de Miñarro para la Hermandad Universitaria de Córdoba.

Por otro lado, aparece una velada crítica al carácter simbólico que se le quiere dar al cartel, tal y como se ha indicado. Indudablemente, toda obra de arte tiene o puede tener un carácter simbólico; o se lo podemos dar nosotros. No es lo único; cualquier conocedor de la Biblia, sabe que los números tienen un marcado carácter simbólico. El tres, el  cuatro, el siete, el doce, por poner un ejemplo tienen un carácter más amplio que la simple significación numeral.

“El número tres simboliza la plenitud y, por tanto, también a Dios… El número cuatro, como los cuatro puntos cardinales, simboliza el mundo. Por ello, la combinación de los dos números es significativa: … el doce simboliza la unión entre Dios y el mundo… el siete simboliza también la plenitud, es por ello que en la Iglesia católica hay siete sacramentos” [4]

Otro ejemplo del significado simbólico de los números será el del cuarenta y dos. El Apocalipsis, indica que serán los paganos los que pisotearán la Ciudad Santa cuarenta y dos meses (11,2). Cuarenta y dos meses no señalan una fecha exacta, sino que indica tres años y medio, la mitad de siete. Viene a indicar que no durará siempre, que no hay mal que cien años dure. Y esta idea, nos puede venir muy bien en estos tiempos pandémicos que están arrasando el mundo. Posteriormente (11,3) cuenta que se profetizará solo 1260 días que, casualmente, son también tres años y medio. [5] Texto e idea que puede venir muy bien para que los cristianos, desde cualquier tipo de fe, no perdamos la esperanza en la presencia salvífica de Dios en nuestras vidas. [6]

Por poner otro ejemplo concreto del que, casualmente, también se habla residualmente y que es un compendio de simbología más allá de la propia imagen en sí misma, se puede abordar la obra de Alejandro Narvaiza, como es el paso de Jesús Nazareno para la cofradía homónima de Logroño. Medidas de la figura, andas de procesionar con treinta y cuatro puntas de diamante recorriendo todas las andas; los espacios diferentes que crea el autor para lo cual puso en las cabeza de los portadores un capuz tipo verdugo, conocido como “servilleta” por los cofrades. Los colores, todos ellos también con su significado. El color blanco del capuz no es casual como tampoco el de la túnica, color marrón, conocido en la cofradía como “café con leche”. Las horquillas como las primeras varas de carga no se hacen en color gris por casualidad. Todo forma parte de un estudiado plan. [7]

Paso de Jesús Nazareno de Alejandro Narvaiza
primera salida procesional, abril 1969. Logroño. 

Por eso, quizá, sobre la crítica y será necesaria la colaboración de todos y cada uno de los cofrades de todos los sitios para, en una vivencia de la fe como donación hacia los demás  y caritativa, lograr superar, todos juntos, los tiempos de pandemia en que hayamos inmersos, reconociendo que, como indica el Apocalipsis, algún día, esperemos que pronto, desaparecerán.


[1] Viejo, José Luis: “Jesús nos sale al paso”, pág. 1, Ed. Particular, Vico, 2014

[2] Viejo, José Luis  Op. Cit., pág 3

[3] Viejo, José Luis  Op. Cit. pág. 5

[4] Alegre, Xavier, sj: Resistencia y esperanza cristiana en un mundo injusto. Introducción al Apocalipsis” Ed Cristianisme i Justicia, Barcelona, 2010 pág. 9

[5] Alegre, Xavier, sj Op. Cit. Pág. 9

[6] VV AA: La Biblia, libro del Apocalipsis, Sociedad Bíblica, Madrid, 2008, pág. 276

[7] Para más información véase Ugarte Pereira, José Manuel, Modelos iconográficos de Jesús Nazareno en la Semana Santa de Logroño del Siglo XX en Actas del VI Congreso Nacional de Cofradías, Medina del Campo, 2016, pág. 185-198. 

miércoles, 17 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA. EL PRIMADO DE DIOS EN LA IGLESIA.

 

Santo Sepulcro en la calle de la Merced. 

Hoy comienza la Cuaresma 2021. Al igual que el pasado 2020, será muy diferente. Las hermandades y cofradías, por segundo año consecutivo, no podrán salir a la calle ni en Cuaresma ni en Semana Santa; quizá en algunos lugares no sea tan importante como en otros, más pequeños, con menos cofradías y donde la supervivencia anual de estas agrupaciones está siempre en el límite, en el filo de la navaja y cualquier pequeño contratiempo puede acabar no con años, sino incluso con siglos de existencia de una de las más importantes muestras de la religiosidad popular.

Con el fin de adentrarnos en la Cuaresma, viéndola desde otra perspectiva y obligado por la actual situación, dejo unas líneas de Carlo María Martini, que fuera Arzobispo de Milán  acerca de un tema que, si bien con su título puede parecer más de lo mismo, el contenido es algo que va más allá del más de lo mismo. Sobre todo, por que abandona, vamos a decirlo, el lenguaje teológico y se dirige a cada uno de nosotros de un modo directo y simple que, leído y reflexionado, no debiera dejar indiferente a nadie.

Para ilustrarlo, que mejores imágenes que algunas de las figuras que procesionan en Logroño. Desde el impresionante Sepulcro, pasando por el Cristo de las Ánimas, o el Stabat Mater de Chaparro. Quién no se conmueve ni ve la mano de Dios en todas y cada una de estas figuras que, cada año, se asoman a las calles de Logroño para celebrar el hecho más importante en toda la historia de la humanidad, la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

EL PRIMADO DE DIOS EN LA IGLESIA.

Del primado del amor y la misericordia de Dios para con todos y cada uno de los seres humanos nace en la Iglesia la urgencia de volver a partir una y otra vez de Dios.

Volver a partir de Dios requiere el coraje de hacerse las preguntas últimas, de encontrar la pasión por las cosas que se ven cuando se leen en la perspectiva del Misterio y de las cosas invisibles.

Con respecto al camino personal del creyente, significa no dar nunca nada por descontado en la fe, no ilusionarse con la presunción de saber ya lo que, en cambio, está permanentemente envuelto en el misterio; significa santa inquietud y búsqueda. Volver a partir de Dios significa saber que nosotros no lo vemos, pero creemos en él y lo buscamos como la noche busca a la aurora; quiere decir, por consiguiente, vivir por uno mismo y contagiar a los demás la santa inquietud de buscar sin descanso el rostro oculto del Padre.

Como hizo Pablo con los gálatas y los romanos, así también nosotros debemos denunciar ante nuestros contemporáneos la miopía que supone contentarse con todo cuanto es inferior a Dios, con todo cuanto puede convertirse en ídolo. Dios es más grande que nuestro corazón, Dios está más allá de la noche. Él está en el silencio que nos turba ante la muerte y al final de toda grandeza humana; está en la necesidad de justicia y de amor que llevamos dentro; es el Misterio santo del Totalmente Otro, nostalgia de justicia perfecta y consumada, de reconciliación, de paz.

A veces presumimos de haber alcanzado la idea perfecta de lo que Dios es o hace. Gracias a la Revelación, sabemos de él algunas cosas ciertas que él mismo nos ha dicho acerca de sí, pero estas cosas están como envueltas por la niebla del profundo desconocimiento que tenemos de él. Con frecuencia me asusta escuchar o leer tantas frases que tienen por sujeto a «Dios» y dan la impresión de saber perfectamente lo que Dios es y realiza en la historia, cómo y por qué actúa de un modo y no de otro. La Escritura, como hemos visto, es más reticente, más discreta y llena de misterio, y prefiere el velo del símbolo o de la parábola, con la conciencia de que solo puede hablarse de Dios con temor y temblor, y mediante aproximaciones, como de «Alguien» que nos supera en todo. El propio Jesús mismo no elimina este velo: él, que es el Hijo; nos habla del Padre en enigmas, hasta el día en que lo haga de manera clara y definitiva. Ese día no ha llegado aún, salvo con anticipaciones que dejan muchas cosas oscuras y nos hacen caminar en la noche radiante de la fe.

Cristo de las Ánimas. Arnao de Bruselas
Foto de Luis Gárriz Cano. 

Con respecto a nuestra acción comunitaria y social, volver a partir de Dios significa poner todos nuestros proyectos humanos bajo el señorío de Dios y medirlos únicamente desde su Evangelio. Significa confrontar todo lo que uno es y hace con las exigencias de Su primado. Solo Dios es la medida de la verdad, de la justicia y del bien. Significa retornar a la verdad de nosotros mismos, renunciando a hacer de nosotros la medida de todas las cosas, para reconocer que es Él la medida que no pasa, el ancla que da seguridad, la razón última para vivir, amar y morir. Significa mirar las cosas desde arriba, ver el todo antes que la parte, partir de la fuente para comprender el fluir de las aguas.

Volver a partir de Dios significa cotejarse con Jesucristo, revelador del Padre, e inspirarse continuamente en su palabra y en su ejemplo tal como nos los presenta el evangelio. Significa abandonar al soplo del Espíritu nuestro corazón inquieto, perseverar en la noche de la adoración y de la espera. Este es el único camino para liberarse de la violencia de la ideología sin permitirse naufragar en el nihilismo, carente de ética y de esperanza.

Stabat Mater. Francisco Chaparro
Foto: Carmelo Betolaza

El Dios con nosotros es el Dios que puede ayudarnos a encontrar las verdaderas razones para vivir juntos. Con respecto a las aguas bajas en las que parece estancarse hoy la vida civil, social y política de nuestro país, partir de Dios significa encontrar sentido, impulso, motivación para arriesgarse y para amar. Volver a partir de Dios significa reconocer que estamos en el corazón de Dios por una experiencia real de fe y de amor: reconocer que hemos nacido para aprender a amar siempre más, a ser más osados, a ir más allá de los límites de nuestras comodidades y de nuestros pecados.

Volver a partir de Dios significa hacerse peregrinos que caminan hacia él abriéndose al don de su Palabra, dejándose reconciliar y transformar por su gracia. Solo quien se reconoce amado por el Dios vivo, más grande que nuestro corazón, vence al miedo y vive el gran viaje, el éxodo de sí sin retorno, para caminar hacia los otros, hacia el Otro que es Dios mismo.

Ante el Dios del amor y de la misericordia, la Iglesia, como cuerpo de Cristo presente en la historia, está llamada a hacer visible una comunidad que vive bajo el primado de Dios. Una comunidad que, aun con sus pecados, sus carencias y sus retrasos, está destinada a mostrar a una sociedad fragmentada y dividida, caracterizada por relaciones frágiles, conflictivas, competitivas, comerciales y consumistas, la posibilidad de vivir una red de relaciones fundadas en el evangelio, unas relaciones gratuitas, desinteresadas, armónicas, capaces de perdón, de acogida y de aceptación mutua.

Paso de María Magdalena. S. XVI Autor anónimo
atribuido al taller de Gaspar Becerra. Foto: Luis Gárriz Cano. 


La Iglesia que está bajo el primado de Dios, Padre universal, siente el deber, más aún, la necesidad de ser hospitalaria, paciente, longánima y de amplias miras. Ciertamente, continúan siendo válidas las prescripciones disciplinares y canónicas que establecen qué es o no compatible con la pertenencia plena a la comunidad cristiana; pero sentimos que la Iglesia es como una gran red que recoge todo tipo de peces (cf. Mt 13,47-50), un árbol grande en el que hacen su nido muchas especies de aves (cf. Mt 13,31-32). No puede arrogarse el juicio definitivo sobre las personas y sobre la historia, que compete solo a Dios La Iglesia es una ciudad grande, cuyas, puertas no deben cerrarse a nadie que pida sinceramente refugio.
 

Carlo María Martini

“El Jardín interior. Un camino para creyentes y no creyentes”

Sal Terrae, Maliño (Cantabria), 2015, págs. 26-28

domingo, 14 de febrero de 2021

NUESTRO PADRE JESÚS DEL DIVINIO PERDÓN

 


Retornamos a la capital hispalense para acercarnos a otra Hermandad de las denominadas de Víspera. Se trata, en este caso de la imagen de Nuestro Padre Jesús del Divino Perdón. Precisamente una de sus características es que realiza su estación de penitencia por el barrio del Parque Alcosa de Sevilla.

Esta hermandad, la Franciscana Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de María Santísima de la Purísima Concepción, Santo Cáliz de Nuestro Padre Jesús del Divino Perdón y Beata María de Javouhey,  ha tenido dos imágenes de misterio a lo largo de su corta existencia. Las dos son advocaciones de Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario. La primera, realizada por Francisco Manuel Trigueros, resultó dañada en su primera salida a la calle y fue sustituida por la de Navarro Arteaga que, desde 2002, sale a las calles del popular barrio sevillano. Son ochocientos hermanos saliendo 200 nazarenos. Paso portado a costal por 35 costaleros.

El proceso de formación de la hermandad fue lento, siguiendo todos los pasos establecidos por la autoridad eclesiástica. La inquietud de un numeroso grupo de cofrades del barrio del Parque Alcosa llevó a la convocatoria de una serie de reuniones que desembocaron en la fundación de la "Pro-Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de la Purísima Concepción y Santo Cáliz de Ntro. Padre Jesús del Divino Perdón", con el beneplácito del párroco de Ntra. Sra. de los Desamparados, Fray Mariano Merino.

Poco a poco, la Pro-Hermandad se fue integrando en la comunidad parroquial y logró en febrero de 1994 ser erigida como Agrupación Parroquial. Será en el mes de febrero de 1995 cuando se consiga la autorización pertinente para bendecir la imagen del Señor,; este acto, se llevó a cabo en marzo del mismo año a cargo del entonces Arzobispo, , Fray Carlos Amigo Vallejo.

El 11 de Marzo de 1995, el Señor del Divino Perdón recorrió por vez primera las calles del barrio hasta la que sería su casa en la Iglesia de la Beata Madre Ana María. Con fecha 30 de Diciembre de 1999 se recibe desde el Palacio Arzobispal la petición de presentación de la Reglas para su revisión y aprobación, si procede; y, así, el 19 de Marzo de 2000, durante la Función Principal se dio lectura al Decreto por el que se dictaba la erección canónica como Hermandad de Penitencia, realizando su primera Estación de Penitencia a la Parroquia de Ntra. Sra. de los Desamparados el 6 de abril de 2001, Viernes de Dolores.



El paso de palio será, desde junio de 2012 fecha de su bendición, la imagen de María Santísima de la Purísima Concepción. Los días 5, 6, 7 y 8 de Diciembre de ese mismo año, tuvo lugar el primer Triduo en honor a la Stma. Virgen, la cual procesionó, por primera vez bajo palio con carácter extraordinario el 5 de Junio de 2004, con motivo de la conmemoración del CL aniversario de la proclamación de Dogma de la Inmaculada. En enero de 2005, los hermanos de la corporación decidieron, en Cabildo Extraordinario el cambio del día de salida para realizar la Estación de Penitencia del Viernes de Dolores al Sábado de Pasión, haciéndolo efectivo ese mismo año.

sábado, 6 de febrero de 2021

EL "ABUELO" DE JAÉN




Esta semana, tras finalizar el repaso a los nazarenos de la capital riojana, toca acercarse a otra figura; en este caso volvemos a la imaginería andaluza, pero de la zona este e interior de la región. El Nazareno, que, con mayúsculas, recibe culto, veneración y algo más, en la capital jienense. Nos referimos al conocido como El Abuelo de Jaén.  

 Talla anónima, fue realizada en el siglo XVI y, además, tallado en madera de cedro. Se cree que se realizó en Jaén. En aquella época, destacaban dos talleres; por un lado el de Salvador de Cuéllar; se sabe que trabajó en la Iglesia de San Andrés, realizando, entre otras obras, el Cristo de la Salud del convento de la Merced. También poseía taller en la misma ciudad, Sebastián de Solís, el cual dejó huella de su saber en la catedral jienense, en las iglesias de San Andrés, San Ildefonso, San Bartolomé, destacando las tallas que realizó para la Congregación del Santo Entierro. Según cuentan los entendidos y por parecidos estilísticos, se podría atribuir al taller de Solís.

Acerca de su autoría hay una leyenda, donde se cuenta la llegada de un señor mayor a una casería en las afueras de la ciudad para pedir cobijo para esa noche. Observando un tronco, dijo: bien se podría hacer un Nazareno de esta madera. Al día siguiente, cuando los dueños se acercaron al cuarto, se encontraron con la figura hecha y sin rastro del viajero.

Figura que cuenta con una gran devoción en la capital jienense. Sus orígenes se remontan a la epidemia de peste del año 1681, que asoló no solo Jaén sino gran parte de Andalucía dejando muchísimos muertos por toda la región. En la actual calle Josefa Segovia, antaño Juan Izquierdo, se habilitó un hospital de la época, donde se dejaban a los enfermos de la pandemia, los cuales morían casi todos debido a la escasez de higiene y atención.  Tres franciscanos, acompañados en procesión con la imagen de San Francisco, se presentaron voluntarios y limpiaron tanto el hospital como atendieron a los enfermos.  Solo sobrevivió uno. Al ver que la epidemia aumentaba, la población de Jaén, sacó al Abuelo,  llevándolo en procesión hasta la puerta del hospital. Desde ese momento, no murió ningún enfermo más del hospital. A los pocos días, se cerró el hospital, dejando las llaves del mismo en el brazo del Abuelo.

En 1720, el ayuntamiento de la capital ordenó celebrar una fiesta en su honor. Posteriores epidemias, cólera, peste o lepra, hicieron que el Abuelo acudiera en la defensa de su  ciudad. Por ello, el ayuntamiento le concedió en 1999 la Medalla de Oro de la Ciudad. Una costumbre muy arraigada en la ciudad, desde aquella época consiste en que cada casa de Jaén tiene una estampa de su protector pasada por el manto del mismo.


La imagen pertenece a la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. Cuenta con más de cinco mil cofrades, de los cuales cuatro mil son mayores de edad. Su sede canónica es el Santuario Camarín de Jesús Nazareno de la capital jienense. La imagen es el gran protagonista de la Madrugá, partiendo a las dos de la madrugada para encontrase con todo aquel que quiera verlo pasear por su ciudad.  

A lo largo de su dilatada existencia ha tenido numerosas restauraciones, destacando las siguientes. En 1902 realizada por mediación del obispo D. Salvador Castellote Ponzano, será José Bodria quién repare manos, rostro y pies de la figura. En 1939, tras la Guerra Civil, se restauró entera pero incidiendo sobre todo en manos y policromía por Ramón Mateu Montesinos y Luis Espinar Barranco. En 1978 será Constabntino Unguetti  Álamo quien lo restaure en la Catedral.  En 1990 se inician negociaciones con el Ministerio de Cultura y en 1992 se traslada a Madrid donde Raimundo Cruz Solís, Cristóbal López Romero e Isabel Pozas Villacañas restauran y adecentan la figura durante siete meses. Se realiza en Madrid.

El paso ha sufrido también modificaciones a lo largo de todos estos años. En 1872 se le construya la cruz que ostenta en la actualidad. En 1892 se construye de la mano del valenciano Luis Montesinos la figura del Cirineo. Dicha figura es sufragada por la Congregación de Soldados Romanos. Se toma como modelo al  fundador de la congregación Tomás Cabo Renedo.

La Hermandad , posee además otros pasos; María Santísima de los Dolores: obra de José de Medina, 1741; Santa Marcela, del año 1883 y, finalmente, San Juan Evangelista, anónimo del siglo XVII.