martes, 31 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: EL AMOR EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Cristo de las Ánimas de Arnao de Bruselas
Foto: Luis Gárriz Cano
 
Hoy dejo un escrito sobre el amor; pero no cualquier amor, no; como indica el título, el amor en tiempos de coronavirus. Elisa Orbañanos, de pastoralsj.org, nos deja un impresionante relato de la sencillez y, a la vez, la dificultad, del concepto de amor y de su práctica. Sin más, sencillo, al corazón, y, sobre todo, a la cabeza. Lo acompaño con otra foto de Luis Gárriz Cano; que mejor muestra de amor que la entrega total y absoluta de Jesús en la cruz, torturado, crucificado y muerto por todos y cada uno los hombres. Y qué mejor muestra que la obra salida de la mano de Arnao de Bruselas que, cada año, la Cofradía del Santo Cristo de las Ánimas procesiona por las calles logroñesas para pasmo y sorpresa de todos y cada uno de los que lo ven, aunque no sea la primera vez que lo hacen.
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS.
En tiempos de incertidumbre, cuando nos encontramos frente a frente con el dolor, lo desconocido y la falta de respuestas, el instinto nos repliega. El miedo nos paraliza, no nos deja ver la luz al final del túnel y muchas veces, de forma natural, respondemos con egoísmo, negando, rechazando o queriendo solamente volver a nuestras seguridades.
Por suerte, en otras muchas ocasiones, nos sobreponemos y nos agarramos a la esperanza, reaccionando con creatividad y agradecimiento. Y en estos días, son muchas las muestras y muchos más los gestos que agradecer a tantos y tantas. Hay vecinas ejemplares, artistas en los balcones, personal entregado al servicio público e historias heroicas. Hay plataformas de voluntariado a las que recurrir y desde las que ponernos a disposición.
Pero cuando aterrizamos en lo ordinario, en lo duro del confinamiento, las soledades, las distancias, los silencios, las oscuridades, los miedos… Cuando no hablamos de cifras, sino de nombres y rostros, de nosotros. Ahí es donde nos toca reinventar las formas de sanar, las maneras de estar juntos. Ahí es cuando es más necesario, como reza la oración, «encontrar a Dios». En definitiva: amar.
El amor en los tiempos del coronavirus pasa, primero, por renunciar. Por quedarse en casa para proteger al otro. Y el amor en casa es el de las pequeñas cosas: es leer por enésima vez ese cuento, es preparar su plato preferido, es bailar esa canción, es compartir tareas, es cumplir honradamente, aunque no me vean y avanzar ese trabajo que te mata de pereza, pero sabes que va a aligerar el trabajo de tus compañeros.
Amar entre cuatro paredes es también amarse a uno mismo, que a veces nos perdemos de vista. Parar y mirarnos por dentro, además de por fuera. Es permitirnos llorar y tener miedo, pero también reír. Es dedicar tiempo a ese dolor enquistado, a ese perdón. Es recuperar esa pasión dejada de lado, ponernos con aquel libro que nunca tuvimos tiempo de leer. Es repensar, revisar, desafiarnos y agradecernos.
Pero amar en estos tiempos inciertos es, sobre todo, ser valiente. Que eso no supone –solamente- dejarlo todo y salir corriendo detrás de nuestro sueño. Porque el amor profundo, visceral, radical, no es el de las películas, sino el de la entrega.
Dejarse tocar por Dios y amar, AMAR en mayúsculas, en medio del temor, es tener el coraje de sacar esa conversación. Es levantar el teléfono y hacer esa llamada pendiente. Es asumir debilidades, reconocer sentimientos y aprovechar la intemperie para arriesgar. Es tomar decisiones. Es empezar, retomar, redescubrir y redescubrirse ante Dios.
Es atreverse a propagar el Evangelio –la reconciliación, el perdón, el encuentro, la alegría y la esperanza–, como forma de luchar contra el virus del miedo.

lunes, 30 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: LO QUE CURA LA ESPERANZA

Paso de la Piedad, Logroño
Viernes Santo 2008.
 
 Hoy nos acercamos al término esperanza en la vida del cristiano. Y más en estos convulsos tiempos que nos está tocando vivir. El hecho de asumir en la vida el ser cristiano es un camino de alegría, optimismo y sobre todo, esperanza, mucha esperanza. Que mejor ejemplo de esperanza que María, la madre de Jesús y, por extensión, de todos nosotros. Y que mejor esperanza nos puede transmitir que en el momento sublime de dolor de encontrarse con el cuerpo muerto de su hijo entre sus brazos y teniendo el corazón roto y el alma hecha pedazos. Esta advocación pasional no es más que otra imagen de María a la que le ha desaparecido el Niño Jesús y le han colocado el Cristo muerto. Apareció en el siglo XIII en la zona alemana del bajo Rhin, respondiendo a la plasmación en arte de las visiones de Santa Brígida. Con el paso de los años, evolucionó a modelos más humanizados y naturales. Os dejo un texto de pastoral sj.org que trata este tema.
LO QUE CURA LA ESPERANZA.
Vivimos días raros. Días en los que ser héroe es quedarse en casa para que, quienes no pueden hacerlo, no se vean en la obligación de ser aún más héroes. También son días en los que la soledad es a la vez un don y un castigo. En los que echamos de menos: a personas, sobre todo a personas, pero también rutinas, momentos, caprichos…
Y para responder a esta anómala situación, desde el inicio del confinamiento en España han surgido decenas de iniciativas: para rezar, pero también para acompañar, para hacer comunidad, para apoyar a unos o a otros. Los aplausos a las 20:00 h, las eucaristías en
streaming, los retos con un rollo de papel higiénico, los conciertos de Instagram. Todo ayuda.
Por supuesto, la mayoría de iniciativas no surgen por generación espontánea. Detrás de cada una de ellas hay un esfuerzo de varias personas que piensan, trabajan, se dejan las horas desde casa para que todo tengas un sentido y sirva para un fin; para que esa conexión a YouTube sea lo mejor posible; para que esa meditación u homilía sirva a quien lo oye.

¿Y por qué lo hacen? ¿Por qué no aprovechan el confinamiento para estar en casa tranquilamente, leyendo o haciendo eso que siempre quisieron hacer y nunca pudieron? ¿Por qué no explorar todo el catálogo de Netflix a sabiendas de que cuando todo esto acabe, volverán a la rutina imposible?
Porque es importante mantener la esperanza. «La esperanza no cura», me decía un amigo, escéptico ante iniciativas de tipo religioso y cultural. Pues no, la esperanza no cura el cuerpo, para eso están los médicos y la responsabilidad de cada uno de tomar las precauciones necesarias. Pero la esperanza alimenta el fuero interno. Y en estos días la esperanza es el bien intangible más necesario.
Porque si dedicas 12 o 14 horas en un hospital a atender docenas de pacientes sin apenas medios, la esperanza es la que te empuja a hacerlo con una sonrisa, a pesar de la extenuación y el miedo. Porque si tu esposo o tu mujer se ponen enfermos, la esperanza te ayudará a mantenerte lo más fuerte y sereno posible. También la esperanza está para no sucumbir al sufrimiento por los que se van. Porque sin esperanza, y a falta de abrazos, la vida se pone muy cuesta arriba.
Quién iba a decirnos que la palabra en 2020 iba a adquirir un peso tan enorme. Somos más responsables que nunca de que nuestra palabra transmita algo. De que nuestra palabra sea abrazo, caricia y calor. De que nuestra palabra sea, en definitiva, esperanza.
La esperanza no cura, no. O al menos no en el sentido físico. Pero hoy, sin esperanza, no saldríamos de esta.

domingo, 29 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: DAR VOZ AL DIOS ARRINCONADO.

Hermanos Cofrades de la Cofradía logroñesa de la
Flagelación de Jesús, en la calle Portales de Logroño
un Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro.
 
En estos tiempos Hablar de Dios es difícil. Complicado. Y los cofrades lo hacemos todos los años durante una semana, a pecho descubierto, con nuestras túnicas, nuestras medallas, nuestra música y, sobre todo, con nuestros pasos. Os dejo una reflexión de Sergio Gadea, sj, acompañado de unos hermanos de la cofradía de la Flagelación de Jesús en la calle Portales de Logroño un Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro.
DAR VOZ AL DIOS ARRINCONADO.
“En estos tiempos (como en otros) conviene arriesgarse a hablar de Dios. Me fijo en san Pablo y su discurso ante la estatua al Dios desconocido en Atenas, presentando a un Dios que habita en los anhelos de sentido. Para captar mejor su arrojo sirve, por ejemplo, imaginarse a uno mismo entrando en una gran librería, poniéndose delante de la estantería de los libros de autoayuda y arrancándose a hablar del sentido verdadero de la vida que se ha descubierto en la fe…
Resulta difícil imaginarse esta escena, posiblemente, por dos razones. Una razón objetiva tiene que ver con el contexto. Los griegos creían en una amalgama de deidades y espíritus y la trascendencia no les era ajena, mientras que hoy esa dimensión aparece más difuminada. La parte subjetiva es que preferimos reservarle un espacio a Dios en nuestra intimidad y, como mucho, hablamos de ello en nuestros grupos y comunidades, pero nos autoimponemos no hablar de Dios en público: por miedo a ser rechazados, por evitar posibles discusiones, porque no nos encasillen o nos exijan un comportamiento ejemplar. Y al final, acabamos escondiendo, incluso, que los domingos vamos a misa.
Que hoy sea más difícil hablar de Dios que en el siglo I es un hecho. Los griegos tenían preguntas y Pablo vino a ofrecerles una respuesta. La impresión hoy es que la gente a nuestro alrededor ni siquiera se ha planteado la pregunta. Para los atenienses era natural la dimensión trascendente de la vida. Pero de muchos hoy se podría decir que no aparece en su 'mapa': en la variedad de proyectos y aspiraciones de mucha gente no parece haber lugar para ningún Dios que venga a llenar de sentido. ¿De qué nos sirve, pues, hablar de Él en según qué sitios?
Sin embargo, la indiferencia o la hostilidad de un entorno no tiene por qué implicar autolimitarnos el deseo de compartir la Buena Noticia. Con la fe viene algo del arrojo de san Pablo: hay que salir al mundo a hablar de lo bueno. Probablemente sin grandes discursos ante una estantería, pero sí con el testimonio de nuestra vida que no esconde nada y no tiene miedo a la pregunta curiosa, al comentario jocoso o a la crítica mordaz.
Quien sabe: quizás consigamos plantear la pregunta que aún está por hacerse o señalemos una zona del mapa que está por explorar. Puede, incluso, que ofrezcamos una respuesta cuando muchos prejuicios caigan. Desde luego, pagando el precio a veces de la sorpresa que causamos en los otros. Pero si nos callamos la importancia del nombre de Dios en nuestra vida, ¿quién podrá poner nombre a ese anhelo desconocido?”
Sergio Gadea, s.j.

JESÚS NAZARENO. PALENCIA


 
Nazareno con Cirineo.
Víctor de los Ríos 1955.

Recuperamos una parte de la esencia del blogg; se retoman las advocaciones nazarenas de otras partes de España. Esta vez, nos detenemos en la capital castellana de Palencia, de la que se ha hablado aquí al hacerlo del Tararú. Ahora se hace una pequeña aproximación a la devoción al Nazareno en aquella población.

La actual figura que podemos considerar titular de la Cofradía Penitencial de N. P. Jesús Nazareno y N. M la Virgen de la Amargura es la confeccionada en 1955 por Víctor de los Ríos. Confeccionada para ser una figura más de la cofradía, ha pasado a imagen titular, quitándole el puesto a la antigua imagen titular. Es más, en la capilla de la cofradía, la imagen de Víctor de los Ríos ocupa el altar central, mientras que la anterior, realizada en 1717 y obra de Tomás de la Sierra, ha pasado a una hornacina en el lado de la epístola en la misma capilla.

Nazareno Viejo
Tomás de la Sierra, 1717
 
Jesús, en la obra de Víctor de los Ríos, presenta un hermoso rostro, dolorido, con un cuerpo idealizado; carga una cruz de madera cuarteada y es ayudado para ello por el Cirineo. Presenta mirada perdida, porta la cruz en el hombro izquierdo y levanta la mano derecha en un intento, parece ser, de dirigirse al público que le contempla, acercándose o intentándolo al modelo de la mano tendida barroco vallisoletano. Como curiosidad, esta figura presenta semejanzas con el paso tallado por el mismo autor para la cofradía de la misma advocación de la localidad de Linares, en la provincia de Jaén. Se diferencia en la cruz, más del gusto andaluz la segunda, pero el estilo de la figura nazarena recuerdan una a la otra.

Nazareno en las calles palentinas.
 
La cofradía palentina, al igual que su Semana Santa, teniendo pasos y figuras de gran calidad y poseer la Declaración de Interés Turístico Internacional, está a la sombra de Valladolid, capital semanasantera por excelencia del norte de España, además de las dos medinas de la misma provincia vallisoletana, Medina del Campo y Medina de Rioseco, ambas de primer nivel.
La cofradía nazarena palentina posee la particularidad que todos los hermanos que portan los pasos, por las reglas que tiene, deben ir descalzos. Dicha cofradía fue fundada el veintiséis de diciembre de 1604. Tiene capilla propia y su sede social en la Plaza de San Pablo nº7 de la capital palentina. Participa, dentro de la Semana Santa palentina en tres procesiones; el Martes Santo por la noche junto a la cofradía de Jesús de Medinaceli en la procesión del Prendimiento. Procesión curiosa de la que se hablará más adelante, debido a las particularidades que presenta. El Viernes Santo, en la madrugada, a la 1, sale la procesión del Silencio y Penitencia, con el antiguo paso titular, en completo silencio y tan solo acompañado por la iluminación de las velas portadas por  cofrades y público. Solo el sonido del timbal que detrás de las andas marca el paso de los portadores, rompe el silencio.

Otra vista del Nazareno con Cirineo en la calle.
 
El Viernes Santo por la mañana, Palencia se llena de nazarenos y público para asistir a la procesión de los Pasos, donde la cofradía nazarena en pleno, toma las calles de la ciudad para procesionar todo su patrimonio y ponerlo al servicio de sus conciudadanos, en el recuerdo de la Pasión de Cristo.
La cofradía, además de la obra de Víctor de los Ríos y de la Tomás de la Sierra, los siguientes pasos. Nuestra Madre la Virgen de la Amragura, también obra de Víctor de los Ríos de 1955.
Por otro lado, procesionan la Erección de la Cruz, obra de Lucas Sáenz de Torrecilla de 1615; dicho paso recuerda al efectuado por Francisco del Rincón para Valladolid en 1604. El paso llamado Longinos realizado por Antonio Vázquez y José de las Rozas en 1692. Recuerda, en su concepción al realizado en 1610 para Valladolid y el de Medina de Rioseco de 1675.

Erección de la Cruz
Lucas Sáenz de Torrecilla, 1615.
Finalmente Jesús camino del Calvario, conocido como Verónica. Jesús porta la cruz camino del Calvario ayudado por el Cirineo, junto a un sayón delante anunciando su llegada con una trompeta y la Verónica que, se dirige con el paño en la mano hacia el rostro de Jesús. Paso del año 1693, el Nazareno y Cirineo sale de las manos de José de las Rozas, la Verónica obra de Antonio Vázquez y Bernardo López Frías se encarga del sayón y del Cirineo. La figura de Cristo recuerda el modelo de la mano tendida inaugurado por el maestro Gregorio Fernández en Valladolid. 


sábado, 28 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: SEÑALES DE ESPERANZA

Cristo Resucitado logroñés
 
El pasado cuarto lunes de Cuaresma, escuchando y viendo la Eucaristía desde la parroquia de San Francisco de Borja de Madrid, regentada por los padres jesuitas, SJ, José María Rodríguez Olaizola, el oficiante, en su pequeña homilía, habló de como, en estos tiempos de pandemia, muerte, desesperación, confinamiento, aislamiento, etc. que estamos padeciendo todos, se veían, a pesar de todo, “señales de esperanza en una sociedad infectada” ¿Cuáles son? ¿Dónde están? La primera señal de esperanza es Cristo; sobre todo, Cristo resucitado, el cual, nos acompaña hoy, con una foto dentro del cementerio logroñés el Domingo de Resurrección del año 2015, antes de salir en procesión por las calles logroñesas.
Las señales que indicó José María Rodríguez Olaizola son:
1ª Hay mucha gente que ayuda y deja todo para ayudar; ejemplo, los aplausos de las 20,00 horas para sanitarios, policías, etc. que ayudan en esta situación de confinamiento por una pandemia a nivel mundial. Se aplaude a la gente que, simplemente hace el bien, no solo a los campeones deportivos, a los políticos, etc.
2ª Estamos ante unos nuevos avances científicos.  Esta pandemia nos está trayendo como la sociedad ha empezado, a través de sus científicos, a investigar para acabar en este caso con el Coronavirus Covid-19, que no es otra cosa que intentar acabar con los males que acechan a la humanidad. Se usa el talento humano para el bien común.
3ª Se está produciendo una vuelta a la fe profunda. El hombre. Algunos, han decidido volver a buscar a Dios. ¿Dónde está? ¿Cómo lo puedo encontrar? La fe es reconquistada por el hombre. Hay un camino de esperanza tanto para el hombre como para la humanidad.
4ª Se está empezando a leer la sociedad de una manera diferente. Nos encontramos que todas las seguridades que teníamos, de repente, han desaparecido y nos encontramos ante un mundo nuevo y diferente en el que tendremos que adaptarnos para vivir.


viernes, 27 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: DE SACRIFICIOS, DECISIONES Y COSTES DE OPORTUNIDAD.

Portadores del paso de María Magdalena
Viernes Santo 2008. Foto: Luis Gárriz Cano.
 
 
De sacrificio, decisiones y costes de oportunidad
 
En este tiempo en que nos hemos tenido que quedar cerrados en casa y donde nuestro mundo y nuestra manera de entender la vida cambia de la noche a la mañana por un pequeño y casi insignificante virus, traigo este escrito recogido de pastoralsj.org, donde se habla del concepto de “sacrificio”; viene muy bien para intentar buscar un sentido a lo que nos estamos obligados a hacer. Merece la pena su lectura. Qué mejor imagen para mostrar el sacrificio que unos anónimos portadores de un paso de la Semana Santa logroñesa. En este caso, estos portadores serán los pies de María Magdalena, imagen titular de la logroñesa cofradía de “las penitentas”.
 
“Los economistas hablan del coste de oportunidad para referirse al valor de la mejor opción no realizada. El término fue acuñado en 1914 y desde entonces se ha popularizado fuera del ámbito académico de la economía. En un sentido coloquial, el concepto se refiere también a aquello de lo que alguien se priva o renuncia cuando hace una elección o toma una decisión. La renuncia se justifica por el mayor valor de la opción escogida.
Cualquier decisión que tomemos, por pequeña e irrelevante que parezca, tendría un coste de oportunidad. Por ejemplo, ir de vacaciones a un lugar excluye la posibilidad de conocer otros muchos. Aprender a tocar bien el piano suele hacer muy difícil llegar a dominar el violín. Elegir una carrera implica casi siempre renunciar a otra opción profesional que también interesaba.
En definitiva, una decisión excluye siempre otras tiene un coste. La mayoría de ellos, sin embargo, pasan desapercibidos y ni siquiera los formulamos en esos términos.
En el ámbito religioso el neologismo no se usa. Pero hay un concepto parecido: el sacrificio. Un sacrificio implica una transferencia de valor entre aquello a lo que se renuncia y aquello que pretende conseguirse. Un ejemplo extremo es el de los sacrificios humanos de las religiones del mundo antiguo. En estos ritos, la sangre de la víctima aplacaba la ira de los dioses, sacrificándose así un gran valor –el de la vida humana– por otro aún mayor: el restablecimiento del orden cósmico.
Con el paso del tiempo, estos sacrificios se simplificaron, rechazándose la dimensión cruel y 'sangrienta'. El elemento material perdió fuerza progresivamente, dando paso a una concepción más mística. Uno de los mejores ejemplos de este proceso de 'desmaterialización' sería la eucaristía, recuerdo espiritual del sacrificio pascual de Cristo.
El término sacrificio, sin embargo, resulta cada vez más extraño en nuestra cultura, llegando incluso a generar un abierto rechazo. La razón principal es que se ha identificado exclusivamente con la negación de la libertad y la autonomía personal –valores sacrosantos– asociándose exclusivamente a opciones de vida heroicas difícilmente imitables (en el mejor de los casos) o a peligrosas patologías y deformaciones religiosas (en el peor de ellos).
Pero a pesar de las connotaciones históricas y los prejuicios culturales que arrastra la palabra 'sacrificio', la realidad a la que apunta es consustancial a todo lo que hacemos. En ámbitos como el deporte, la música, la investigación o la familia, la dinámica sacrificial se hace evidente e inevitable. Ser un buen atleta, adquirir destrezas, aprender a tocar un instrumento o formar una familia conlleva innumerables renuncias que, paradójicamente, no son formuladas en términos sacrificiales, sino como una opción libre que permite alcanzar un bien mayor.
La palabra sacrificio proviene del latín sacre (sagrado) y facere (hacer); sacrificar significa, literalmente, hacer sagrado. Un sacrificio es aquello que convierte una realidad en sagrada. El sacrificio, por tanto, no es una negación de la libertad, sino un modo de ejercerla de forma plena. El sacrificio, bien entendido, no es un coste. Es una oportunidad.”

jueves, 26 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: LO QUE QUIERO SER.

Paso de Jesús Nazareno a mediados de los años 70.
 
Esta vez es el poema de José María Rodríguez Olaizola, sj,  el que nos lleva a la reflexión. Lo que tú quieras, lo que tú pidas, /lo que tú sueñes, Señor…/ eso quiero ser nos dicen los últimos versos; nosotros, desde nuestra humildad y pequeñez y durante unos breves momentos para algunos pero eternos y maravillosos para los cofrades, queremos ser tus pies, Señor. Y que mejores pies para Jesús Nazareno que sus cofrades de Logroño que, año a año, lo portan por la Vía Dolorosa, primero al Encuentro con su madre y después, en el Santo Entierro logroñés.

Lo que quiero ser

Quiero ser pastor/ que vele por los suyos;
 
árbol frondoso/ que dé sombra/ al cansado;
 
fuente donde/ beba el sediento.
 
 
Quiero ser canción/ que inunde los silencios;
 
libro que descubra /horizontes remotos;
 
poema que deshiele /un corazón frío;
 
papel donde se pueda/escribir una historia.
 
 
 
Quiero ser risa en los / espacios tristes,
 
y semilla que prende /en el terreno yermo.
 
Ser carta de amor para el solitario, / y grito fuerte para el sordo…
 
 
 
Pastor, árbol o fuente, / canción, libro o poema…
 
Papel, risa, grito, carta, semilla… / Lo que tú quieras, lo que tú pidas,
 
lo que tú sueñes, Señor… / eso quiero ser.
 
José María Rodríguez Olaizola, sj

50 AÑOS CRISTO DE LOS ESCOLAPIOS- SIETE PALABRAS.

El paso de las Siete Palabras a su paso por la
calle de Portales a principios de los años 70 del siglo XX
 
Hace cincuenta años exactamente, salía en procesión por primera vez el Cristo de Escolapios o de las Siete Palabras. En la anterior entrada me referí a él como el “Cristo Yacente”; craso error. La denominación, indicada amablemente por la Junta de Gobierno de la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio, es acogida y sirvan estas líneas para disculparme por el error cometido.
Tras la fundación de la cofradía en 1964, su primera salida procesional sin paso en 1966 y la asunción de un crucificado que descansaba en la capilla del escolapio colegio logroñés, la cofradía no escondía su deseo de realizar un paso propio y nuevo. Para ello contactó con el artista local Vicente Ochoa para la confección de un crucificado. El seguimiento por la prensa local fue amplio y se cubrió prácticamente  todo el proceso de confección del paso.
Figura realizada en madera de pino de Flandes. La medida exacta es de 1,90 metros. Respecto a la ausencia de policromía, indica el autor que “en la cofradía tenían interés en que la madera quedara a flor de piel. Lo que si haremos es encerarla, para que adquiera pátina y matiz. Y antes la trataré con anilinas especiales” (Diario Nueva Rioja, 21/03/1970); presenta un rostro dolorido y dulce al tiempo, a la vez. La obra, siguiendo las explicaciones del autor contadas al periodista riojano Manuel de las Rivas, “responde, como me pidieron, a los cánones clásicos en la imaginería” (Diario Nueva Rioja, 21/03/1970)
Detalle del Cristo de Vicente Ochoa.
Foto: Luis Gárriz Cano.
 
La víspera, Miércoles Santo, el diario Nueva Rioja, titulaba, con una gran foto de la imagen, “El Cristo Yacente saldrá”. Decía, dentro del artículo que “Vicente Ochoa ha respondido a las promesas… Aquí está, ya a punto, encerado y preparado, el Cristo Yacente,  que la Cofradía de los Padres Escolapios, la llamada de Las Siete Palabras, lucirá por las calles logroñesas en la tarde de mañana Jueves Santo. El esfuerzo del escultor ha sido grande, continuado. Pero experimentaré la satisfacción de la obra cumplida, y de que esa obra se exponga, desde la calle misma, a la admiración de todos los logroñeses” (Diario Nueva Rioja, 25/03/1970).
El mismo día veintiséis de marzo, la sección “Ventana a la calle” del Diario Nueva Rioja, indicaba que “Otra novedad en los desfiles procesionales de la Semana Santa logroñesa, se producirá hoy: la salida de otra nueva imagen en el que esta tarde hará la cofradía de las Siete Palabras, de los Padres Escolapios. Se trata, como ya saben los  lectores, de una imagen de Cristo Yacente”, obra de verdadero mérito…” (Diario Nueva Rioja, 26/03/1970).
 Ese mismo día veintiséis de marzo, a las cinco de la tarde y en la capilla del colegio se celebraron los Santos Oficios, seguidos de la “Comunión General de los cofrades y bendición de hábitos e imagen del nuevo paso. Seguidamente, a las siete y media de la tarde, salió la imagen a hombros de los cofrades por primera vez a la calle, realizando el entonces tradicional recorrido de 12 Ligero, Avda. la Paz, Muro de Cervantes, Portales, Sagasta, Muro de la Mata, Muro del Carmen, Muro de Cervantes, Avda. la Paz, 12 Ligero, regresesando todos los participantes al colegio.
Imagen del Cristo de Escolapios tal y como procesionó
en sus primeros años.
 
Al día siguiente, la prensa local se hacía eco del estreno de la imagen del nuevo crucificado. “Lo mismo que la imagen anterior, el Cristo es transportado en posición horizontal, aunque con una ligera inclinación que permite contemplar la cabeza destacándose sobre el resto del cuerpo. El efecto está conseguido, y la belleza de la escultura fue objeto ayer de favorables comentarios…La iluminación de la imagen también se ha cuidado. Puede estar satisfecha la cofradía de las Siete Palabras, incorporada ya con plenitud a nuestra Semana Santa” (Diario Nueva Rioja, 27/03/1970)
Foto de la presidencia de la procesión de las Siete Palabras
del 26 de marzo de 1970
 
Otro medio indicaba que “la nueva imagen, acertadamente iluminada, lo que le daba un impresionante aspecto al tono natural de la madera en que ha sido esculpida, causó impacto entre los miles de logroñeses arracimados a lo largo del recorrido por la zona céntrica de la ciudad… También, como es tradicional, otros cofrades portaban pesadas cruces de madera, mientras las hileras daban al desfile, con sus linternas, un tono realmente sobrio y penitencial”. Continuaba el redactor diciendo que “un año más, repetimos que es acertado el carácter ascético que rezuma esta procesión de las Siete Palabras, carácter que debe incrementar año tras año, para que siga, dentro de su sencillez, impresionando y edificando a los fieles” (La Gaceta del Norte, 27/03/2020).
Fotografía del Cristo de Escolapios
un Viernes Santo a finales de lo años 70 del siglo XX.
 
El día veintisiete de marzo, Viernes Santo y en la procesión del Santo Entierro, se estrenaron tres pasos; por un lado el Crucificado de Vicente Ochoa, la posteriormente devuelta Dolorosa de Ángel Traporte y el paso de Jesús Nazareno, de Alejandro Narvaiza, que en 1969 no pudo salir en Viernes Santo, ya que la procesión del Santo Entierro se suspendió por la lluvia. No será hasta comienzos de los años ochenta cuando Logroño incorpore un paso nuevo a sus desfiles pasionales, en este caso el Resucitado. La aparición de estos tres pasos a finales de los años sesenta y principios de los setenta de la pasada centuria significaron el cénit de la Semana Santa logroñesa en un proceso expansivo iniciado a finales de los años cincuenta para pasar a otra época diferente y de retirada y contracción tanto en novedades como en hermanos cofrades. Un nuevo tipo de sociedad, el cambio de régimen político, una nueva ciudad con unas relaciones socio político económicas diferentes a las anteriores dieron lugar a un lento languidecer en las celebraciones pasionales logroñesas, mantenidas únicamente por el esfuerzo particular de un puñado de cofrades, gracias a los cuales hoy siguen existiendo tanto las cofradías como las celebraciones pasionales en las calles logroñesas.

miércoles, 25 de marzo de 2020

CORONAVIRUS: LA OPORTUNIDAD DE PENSAR EN EL BIEN COMÚN.

Imagen de María Magdalena, titular de la homónima cofradía logroñesa.
Fotografía: Luis Gárriz Cano.
 
Hoy dejo una reflexión sobre el coronavirus covid-19 de Álvaro Lobo, sj, publicado en pastoralsj.org. Esta vez, nos acompaña la imagen titular de la penitencial cofradía logroñesa de María Magdalena, mujer que, gracias a la convivencia con Jesús, optó por su seguimiento personal, siendo además el primer testigo de la Resurrección del Maestro
CORONAVIRUS: LA OPORTUNIDAD DE PENSAR EN EL BIEN COMÚN.
Todavía somos muchos los que vivimos entre el asombro y la preocupación por lo vivido estos días, sobre todo en las grandes ciudades donde parece que esto del coronavirus es más serio de lo que pensábamos en un principio. Hemos pasado en horas del «todo está controlado» a vaciar supermercados compulsivamente, de considerar las manifestaciones como un festival de unidad, de libertad y de orgullo a un espacio de riesgo e inconsciencia, de los exámenes a la ausencia de clases, de bromear como solo los españoles sabemos hacer a criminalizar el sentido del humor…
No es exagerado afirmar que aquí se entremezcla la crisis sanitaria con la política, y en unos días con la económica. Sin embargo, más allá de intentar no perder el norte, tomar precauciones, asimilar la información de forma clara y de no dejarnos llevar por el alarmismo hay un aspecto muy positivo, podemos recuperar el bien común como valor de nuestra sociedad. Muchos sabemos que en principio no es una enfermedad severa si estás sano, pero sí que es peligrosa si eres población vulnerable. Esto nos sitúa a todo el mundo ante el reto de intentar transmitir lo menos posible un virus –o mejor dicho coronavirus– que se mueve como pez en el agua. Es hacernos conscientes que nuestras decisiones condicionan la salud pública, que es patrimonio de todos.
En una época profundamente individualista nos encontramos en una situación en la que más que nunca nuestras decisiones cuentan. Se trata de una oportunidad como sociedad de pensar más en el otro, y considerar que muchas de nuestras acciones tendrán repercusión, para bien y para mal, en alguien que no conocemos sin saber cuándo ni cómo. Ojalá descubramos que detrás de la salud pública está el cuidado del bien común, algo que ocurre con la ecología, la economía, la política y así una lista larga de posibilidades que a menudo nos negamos a ver.

1970-2020: DOLOROSA DE TRAPOTE.

 
 
Como ya se comentó anteriormente, en el año 1970 la Semana Santa logroñesa vivió un episodio digno de una investigación detectivesca. Aquel año salió por primera y única vez a la calle en procesión una Dolorosa que había sido encargada y luego devuelta a la persona que la realizó.
La imagen donada por don Gabriel de Unsáin el 20 de marzo de 1694, se encontraba muy deteriorada; sobre todo el bastidor interno. Recordemos que es una imagen de candelero, con un bastidor interno y tan solo tiene talladas las partes visibles; manos, cabeza y cuello en este caso. Estas partes se encontraban en buen estado, sobre todo teniendo en cuenta que se realizaron en madera de cedro. A pesar de todo, se tomó la decisión de cambiar la imagen titular de la cofradía.
Dolorosa donada por Gabriel de Unsaín en el Encuentro de 1969.
 
Se encarga por el módico precio de 200.000 pesetas de la época, a Ángel Trapote. Director de la Escuela de Bellas Artes de Valladolid, artista e imaginero de renombre, vinculado a la ciudad de Logroño, pues su esposa nació en la capital riojana. Debido al elevado coste e igual que otras veces, se pidió ayuda al pueblo logroñés para que, con donaciones, hiciera posible el pago de la figura. La emisora Radio Rioja encabezó una campaña “Por la Virgen Guapa” que recogía mediante emisión en directo los donativos que se hacían. Se contabilizaron por este medio la cantidad de 116.732 pesetas. Don Luis Gato, párroco de la concatedral decía, en entrevista al periódico local “… pero hay que contar con la reacción del pueblo. Cuando este año me enteré que la suscripción para sufragar los gastos de la Dolorosa alcanzaba en una campaña de radio la cifra de 125.000 pesetas comprendí que hay un evidente arraigo de la Semana Santa entre los logroñeses” (Diario Nueva Rioja, 25/03/1970). Hay que tener en cuenta que esa misma Semana Santa del año 1970, se decidió subir el salario mínimo interprofesional de ciento dos a ciento veinte pesetas mensuales.
La crónica del 8 de marzo firmada por Crescencio Cañas del Diario La Rioja, al hablar de la forma de financiar la adquisición, añadía a lo anteriormente expuesto que “Si añadimos que para juntar ese dinero han sido precisas más de mil quinientas llamadas a los teléfonos de Radio Rioja, se aclarará, por un lado, la ilusión que ha sido necesaria por parte de los organizadores; por otro, la participación masiva de nuestro pueblo, de Logroño” (Diario Nueva Rioja, 8/3/1970).
Continuaba la crónica diciendo que “no vamos a ocuparnos de las aportaciones fuertes que pudieron hacer los organismos oficiales o los cofrades entusiasmados….
Y es porque  lo que nos ha maravillado ha sido la postura de más de mil quinientas familias logroñesas que han vivido el proyecto de la Virgen nueva, lo han hecho suyo, porque al fin y al cabo, lo han pagado. Mil quinientas familias en una ciudad como la nuestra supone un número importante; así que la Virgen de la Soledad, “La Virgen Guapa”, la Virgen nueva, bien puede llamarse también la Virgen de todos. ” (Diario Nueva Rioja, 8/3/1970)
La talla que envió Trapote, es una imagen de ciento setenta centímetros con una peana de quince centímetros, lo que lleva a una altura de un metro y ochenta y cinco centímetros. Imagen policromada mediante el sistema del estofado, su pesa oscilaba entre los 70 y 80 kilos.
A la vez, se realizaron unas andas para portarla. Se hicieron en el Aeródromo  de Agoncillo, por especial concesión del coronel jefe del sector aéreo. Se hicieron para ser portadas por cincuenta hermanos, veinticinco delante y veinticinco detrás.
Bendición de la imagen en la Redonda
 
Nada más llegar la imagen fue expuesta al público en el escaparate de Muebles Anta, en la actual calle Portales de Logroño. Posteriormente, el día 21 de marzo, sábado, fue bendecida en La Redonda. “Ayer, en la catedral de la Redonda, fue bendecida por don Manuel San Baldomero la nueva imagen de la Virgen de la Soledad, de la Cofradía (sic) del mismo nombre. Con ello, la nueva imagen, que ha dado llamar el pueblo devoto “la virgen guapa”, tras una suscripción popular para su costeamiento, queda a punto de saltar a la calle en las próximas procesiones, por supuesto después de ser revestida con los preciados mantos de la antigua imagen, como es tradición” (La Gaceta del Norte, 22/03/2020).
Además, para su estreno se decidió que, el día del Encuentro, que saliera la nueva imagen en sus andas nuevas sin manto ni palio. Como decía la prensa, “Esta noche sale la Dolorosa a cuerpo limpio”; “la imagen va a lucirse  a cuerpo limpio tal y como ha salido de manos del escultor señor Trapote,… Oficiará, pues, esta noche, como Madre y Señora, no propiamente de Dolorosa”. (Diario Nueva Rioja, 25/03/1970).
Encuentro del año 1970.
Efectivamente, el Miércoles Santo del año 1970, la imagen de Trapote salió en procesión por Logroño, al encuentro de su hijo en la Vía Dolorosa. A partir del momento en que regresó a la concatedral, todo son suposiciones, dimes y diretes, relatos que unos afirman y otros niegan. Ya comenzó la discusión sobre la conveniencia o no de mantener la imagen. Unos cuentan que, al vestirla con el traje y manto, parecía una estar embarazada; otros lo niegan. Algunos cofrades indican que, para sujetarle la corona, se le hizo un agujero en la cabeza; otros lo niegan. Nunca se sabrá que pasó realmente. Lo que si es cierto es que en la procesión del Santo Entierro salió la imagen de Trapote revestida con el traje, manto y dosel de la antigua imagen. “La Virgen de la Soledad parece ser que gustó más con el manto que prácticamente hacían el paso tradicional, aun cuando las opiniones siguen siendo diversas” (La Gaceta del Norte, 29/03/1970).
Otra imagen del Encuentro de 1970
Será en octubre de 1970 cuando se devuelva la imagen a su autor. Las razones esgrimidas por la cofradía aparecerán en la prensa del año 1971;”como no gustó al pueblo, y tampoco a la Cofradía, se la llevó su autor, don Angel (sic) Trapote, de Valladolid, ya que, según convinimos, si no gustaba se la llevaría él“ (Diario Nueva Rioja, 2/4/1971). Fue tal el impacto, que la imagen permaneció unas cuantos décadas cerrada en un armario del tempo donde actualmente se ofrece al culto de los fieles en la capital vallisoletana. Preside el altar de la Virgen del Rosario de la iglesia de San Miguel y San Julián de Valladolid. En 1971, la cofradía estrenaba la imagen que actualmente sale en la procesión del Encuentro  y que durante muchos años estuvo en el altar de la  capilla de los Ángeles de la concatedral de la Redonda, encima del Santo Sepulcro. Encargada al taller zaragozano Navarro e Hijo, debutó en las calles logroñesas el Miércoles Santo de 1971, seis de abril.
Dolorosa de Trapote en su actual ubicación