miércoles, 28 de abril de 2021

JESÚS EN LA CALLE DE LA AMARGURA. SALAMANCA


 Dice el refrán español que, entre col y col lechuga. Dejamos por un momento la capital riojana para acercarnos a la ribera del Tormes, a la capital salmantina. Allí, como no podía ser de otra manera, se venera y se procesionan imágenes de Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario. Hoy presentamos a Jesús en la calle de la Amargura, uno de los dos pasos titulares de la Ilustre y Venerable Congregación de N. P. Jesús Nazareno y el Santo Entierro. 

Paso compuesto por cinco figuras. Jesús con  la cruz a cuestas: José de Lara Domínguez  1716. Imagen de vestir, teniendo solo talladas cabeza, brazos y piernas. Procesiona por primera vez el Jueves Santo de  1716. Imagen idealizada de Cristo camino del Calvario tras la tortura ya sufrida, trasmite la idea de Jesús-Rey-Señor que camina hacia la muerte mostrando toda su majestad. En el mismo estilo estará la cruz la cruz  que no es agarrada por las manos de Jesús si no que apenas se acercan a ella. La misma cruz aparece rematada en sus cantos con plata. La imagen, aunque parezca mirar a María, se dirige más bien hacia el infinito, hacia el mismo espectador que ve pasar la imagen, siguiendo, quizá, el modelo de Gregorio Fernández de interpelar con  la mirada a la gente que lo ve pasar por la calle de la Amargura.

Virgen María arrodillada, Antonio Hernández, 1797. Imagen que, siguiendo los modelos andaluces, presenta a una mujer joven, casi más hermana que madre y que prefigura ya la Resurrección. De bulto redondo, completa el paso sustituyendo a una imagen anterior.

Cirineo, sayón y romano, todos ellos de mano anónima incorporados en el S. XVIII. Estos tres personajes son todos realizados siguiendo modelos del siglo XVIII en cuanto a aspecto facial y de vestimenta. El sayón y el romano representan el poder terrenal, de ahí la presencia de armas.

La cofradía procesiona otro paso, el Santo Entierro, obra del artista de Béjar Francisco González Macías realizado entre 1942 y 1943. Representa el momento en que el cuerpo muerto de Cristo es trasladado en un sudario por Nicodemo y José de Arimatea al sepulcro. Lo acompañan María, Juan,  María Magdalena y una mujer portando un ánfora que puede ser María de Cleofás o María Salomé. María Magdalena aparece levantando una mano, lo que ha dado lugar a  que se confunda con un ángel.

 


La cofradía fundada en 1689, y procesionan los hermanos con  túnica y capillo de holandilla morada con corona de espinas y rosario en la mano. Al cuello porta soga de esparto hoy sustituida por una cuerda amarilla. El hábito será la mortaja del cofrade, lo cual hace que se trate con una gran devoción. Los hermanos de carga, sustituyen el capillo por capucha y desaparece la larga cola de los hermanos de fila. Zapato  oscuro, guantes negros completan el hábito de la hermandad.

Fuentes y fotografía: 

Web de la cofradía

Tabernacofrade.net. 

jueves, 22 de abril de 2021

CUARESMA Y SEMANA SANTA 2021. I

 

Actos programados para la Cuaresma 2020 en Logroño. 

Cuando  cursé el CAP a finales de los 80 del siglo pasado, de lo poco útil que logramos  extraer los alumnos, fue la idea expuesta por un profesor de la Universidad de Zaragoza en una de aquellas charlas para una multitud de estudiantes; a los que, por otro lado, solo interesaba saber la fecha de entrega de los trabajos y la validez del título, con el fin de poder mandar currículums o presentarnos a las oposiciones. Dijo aquello de “programar, realizar y evaluar”. Este planteamiento, aparentemente tan simple y, la vez, tan complejo de llevar a la práctica, es el que debiera vertebrar el desarrollo de todas las actividades, no solo pasionales, sino de todos nosotros, prácticamente a lo largo de toda nuestra existencia. Esta simple idea deberá ser el eje en torno al que giren todas las actividades, actos, celebraciones y ceremonias que se desarrollan tanto en Cuaresma como en Semana Santa. ¿Es así? ¿Se hace en la ciudad de Logroño? Viendo lo visto y viviendo lo vivido uno se atrevería a decir que no, aunque entendiendo que, seguramente, habrá honrosas excepciones. La evaluación del desarrollo práctico de las actividades programadas debiera ser objetivo y, sobre todo, crítico. Teniendo en cuenta además que esto último conlleva o debiera llevar, un deseo de corregir y aprender de los errores cometidos para no reincidir en futuras acciones. 

Cartel para el Viernes de Dolor 2020
Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores. 
Logroño.

Uno entiende que decir lo anteriormente expuesto,  en esta ciudad, en este mundo cofrade y en este momento, lleva asociado, quiérase o no, una respuesta, indudablemente más afectiva que racional y que suele desembocar en el talibanismo imperante en buena parte de la estructura que mantiene a la religiosidad popular en la ciudad. Dice Pedro Santamaría en su obra El Ateniense  que el arte de la política es el arte de buscar nuevos conflictos continuamente para alcanzar el poder o mantenerse en él”. No es esta la idea que se pretende con estos escritos aunque todos sabemos que si dices que algo no lo consideras correcto y, a pesar de razonarlo, siempre lo tuyo será peor, sin pararse muchas veces, a reflexionar sobre las razones expuestas; si dices que se copia en lugar de innovar, salen los defensores indicando cualquier cosa, tengan razón o no o sin pensar por que se dicen las cosas; si, de repente, te sueltan que no hay tradición cofrade en la ciudad y se les responde que hombre, tradición si hay, que esto se lleva haciendo desde el siglo XVI, que igual hay aspectos o realidades de otras épocas que desconocemos y seguramente jamás las conoceremos, te llaman no sé qué. Si no criticas salvajemente a la Junta de Cofradías es porque hay un amigo dentro, cuestión cierta y, si los demás no lo son, ellos sabrán, etc. etc. etc. Aun así, la esperanza no hay que perderla y como dijo Hannah Arent “la libertad de ser libres significa ante todo ser libre no solo del temor, sino también de la necesidad”

Cofradía del Descendimiento de Cristo. Logroño. 
Jueves Santo 2020

El punto de partida para este 2021 fue el pasado 2020, concretamente el 15 de marzo, cuando comenzó el confinamiento y podemos decir que se paró el mundo y en él, la actividad cuaresmal y posteriormente, la de Semana Santa. Los comunicados del Secretariado Diocesano, primero suspendiendo las actividades cuaresmales y, posteriormente, las celebraciones en la calle. Con excepción, claro está, del trabajo que deprisa, corriendo y sobre la marcha, se realizó por parte de algunas cofradías donde es justo destacar el papel de la Flagelación y la cofradía de Jesús Nazareno, que lograron, con precariedad de medios y mucha, muchísima ilusión, llevar a cabo acciones que recordaran a los cofrades el tiempo que se vivía y, en aquellos duros momentos de confinamiento, que no estábamos solos, tal y como también realizó nuestra Diócesis, poniendo toda la carne en el asador. Los dolores de María transmitidos el Viernes de Dolor desde Santiago, los vídeos de las procesiones nazarenas o el de la procesión del Santo Entierro con intervención de hermanos de todas las cofradías quedará para el recuerdo de intentar algo y lograr mucho, muchísimo para todos los cofrades que los vimos en esos días tan duros y difíciles que pasamos en la primavera de 2020. Las cofradías de la Magdalena, el Descendimiento el Cristo de las Ánimas también se unieron al proyecto de sembrar algo de normalidad en  el inmenso, total y absoluto caos que se vivió en la primera mitad del pasado 2020, realizando la misma actividad los días que les tocaba procesionar.

Cofradía de María Magdalena. Logroño
Viernes Santo 2020

Por otro lado, dentro del mundo cofrade logroñés, y me atrevería a decir que el riojano, la principal sensación que se extendió entre todos y cada uno de los miembros de las cofradías fue de abandono. Abandono total y absoluto por parte de los gestores tanto cofrades como diocesanos. Asistimos, atónitos, a cómo, de la noche a la mañana, pareciera que hubiéramos dejado de existir. Observamos desde nuestras casas como nuestra Diócesis vivió la dura pandemia con el virus dentro del Hogar Sacerdotal, con el  fallecimiento de algunos sacerdotes, y como, a la vez, se trabajaba para estar al lado de todos y cada uno de los fieles. Se transmitía la Eucaristía en directo todos los domingos desde la capilla mayor del seminario o la de la curia, como se transmitió el Triduo Pascual, o se pudo asistir al Vía Crucis dirigido por nuestro anterior obispo; sabemos que algunas de las personas allí presentes pasaban del traje EPI a las vestiduras litúrgicas para volver al EPI nada más acabar la Eucaristía.

Cofradía del  Cristo de las Ánimas. Logroño
Viernes Santo 2020

¿Y los cofrades? La Junta de Cofradías y el Secretariado Diocesano dejaron de existir, como si se los hubiera tragado la tierra. Lo peor, es que, posteriormente al confinamiento, para gran tristeza de todos y cada uno de los cofrades, la situación siguió igual hasta, prácticamente, la Cuaresma 2021. Y sería importante que esta crítica se entienda, como un punto de partida. Punto de partida para algo que, entre todos, debemos cambiar si queremos que el mundo cofrade siga existiendo en nuestra ciudad.

Es indudable que hay una parte de la Semana Santa, muy importante, cuyo espacio celebrativo no es otro que la calle, aparte de los fastos litúrgicos. Quizá en Logroño no tengan la importancia de Sevilla, el impacto económico de Málaga, no se saquen imágenes como las de Valladolid, el número de cofrades que forman todas las cofradías logroñesas no lleguen ni siquiera a igualar a algunas de las homónimas de Zamora o que no tengamos un hecho tan famoso como la turba de Cuenca, pero sabemos que las cofradías logroñesas somos herederas de una tradición que desde hace más de cinco siglos sale a la calle todos los años para mostrar la Pasión, Muerte y, Resurrección de Jesús y que ese aspecto, abandonado y descuidado muchas veces por quién debiera esmerarse en mantenerlo, es básico para la vida de los cofrades, las cofradías, las parroquias, la Iglesia y, por extensión, para nuestra ciudad.

Cofradía de la Flagelación. Logroño
Vía Crucis Multimedia. Viernes Santo 2020

No olvidemos que fue Pío XII quien dijo en 1953 que “la fe religiosa y la vida popular forman una unidad comparable a la unidad del alma y cuerpo… el folklore no es una supervivencia curiosa de una época pasada, sino una manifestación de la vida actual que reconoce lo que debe al pasado, prueba de continuarlo y de adaptarlo inteligentemente a las nuevas situaciones”

domingo, 11 de abril de 2021

LA DOLOROSA.

Dolorosa . Foto: Luis Gárriz Cano.

Este año 2021 la logroñesa cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, está de cumpleaños. Se celebran los cincuenta años, las bodas de oro, del estreno de la imagen de la Dolorosa. Sirvan estas líneas como homenaje a la cofradía y a la imagen que, año tras año desde aquel lejano 1971, ha participado en la procesión del Encuentro.

El año 1970, ante la situación de la actual imagen de la Soledad, se decidió adquirir una nueva imagen, encargándose su confección al imaginero Trapote. Dicha imagen, tras ser bendecida y participar en la procesión del Encuentro del citado año, se devolvió al imaginero. ¿Razones? No se saben; no transcendieron aunque, como suele ser habitual en estos casos, rumores hay muchos y variados. La versión oficial habla de que no gustó ni a cofrades ni al pueblo logroñés.

Momento del Encuentro. 

Refiriéndose a este último caso, decía la prensa del 2 de abril de 1970 con conversación con el entonces Hermano Mayor de la cofradía, don Miguel Marín que “como no gustó al pueblo, y tampoco a la Cofradía (sic), se la llevó su autor, don Angel Trapote, de Valladolid, ya que, según convinimos, si no gustaba se la llevaría él”. Posteriormente se indica que se entregó a su autor en octubre del año anterior, 1969.  (Diario La Rioja, 22 de abril de 1970). Actualmente y, tras estar unos cuantos años en un armario, preside el altar de la Virgen del Rosario de la iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid. Tal y como comentamos en la entrada del veinticinco de marzo del 2020.

Tras el fiasco producido, se encargó al taller de la familia Navarro de Zaragoza la confección de una nueva imagen; casualmente, con la misma condición de que si no gustaba ni al pueblo ni a la cofradía, sería devuelta a sus autores. Estos se decidieron por una imagen de ciento setenta centímetros de altura, realizada en madera de abedul, mirando al cielo y con las manos practicables, ya que, en un primer momento, se pensó, como con la anterior, que sustituiría a la antigua en todas las procesiones, saliendo el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro con el vestido y manto con que procesionaba la donada por D. Gabriel de Unsáin en el  año 1694.

Paso de la Dolorosa. Procesión del Encuentro
Logroño.

La imagen salida de los talleres zaragozanos llegó a Logroño el 31 de marzo, miércoles, y fue colocada en el altar de la capilla de los Ángeles de la concatedral logroñesa el uno de abril, víspera del Viernes de Dolor, para que los logroñeses pudieran contemplarla. Según indica la prensa del momento, la cofradía parecía decidida a que la imagen nueva procesionaría solo en la procesión del Encuentro y que en la procesión del Santo Entierro, la cofradía portaría a la antigua imagen. “De todos modos la Junta de Gobierno no decidirá realmente hasta última hora. Ya veremos” (Diario La Rioja, 2 de abril 1970). El 7 de abril, Miércoles Santo, la imagen participó en la procesión del Encuentro y, desde entonces, cada año acude al encuentro de su Hijo que, cargado con la cruz, recorre la Vía Dolorosa camino del Gólgota donde, será ajusticiado para, tres días después, resucitar. 

domingo, 4 de abril de 2021

TIEMPO DE PASCUA. DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Procesión del Cristo Resucitado
a mediados de los ochenta del siglo XX

Hasta el año 1983 Logroño no contaba con una procesión del Cristo Resucitado.  El Viernes Santo, tras la procesión del Santo Entierro, los cofrades se iban a sus casas, tras guardar los enseres procesionales donde cada cofradía buenamente podía. Es cierto que durante unos años existió la llamada “Casa de Pilatos”, para guardar o intentar guardar la mayor parte de los elementos usados por las cofradías. Al final, tan solo se guardaban las andas de determinadas cofradías. El resto se buscaba la vida como buenamente podía. Cuestión que, a día de hoy, se repite. Dicho almacén se ubicaba en los bajos de determinados tendidos de la antigua plaza de toros de la Manzanera de Logroño, hoy derruida.

Banda de la cofradía de Jesús Nazareno
un Domingo de Resurrección de los 90
enfilando el Puente de Piedra de Logroño

En 1983 la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, inaugura la procesión de Resurrección. Día de madrugar, ya que partía a las 8,30 horas de la mañana. Se trasladaba desde el colegio de la Compañía de María hasta el cementerio municipal, donde se celebraba la Eucaristía y, posteriormente y por el mismo camino, se regresaba al punto de partida. A diferencia de otras procesiones, el recorrido de esta se encuentra alejado del centro de Logroño, atravesando el río Ebro hacia la zona norte de la ciudad, zona donde la ciudad no se ha expandido debido, en primer lugar, a la presencia del río y, en segundo lugar, por la cercanía con el País Vasco, escasos dos kilómetros y apenas tres a la frontera con Navarra. Eso hace que apenas cuente con presencia de público, excepto los que quieren asistir y su impacto en la vida social de la misma sea mínimo. Aun así es una procesión que ha ido asentándose, adaptándose a los cambios sufridos por la cofradía y, al final, recortando el recorrido partiendo del cementerio y acabando en el citado colegio de la Enseñanza, lugar donde reposa el resto del año en su iglesia, la imagen procesionada.

Otra imagen del Resucitado 
retornando desde el cementerio
en la primera década de este siglo. 

Por lo demás, anécdotas locales al lado, es el día más importante de la historia de la humanidad. Jesús, a quién hemos procesionado en toda la pasión por todas las calles de España, vence a la muerte y resucita; como dice Fano, nos encontramos ante el mayor spoiler que se puede decir a nadie: “VAS A RESUCITAR”

Finalmente conviene recordar un dato que, a primera vista, puede parecer casi sin importancia, pero que es importantísimo desde todos los puntos de vista; el primer testigo de la Resurrección es María Magdalena, la cual  se encuentra el sepulcro vacío, suponiendo que se han llevado el cuerpo (Jn 20,1-3) .

Impresionante imagen de María Magdalena, 
primer testigo de la Resurrección portada
por su cofradía homónima un Viernes Santo en Logroño. 


SEMANA SANTA. SÁBADO SANTO.

Calle Rodríguez Paterna, marca la entrada en 
el Casco Antiguo de la procesión del Santo Entierro. 

Por imponderables, ayer no se pudo colgar la entrada correspondiente. Se acompañará de fotos del espacio procesional logroñés en su ámbito normal. fuera de los días de Semana Santa, 

Si hubiera sido un Sábado Santo normal, hubiéramos tenido que acudir a nuestra sede canónica de Santiago, el Real, para limpiar los últimos restos que, invariablemente, aparecen por los rincones del templo tras la procesión del Santo Entierro del día anterior y la posterior recogida de pasos y enseres. Se hubiera barrido y fregado todo el templo y, a la vez, se hubieran colocado todos los bancos correctamente, usando la famosa “cuerda” con la que los cofrades los alineamos todos y cada uno de los Sábados Santos desde hace ya no unos cuantos años, sino lustros. Pero no. Este año ha sido especial; hemos acudido al templo para dejar a nuestro paso titular en su sitio donde aguardará hasta el 12 de abril de 2022, esperando que pueda montarse para asomarse a las calles de su ciudad, Logroño, y caminar al día siguiente al Encuentro con su Madre en la Vía Dolorosa. 

Plaza Amós Salvador, enlace entre
las calles Portales y Rodríguez Paterna en la procesión
del Santo Entierro. 

Se hace difícil para un cofrade escribir sobre este día, si, además, tenemos en cuenta que en Logroño es un día vacío de contenido penitencial y, como consecuencia, sin presencia alguna en la calle de ninguna cofradía.

El proceso para encontrarle significado a este día fue parejo al del descubrimiento, año a año, celebración a celebración de la Vigilia Pascual. Ya se ha hablado alguna vez en este blog de los espacios celebrativos de la Semana Santa, templo y calle. Se ha comentado, de refilón, la situación de permanente tensión entre ellos. Se hablará en alguna entrada de la inmovilidad de más de cuatro siglos de la liturgia, en especial de la propia del tiempo semanasantero y como, por el contrario, la celebración en el espacio público ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos que toca vivir.

Decía José Antonio Pagola en el comen

Calle Mayor, tramo de la Costanilla, famoso 
entre los cofrades portadores de pasos en el Santo Entierro. 

tario al Evangelio del segundo domingo de Cuaresma de este año que  “para ser cristiano, lo más decisivo no es que cosas cree una persona, sino que relación se vive con Jesús… Es la adhesión a Jesús y el contacto con él lo que nos puede transformar”. Ahí es, en ese modo de entender la vida del cristiano, donde se debiera vivir la Vigilia Pascual. Una ceremonia llena de simbología, con unas lecturas muy precisas y unos signos impresionantemente sencillos y bonitos que, para desgracia nuestra, la mayor parte del mundo cofrade, desconoce en el fondo y en la forma, siendo imposible tener una vivencia plena de esa ceremonia.

Dejo unas palabras del Papa emérito, Benedicto XVI en su impresionante libro “Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección” para reflexionar lo que se va a vivir mañana, Domingo de Resurrección.  

“¿qué pasó allí?... (para los testigos)… un fenómeno totalmente nuevo… si la resurrección de Jesús no hubiera sido más que el milagro de un muerto redivivo, no tendría para  nosotros en última instancia interés alguno…en la resurrección del Hijo del hombre ha ocurrido algo completamente diferente… un romper de cadenas para ir hacia un tipo de vida totalmente nuevo… una vida que ha inaugurado una nueva dimensión de ser hombre… se ha alcanzado una nueva posibilidad de ser hombre, una posibilidad que interesa a todos y que abre un futuro, un tipo nuevo de futuro para la humanidad… Jesús ha entrado en una vida distinta, nueva; en la inmensidad de Dios y, desde allí, Él se manifiesta a los suyos”.

Calle Santiago desde la puerta de la Iglesia homónima
, último tramo que recorre la 
cofradía de Jesús Nazareno el Viernes Santo



viernes, 2 de abril de 2021

SEMANA SANTA. VIERNES SANTO.

Cristo de Escolapios. Logroño, 1978

Viernes Santo con mayúsculas. Como decía mi abuelo, “niño, no se puede cantar, que se ha muerto el Señor”. El día grande. La gran procesión ante la cual palidecen las demás. El origen de las cofradías y sus procesiones; la procesión que, al igual que en Valladolid, Pamplona o Zaragoza, articula la Semana Santa logroñesa moderna en la calle. El gran día para todas las cofradías. El gran momento del año, el más esperado. Tras la debacle pasional del siglo XIX, solo se mantuvo esta procesión, organizada por el cabildo de la actual concatedral, antaño colegiata de Santa María de la Redonda.

Cristo de las Ánimas. Logroño, 1978
La gente se apelotonaba en las calles para ver el discurrir de los pasos; se instalaban sillas en las aceras de la actual calle Portales, como si de una carrera oficial se tratara; hubo años en los que se instalaron hasta gradas en determinada parte del recorrido de la procesión. Recorrido, por otro lado, que se ha mantenido inalterable desde el siglo XIX; tan solo variado por la consabidas e inevitables obras que se han desarrollado puntualmente o por la idea de buscar otro recorrido alternativo que pudiera atraer más público en años de penurias y crisis de personas viendo la procesión. El casco  antiguo logroñés, abandonado y olvidado por gran parte de la población, dejado de la mano de Dios, por un día, recuperaba o lo intentaba, el esplendor de antaño, cuando los ojos de buena parte de la gente se volvía a él con ocasión de la procesión del Santo Entierro. A día de hoy, el recorrido tiene dos partes bien diferenciadas; la calle Portales y la calle Mayor, con Rodríguez Paterna, Avenida Viana con el Hospital Provincial, y la calle la Merced como elemento que une a las dos vías principales. La calle Mayor, peatonalizada, sede de la historia de la capital durante buena parte del devenir de los siglos, presenta un aspecto deteriorado, con un firme en mal estado y, el Viernes Santo, con aglomeración de contenedores de basura que lejos de atraer al público, lo repele, habiendo zonas que los Viernes Santo, están vacías de público.

Paso del Descendimiento. Logroño, 1978

A pesar de todo, los pasos logroñeses muestran a quien quiera verlo, la Pasión y Muerte del primer cofrade de la historia. Once cofradías salen a la calle a la vez con sus once escenas de la Pasión. Está claro que faltan pasos, aunque podemos decir que los principales, están. Grandes imágenes que son portadas por los hombros de los cofrades logroñeses, aunque la influencia de otras modos de hacerlo ya lo tenemos en nuestra ciudad. El gran día cofrade en Logroño, es el Viernes Santo. Y, como tal, así lo transmiten los cofrades.

Paso de Jesús Nazareno. Logroño, 1978

Si hoy hubiera sido un Viernes Santo normal, tocaba madrugar a las 2.15 h. A las 03,00 h. turno de vela ante el  monumento de nuestra sede canónica, hasta las 6 de la mañana, hora en que llegaría el relevo. Después, un café en la sacristía y a casa a dormir hasta la hora de comer. Y, posteriormente asistir a los oficios del día, participar en la procesión del Santo Entierro y vivir y disfrutar del mejor momento cofrade nazareno. Calle Santiago tras finalizar el Santo Entierro. La sección musical de la cofradía detrás del paso y al, fondo, Santiago, con la puerta abierta, dispuesta a acoger a sus hijos una vez más, tras pasear en sus hombros a la imagen de Jesús Nazareno, el Señor de Logroño.

Santo Sepulcro. Logroño, 1978. 

Después, recoger, desmontar los pasos y hasta el día siguiente. Pero no es un año normal. No. Esta mañana, hemos vivido intensamente, junto a bastantes cofrades nazarenos el Vía Crucis parroquial, y junto a nuestra imagen titular, por primera vez un Viernes Santo, en el suelo, a la altura de los ojos de sus cofrades, sus fieles devotos y sus visitantes. Ahora? A esperar los oficios de la tarde, junto a nuestro paso titular. 2022 será otro año donde, esperemos, poder volver salir a la calle.

Para ello dejo una serie de fotos sacadas todas ellas, con excepción de la última, en la procesión del Santo Entierro de 1978. 

Paso del Encuentro. Foto que se utilizó
 para el primer cartel de la Semana Santa de Logroño en 1972.


jueves, 1 de abril de 2021

SEMANA SANTA. JUEVES SANTO.

 

Salida de la cofradía de las Siete Palabras
un Jueves Santo de los años 70 del siglo XX

Hablar de Jueves Santo en Logroño es hablar, sobre todo, de las Siete Palabras. La mayor cofradía logroñesa en cuanto a hermanos; la de la paradoja de denominarse cofradía de las Siete Palabras y el Silencio y tener la mayor sección musical de todo Logroño, con una impresionante banda de tambores y cornetas. Sus siete cruces portadas por cofrades recordando las Siete Palabras pronunciadas por Cristo en la cruz; las andas sobre las que portaban el paso. Todo llamaba la atención y atraía cada año a un mayor número de personas a contemplarlo. También es hablar del día comodín. Comodín ya que, algún año, al suspenderse el Encuentro por lluvia, se celebró dicha procesión en Jueves Santo.

Es curiosa la evolución procesional del Jueves Santo. Como casi toda la Semana Santa logroñesa ha caminado en una especie de improvisación constante basada en la idea de prueba-error. Y en esa tesitura se entendería, parcialmente, ya que hay otros motivos que se analizarán posteriormente. Las visitas a los templos, las visitas a los monumentos de cada parroquia, la visión de los pasos ya preparados para su procesión o para la del Santo Entierro del día siguiente, son el punto sobre el que pivota el Jueves Santo logroñés.

Banda de Tambores de las Siete Palabras
en los años 70 del siglo XX

El espacio procesional logroñés se abre a otras zonas de la ciudad, siempre teniendo en cuenta la ubicación de las sedes canónicas de las cofradías. En 1985 y, durante once años, sale, casi a la misma hora que las Siete Palabras, la procesión del Cristo de los Enfermos; en 1996 desaparece de las calles logroñesas el citado crucificado de la parroquia carmelita, pero hace su debut el Vía Crucis de la cofradía de la Piedad. En 2001 debutará a las doce de la noche, Viernes Santo ya, la cofradía de la Magdalena con la procesión del silencio, única ocasión en que no hay acompañamiento musical a un paso penitencial en la calle. En 2005 aparecen dos procesiones. Por un lado, aprovechando el centenario del anterior paso titular, la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, estrena la procesión de Jesús camino del Calvario. Procesión que se mantiene a día de hoy y que, tras  cuatro años de cambiar recorrido, encuentra el definitivo en el que realiza actualmente cada Jueves Santo tras la asistencia de toda la cofradía a la celebración de la Cena del Señor en su sede canónica. Ese mismo año, la cofradía del Descendimiento procesiona a su paso titular en procesión propia por primera vez desde que el paso comenzó a procesionar.

Vía Crucis de la Piedad. 2017

De este modo y en un periodo de tiempo largo, la tarde- noche de Jueves Santo en la capital riojana ha logrado articular diversas salidas particulares de cofradías, dotando a la ciudad de un sabor pasional que, sin alcanzar la importancia y relevancia de otros lugares españoles, si la sitúa en un nivel alto debido a, en primer lugar, la calidad artística de las imágenes que salen a la calle y, por otro, por el número de cofrades que se movilizan y asisten como participantes o como público, a los fastos pasionales de ese día.


El Descendimiento en la calle. Jueves Santo 2016

Aun así, para los que tenemos unos años, Jueves Santo será siempre “el de las Siete Palabras” o, como se decía en determinados ámbitos cofrades allá por los setenta del siglo pasado, “el de los píos”.

SEMANA SANTA. MIÉRCOLES SANTO.

 

Limpieza del Yacente

Con un día de retraso, llega esta entrada. Imponderables externos impidieron colgar la entrada ayer. Se hace hoy con  la ventaja de conocer lo que pasó ayer en nuestra ciudad.

El Miércoles Santo logroñés tiene dos expresiones de fe popular. Por un lado, la antaño llamada limpieza, hoy rebautizada como limpieza y veneración del Cristo yacente del Santo Sepulcro. De aquellas ceremonias de finales de los sesenta e inicios de los setenta donde prácticamente no asistía nadie, con excepción de los cofrades y algunos que teníamos a bien largarnos del colegio en el recreo para verlo apoyados en las vallas, junto al paso de los años, la asistencia de cada vez más gente y, sobre todo, la influencia de formas devocionales importadas de otros lugares de España, ha dado lugar a unas ceremonias pseudoelitistas donde el sentido de veneración a la figura por parte de la gente ha quedado bastante apartado, siendo un carácter menos popular y más restringido. Las colas en la pared de la concatedral, quizá pretendan emular colas de fieles de otras partes de la geografía española.

Limpieza del Yacente, finales años 60, siglo XX

El segundo ejemplo es el gran pistoletazo de salida a los fastos populares. La procesión del Encuentro, segunda en antigüedad de las celebradas en Logroño, marca el inicio de la auténtica Semana Santa, pues, al  ser víspera de fiesta, congrega a una gran cantidad de gente en los lugares donde se ha celebrado. Él debe de esta procesión es el lugar de celebración. Se ha peregrinado por diversos puntos de la ciudad, desde el inicial de 1942 en el cruce de la calle Sagasta con la calle Mayor, para, posteriormente acercarse a la iglesia de Palacio para recoger los pasos que descansaban allí y llevarlos a la Redonda para la procesión del Santo Entierro del día siguiente. A día de hoy, casi ochenta años después de su primera celebración, todavía ni la ciudad, ni los cofrades han logrado llegar a un acuerdo de donde celebrarlo de un modo definitivo, teniendo, los cofrades sobre todo, el sentimiento de provisionalidad del lugar de la procesión.

Foto del encuentro del año 1969. Nazareno de Narvaiza estrenado
ese año frente a la Dolorosa de Palio, en su última salida en esta procesión

La procesión del Encuentro, para un nazareno, es quizá, uno de los dos momentos culminantes del año cofrade, junto al Viernes Santo por la tarde. Si, como es mi caso, se ha incorporado uno a la cofradía siendo niño, la ilusión es llegar a portar el Nazareno. Desde cuando puesto debajo de las varas de carga la cabeza ni rozaba la almohadilla, hasta el  día en que un hermano dijo aquello, de “tú, ponte ahí y vámonos”, el punto culminante del sentir cofrade nazareno es sentir el peso de la imagen en tus hombros, convertirte, por unos breves momentos, en los pies de Jesús, llevarlo para hacerle más ligera la carga de la cruz.

Vista cenital del Encuentro. Foto  de Roberto Zaldívar, 2007

Uno de los momentos que siempre espera la gente será la salida y entrada del paso a la iglesia de Santiago, el Real. La maniobra de bajarlo a ras de tierra para, una vez atravesada la puerta volver a levantarlo al hombro es una experiencia que todo cofrade nazareno debiera hacer por lo menos una vez en su vida. Otro momento importante es la vuelta, esa calle Santiago que se ofrece a su cofradía, para, al final, ver las puertas de la iglesia abiertas para acoger a sus hijos que, una vez más y van casi ochenta años, se dirigen a ella tras haberse encontrado en la Vía Dolorosa con su Madre, aquella que tuvo la humildad de decir sí al plan de Dios para ella y que, como ya hemos recordado, cuando Dios se mezcla en tu vida, es para trastornar.

Miércoles Santo 2021. Jesús Nazareno 
presidiendo la parroquia de Santiago, el Real, desde el altar mayor. 

Ayer, Miércoles Santo se produjo, como todos los años, la limpieza del Yacente; también la Virgen de la Soledad celebró los 7 Encuentros con la Madre, a la vez que celebraba los 50 años de su incorporación a la cofradía. Por otro lado la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, realizó un acto dentro de su sede canónica rememorando el Encuentro de Jesús con María. La diferencia es que mientras los dos primeros actos se celebraron a puerta cerrada, la iglesia de Santiago, el Real estuvo abierta al público hasta completar el aforo marcado por la legislación vigente, con la imagen de Jesús Nazareno presidiendo, por primera vez en su historia, el altar principal.