domingo, 27 de febrero de 2022

FÚTBOL Y SEMANA SANTA. MIÉRCOLES SANTO, 1974.

 

Celtic Park, Miércoles Santo 1974
Fuente: Diario Marca

Dentro de las tradiciones que impregnan el devenir normal de la sociedad española, y la logroñesa también, el fútbol se puede considerar como la más importante y la que podemos considerar más visceral, afectiva y no racional. Se es de un equipo y ya está. ¿Razones? Da igual. Se lleva el escudo grabado a fuego en el interior de cada cual. Y si encima en la ciudad hay dos equipos en la misma categoría y luchando por la preeminencia ya el tema roza el paroxismo afectivo irracional. Real Madrid, Atlético de Madrid; Barcelona, Español, devaluado desde hace unos años o el más importante de España y, casi se podía asegurar, del mundo, Betis y Sevilla. A día de hoy, Logroño, con la disputa “de las siglas” UDL-SDL, tras la desaparición del CDL no alcanza la virulencia de otros sitios pero ahí estamos, empezando.

Es cierto que, a lo largo de las últimas décadas, grandes partidos de fútbol han coincidido en el tiempo con las procesiones de Semana Santa. Y, como tal, han convivido, pero, como siempre, dejan paso al recuerdo de lo vivido. Teniendo el Delorian de Emmett Brown, “Regreso al futuro”, se podría uno trasladar a un 10 de abril del año 1974, Miércoles Santo, en la calle Santiago de Logroño a eso de las diez de la noche; si se adentrara en la Iglesia del mismo nombre asistiría a un espectáculo hoy del todo anormal. El paso del Nazareno preparado para salir a la calle; no como ahora, frente a la puerta ya colocado, sino en su posición lateral desde la que partía. Algún cofrade ya con la túnica “café con leche”, el capuz blanco, “la servilleta”, y los guantes blancos, colgados del cíngulo. Familiares y alguna persona despistada que tuvo la osadía de acercarse aquella desapacible noche a ver como salía el Nazareno.

Paso de Jesús Nazareno, Logroño
procesionando a finales de los 70 del siglo XX

En la misma calle Santiago, a escasos metros del templo, existía, y hoy sigue ahí, un bar del que salían los gritos típicos y las voces de los aficionados al fútbol; en Glasgow, a la misma hora y en Celtic Park, se jugaba la denominada por los seguidores colchoneros “batalla de Glasgow”; para el resto del mundo, la ida de la semifinal de la Copa de Europa de ese año jugada entre Celtic y Atlético de Madrid. Y uno, que por aquel entonces contaba nueve años, asistía, con su hábito puesto, el capuz colgando del cíngulo y los guantes blancos, junto al resto de infantiles de la cofradía a como se dilucidaba el encuentro, mientras los cofrades adultos y, sobre todo los portadores, ya preparados, daban cuenta de alguna cerveza que otra, un chato de tinto o, los más osados y en aquellos años había bastantes entre los nazarenos, apuraban la última copa de anís, mientras se comentaban las jugadas del partido; claro está, cada uno barriendo, para su corazoncito. Parece ser que el entonces cabo de varas, Pepe Renta, intentó en vano varias veces, llevar a los portadores a la Iglesia, pero, al final tuvo que desistir y acabar apurando una copa de La Castellana, como mandaban los cánones.

Cuentan las crónicas de la época que “los atléticos no fueron precisamente hermanitas de la caridad, pero los escoceses tampoco es que fueran unos santos”. El ambiente, dentro del templo donde jugaba el equipo católico de la ciudad, era casi bélico. Los madrileños acabaron el partido con ocho jugadores. “En ese Atlético, que reunía lo mejor de cada casa, había muchos ángeles, pero también muchos demonios. Los Luis Aragonés, Jabo Irureta o Gárate, ponían la seda, mientras que los Panadero Díaz, Ovejero o Heredia eran más de pana” Precisamente Panadero Díaz, junto a  Quique y Ayala son los que se fueron antes de tiempo. Como contaba Reina, el portero atlético de aquel partido, los policías “nos metieron a porrazos en el vestuario”. El partido acabó 0-0, y en la vuelta jugada en el desaparecido Calderón, el Atlético venció dos cero.

Final del partido en Celtic Park.

Tras acabar el partido y con la euforia del empate los cofrades fueron a la iglesia, y allí se enteraron que la procesión del Encuentro se suspendía por la lluvia; aun así y dentro del dolor que aflige a todo cofrade cuando no puede salir a la calle, quedó la promesa de que “mañana, si no llueve, cuando acaben las Siete Palabras, se procesionará el Encuentro”. Pero eso, ya es otra historia y no de fútbol precisamente.  

domingo, 13 de febrero de 2022

LOGROÑO. SEMANA SANTA 2022. EFEMÉRIDES

La Semana Santa de la capital de La Rioja posee peculiaridades que, como a la de todos y cada uno de los lugares donde se celebra en la calle, marcan su desarrollo a lo largo de los más de quinientos años que lleva celebrándose. Fue a partir de los años cuarenta del siglo pasado cuando se produjo el despegue. Desde inicios del siglo XIX fue langudeciendo hasta quedarse convertida, tan solo, en la procesión del Santo Entierro que se celebraba todos los Viernes Santo al caer la tarde. Este año, 2022, en la ciudad de Logroño, se está de aniversario. Los hechos más destacados y que debieran marcar parte de este año 2022.

Foto del cartel de la Semana Santa 1972 de Logroño

La Semana Santa logroñesa celebra las bodas de oro de un hecho que, en sí mismo, puede parecer insignificante. Hace cincuenta años veía la luz el primer cartel de la Semana Santa logroñesa. Una imagen del Nazareno de Quintín de Torre procesionando  por la logroñesa calle de Portales; recortada la impresionante imagen sobre el muro sur de la concatedral de Santa María de la Redonda. Destaca, en el plano inferior el  adorno floral del citado paso, viéndose la parte superior de uno de los faroles. Tras algunos años intentándolo, se logró el objetivo de, al igual que casi todas las ciudades españolas, poner el cartel en la calle, anunciando los fastos pasionales. Como respondía a la prensa el entonces Hermano Mayor de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, “el cartel tenemos que decir que ha sido un rotundo éxito. De Alicante nos escribió el cónsul de la República de Honduras felicitándonos y pidiendo carteles. También nos pidieron de Cataluña, Vizcaya y la Mancha. El cartel del próximo año todavía no está pensado, pero lo que sí podemos decir es que seguiremos lanzándolo año tras año” (1)

Por otro lado, si seguimos a la prensa de la época, la cofradía del Santo Cristo de las Ánimas, cumple sus bodas de oro. La cofradía, en su web, lleva el nacimiento a 1970.  Decía José Maguregui en 1972 que “una vez que el Santo Cristo está restaurado, hemos arreglado las andas y le hemos colocado faroles nuevos. Además este año lo llevarán entre veinticuatro hombres, ocho más de lo habitual. ¿Llevan muchos años detrás de esto? Sí, pero la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro nos pedía para su creación más de cincuenta cofrades y actualmente hemos rebasado esa cifra” (2) Este año, además. Se celebran las bodas de oro del hábito de la citada cofradía. En la misma entrevista se indicaba que “para los hombres el hábito será de color morado y la capucha negra, y para los niños el hábito del mismo color, pero de capuchón blanco”

Cristo de las Ánimas
Foto: Luis Gárriz Cano

Ese mismo año, como se ha dicho, se restauró la imagen de la obra gubiada por Arnao de Bruselas en el siglo XVI. “La imagen se conserva muy bien; pero se advirtieron los los efectos de la carcoma y a tiempo se le ha hecho un tratamiento para evitar que avanzara la destrucción de la madera en los Talleres de Arte Decorativo de los Hermanos Navarro de Zaragoza, liberándola al mismo tiempo de una capa de barnices y pinturas que durante cuatrocientos años se han ido acumulando sobre la talla”. (3) Como curiosidad, aquel mismo año la piadosa agrupación decidió nombrar Hermano Mayor de la citada cofradía al Ayuntamiento de Logroño en la persona del alcalde de la época, Víctor de Lerma y Gurtubay.

La cofradía del Santo Sepulcro estrenó, por primera vez en Logroño,  estandarte propio de una cofradía. Sobre fondo de terciopelo negro y bordado en plata, destaca en el centro la cruz de Jerusalén, escudo de la cofradía y, anteriormente, símbolo de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro. La leyenda “Cofradía del Santo Sepulcro” rodea el escudo en su parte superior mientras en la parte inferior aparecen los tres clavos y la corona de espinas portada por el primer cofrade en el primer Viernes Santo de la historia.

Estandarte cofradía del Santo Sepulcro. 

Finalmente, en el año 1997 se produjo en Logroño la liberación de un preso, gracias a la gestiones de la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio. Ello obligó a modificar el recorrido de su procesión el Jueves Santo por la tarde, para adentrarse en las principales calles del casco antiguo de la capital logroñesa. Un oriundo de Sabadell, vecino de la navarra ciudad de San Adrián, condenado por tráfico de drogas, fue indultado tras cumplir solo parte de su condena.

Liberación del preso año 1997
Foto: Enrique del Río para el Diario La Rioja

(1)Diario La Gaceta del Norte, 2/4/1972.

(2)Diario La Gaceta del Norte, 22/3/1972

(3)Diario La Rioja, 16/3/1972.