domingo, 29 de diciembre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. El Señor de Logroño, el Señor del Mundo, el Señor de la Eternidad.



Acaba el 2019 y, por extensión, finaliza el año Nazareno; acaba la conmemoración de los cincuenta años de la obra de Narvaiza; acaba la no celebración de los ciento treinta años de existencia de la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores de la capital riojana. La cofradía sigue existiendo en Logroño; sigue apostando por procesionar anualmente, contra viento, marea y demás elementos, unos externos a ella y otros internos, sus pasos en la calle para dar más esplendor a unos fastos que llevan desarrollándose desde hace más de quinientos años en la capital riojana. Durante setenta entregas se ha intentado aportar curiosidades, anécdotas o datos para el conocimiento de la nazarena cofradía logroñesa y, por extensión, a la Semana Santa de Logroño.
Y es digno de celebrar que cada año nuestras figuras salgan a la calle; al final, es poner a Cristo portando la cruz en la calle, siendo sus pies los hombros de los nazarenos logroñeses. Como se ha comentado, es un pasaje con poca aparición evangélica, pero sí de mucha tradición en todas partes del mundo cofrade; es una de las advocaciones más queridas por las personas que, año tras año, se acercan a ver y contemplar los pasos. En el recuerdo las palabras que me dirigió un amigo allá a mediados de los años 80 cuando me dijo que, en Andalucía, solo estaban abiertas al público todo el día, las iglesias con pasos de Jesús con la cruz a cuestas. En Linares, Baeza, Úbeda, Jáen, Motril, pude comprobarlo. Iglesia abierta, figura de Nazareno expuesta al culto público; y en muchas de ellas, gente “visitando” a sus nazarenos y haciendo oración a su lado.
Como bien dice Antonio Bonet, la figura de Cristo con la cruz a cuestas “constituye, sin duda, uno de los referentes de la Pasión humanada de Cristo, interiorizado en la exteriorizada y pública manifestación de fe con proyección al templo y a la calle, ad extra y ad intra, en identidad eclesial… Jesús el Nazareno nos remite a la dimensión humana de Cristo, de su naturaleza de hombre que nació en una pequeña localidad rural de Galilea, conocido por su gentilicio de origen, y por tanto, con la genérica titularidad de Nazareno y, por derivación, a sus seguidores y cofrades como discípulos del Cofrade Mayor. Jesús, en símil biográfico al cristiano, peregrina, evangeliza y reclama con su invitación en bondadosa y penetrante mirada con la que suele bendecir al pueblo que le admira expectante. Con la otra mano amarra y se aferra a la cruz redentora, signo y trono desde el que presidirá a la Humanidad”.


domingo, 22 de diciembre de 2019



Curiosa estampa donde se observa la salida del paso en el Viernes Santo del año 2007, nuevamente salida de la cámara del fotógrafo Roberto Zaldívar. Llama la atención la inclinación que alcanza la figura al levantarla los portadores de un lado un breve momento antes que los del otro. Realizar mal la maniobra, puede dar lugar a accidentes en los que la figura sufra.
Las figuras, en todas y cada una de las salidas procesionales que realizan, sufren. Todo movimiento afecta a la estructura interna de la figura. La madera, contra lo que pueda parecer, está viva y reacciona ante las agresiones que sufre. El Nazareno, como ya se ha dicho, está realizado en abebay, madera de gran dureza. No es de una sola pieza, ya que está confeccionado en planchas de dieciocho a veinte centímetros que se prensaron. Todo ello con el fin de evitar el que, cualquier golpe pudiera partir la madera. Hay un caso en la imaginería pasional logroñesa donde una figura, debido a un golpe mínimo a la hora de moverlo dentro de su sede canónica, se rajó en parte de su estructura, apreciándose notablemente desde fuera. Evidentemente, está tapada la citada falta para que no se vea.
Como ejemplo, se dirá que en la capital castellana de Valladolid se está dando un proceso, por parte de muchos cofrades, de intentar volver a portar determinadas figuras barrocas a hombros. Pero, paradas, golpes, subidas, bajadas, etc. hacen que las figuras sufran y puedan acabar rompiéndose y haciendo peligrar la existencia de parte del patrimonio. Es por ello que, dentro de su ámbito de actuación, el Museo Nacional de Escultura tenga, año a año, que aprobar la cesión de sus pasos a las cofradías que los procesionan, tras un minucioso examen por parte de los técnicos del mismo museo.


domingo, 15 de diciembre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Viernes Santo 1968. Última Salida Nazareno Viejo.



Con el paso de los años las figuras pasionales comienzan a padecer las consecuencias de los vaivenes a que son sometidos cada año cuando se hacen presentes en las calles de sus respectivas ciudades. A esto hay que unir el paso del tiempo y la aparición de nuevas modas y maneras de vivir los hechos pasionales. Muchos pasos, con el paso de los lustros, parecen quedar obsoletos o eso creen algunos componentes de sus cofradías; como consecuencia aparecen cambios, unos menores y otros mayores que modifican el hecho existencial cofrade en la calle.
Y este es el caso que vemos en esta foto. Último Viernes Santo en que el Nazareno Viejo se asomó al Santo Entierro en sus andas estrenadas en la década de los cuarenta del siglo pasado, con la cofradía vistiendo el hábito de la extinta Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, acompañado de su guardia romana y los hermanos que no portaban la figura llevando los faroles.
Logroño y su Semana Santa parece ser que no han sabido hacer cambios, ni promover transiciones pausadas en el desarrollo cofrade tal y como se hace en otros lugares. La idea que predomina es que lo que no se usa, se tira; de este modo esa figura acabó en un almacén totalmente desmantelada, las andas desaparecieron en 2005 sin saber dónde ni, lo que es peor, la razón de que desaparecieran. De los faroles, tanto los del paso como los de los acompañantes, nunca más se supo. Así, el patrimonio cofrade va, poco a poco, desapareciendo y las cofradías renunciando a parte de su ser y a parte de su historia.
La figura será recuperada en 1982, se restaurará en 2005 para su centenario, se le confeccionarán andas ese mismo año y saldrá a la calle el Viernes Santo de su Centenario, con la mala suerte que, debido a la lluvia, se suspendió la procesión y apenas recorrió unos metros de la logroñesa calle de Portales en la capital riojana. A día de hoy, todos los Jueves Santo desde el año 2005, el Nazareno Viejo sale a la calle para mostrarse a sus conciudadanos que quieren acercarse y acompañarle en su camino al Calvario.


domingo, 8 de diciembre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Postal Paso Nuevo años 70, Siglo XX



Durante los años 70 de la pasada centuria, la Semana Santa logroñesa, sin saberlo por parte de casi todos sus protagonistas, va a vivir una doble experiencia a la vez, que la dejará marcada hasta hoy y que, observando los derroteros de la misma, parece no haber sido superada.
Por un lado, continuando una actitud vislumbrada desde inicios de los sesenta, el abandono total y absoluto por parte de la Iglesia como institución oficial hacia la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, así como de las cofradías existentes o de nueva creación. Se produce prácticamente el desmantelamiento de la Hermandad; la sede canónica solo se pisa dos o tres veces al año, los capítulos generales se celebran en otros centros, como el colegio de la Compañía de María, el archivo, por razones desconocidas que algunos cofrades conocen perfectamente, se desmantela, desaparecen libros de actas, libros de cuentas, etc. No hay apenas memorias económicas anuales. El proceso de desmantelamiento del modelo de gestión de la Semana Santa logroñesa alcanza su punto culminante, no habiendo encontrado, a día de hoy, uno que lo sustituya y que funcione acorde a los tiempos que corren. Las cofradías, en aquellos ya lejanos años, bastante hacen con existir y no desaparecer; los pasos, con excepción, claro está, de las joyas barrocas, sufren el olvido y abandono en almacenes, rincones de parroquias o escondidos en centros eclesiales; lo raro es que no apareciera alguno o fuera visto en algún vertedero.
Por otro lado, la Semana Santa, en tanto que celebración pública, acaba recayendo en hermanos con escasa o nula formación que, con gran ilusión y mucha devoción hacia los pasos que procesionan, bastante hacen con que éstos salgan año tras año a la calle manteniendo la más antigua tradición no solo de Logroño, si no de prácticamente toda España. Muchos supervivientes, algunos fuera de sus cofradías, por razones diversas, no esperan nada, pero si debieran ser homenajeados por aquella labor oscura y callada, gracias a la cual la Semana Santa logroñesa, a día de hoy, ha sido declarada de Interés Turístico Nacional. Aun así, en aquella época, se crean cofradías, aparecen bandas de tambores y cornetas, hacen su aparición nuevas procesiones o se mejoran las ya existentes. Aparecen los carteles anunciadores de la Semana Santa logroñesa, se intenta hacer concurso para ello, se hace alguna exposición, se mantienen, a duras penas, los pregones en la iglesia de Santiago, el Real. Aun así y a día de hoy, podemos decir que el futuro pasional en esta ciudad, se vislumbra cada vez un poco peor y un oscuro túnel, otro más, se divisa a lo lejos. Esperemos que, como los anteriores, sea superado, sobre todo gracias a los cofrades, sobre todo a los anónimos, a los que se debe que cada año, los pasos salgan a la calle.