Hace poco, en una entrada, comenté que
una de las pocas cosas positivas que habían acaecido en el mundo pasional, a
nivel español, era la aparición en Sevilla de la revista Nazarenos. Y, se
puede decir que, número a número, va demostrando tal afirmación. Y no por ser
un intento de sevillanizar al resto del mundo, cosa tan de moda y que arrasa en
prácticamente toda España, y que, a la
vez, causa perplejidad en el pasional mundo sevillano.
En su número cinco (1) y, a cuenta de
la casi olvidada ya pandemia, se habla de “recuperar
lo inefable de nuestra Semana Santa” (pág. 8). La frase, leyendo los
siguientes artículos va más allá. Se puede decir que calca el título de esta
pequeña aproximación. Y alcanza casi podemos decir que el éxtasis en la
entrevista que le hacen al para mi desconocido, D. Joaquín López, “bordador, diseñador, vestidor y sobre todo
artista, cofrade y sevillano” (pág. 61). Respecto a este mundo, indica “ten en cuenta que Sevilla se ha catetizado,
y se está perdiendo la elegancia, las proporciones y las formas sevillanas” (pág.
65) Refiriéndose al diseño del bordado dice “hace
años, el referente era Sevilla, los pueblos y otras capitales se miraban aquí.
Ahora eso ha cambiado y Sevilla está perdiendo su idiosincrasia al introducir
cosas de Córdoba, Málaga, etc.” (pág. 67) Y finaliza refiriéndose a la
Semana Santa donde no le duelen prendas a la hora de decir que “la Semana Santa ha cambiado mucho, antes
era para los sevillanos, para los que la sentían, para los cofrades. Hoy se va
a ver las cofradías porque es un espectáculo y la gente no va a ver la Semana
Santa, van a ver un espectáculo, van a ver a la banda de música, ¡van a ver
como se baila un paso!, porque hoy en día no se mecen, se bailan. Todo es para
el turismo y los forasteros, y mientras tanto los sevillanos nos quedamos con
la miel en los labios esperando a no ver nada” (pág. 68)
La pregunta, tras leer la
interesantísima entrevista y el resto del número de la revista, que uno se hace
es: y en Logroño, ¿qué? Con la distancia tan enorme que hay entre las dos
ciudades, se observa que la situación no es que sea parecida; es idéntica. La
pérdida de la identidad de la Semana Santa logroñesa se puede intuir desde
fuera y, sobre todo, se palapa desde dentro. La Semana Santa logroñesa ha caído
en lo mismo. Y no es que se trate que los cofrades deban saber absolutamente
todo sobre el desarrollo pasional de Logroño desde 1940, pero una pequeña
aproximación sí. Nuestros orígenes y nuestras escasas, pero existentes,
tradiciones. No conviene olvidar el papel del valle del Ebro, la proximidad de
Castilla y el desarrollo de la ciudad en el siglo XX marcan lo que se hace hoy
en día. Añadir que la formación ni existe, ni estuvo, aunque, parece ser, va a
estar presente en un futuro no muy lejano, por lo menos para las Juntas de
Gobierno; aun así, del tema Diocesano ni hablamos y más en estos tiempos donde
uno de los principales problemas que más preocupa en determinados despachos de
nuestra Curia es la irrelevancia social en que está cayendo la Iglesia. Por
poner un ejemplo, en la revista diocesana Pueblo de Dios (2), al presentar la
parroquia de San Antonio de Padua logroñesa, ni se menciona a la cofradía
penitencial que tiene su sede canónica en el citado templo.
Y, ante la situación actual, surgen algunas
preguntas. ¿Hacia dónde ha evolucionado la celebración pasional logroñesa? ¿Es
una Semana Santa de los cofrades para la gente de Logroño? ¿Es una Semana Santa
solo para los cofrades? ¿Es una Semana Santa prolongación de las celebraciones
cultuales propias de ese tiempo? ¿Es una Semana Santa solo para determinados
cofrades? ¿Se tienen objetivos hacia los que caminar o estamos en un sálvese
quien pueda? ¿Se esconde detrás del alicaído mundo pasional logroñés intereses
individuales, casi cuasi sectarios? Quizá nos tengamos que fijar más en los
verdaderos cofrades sevillanos, en lo que dicen, en lo que expresan, en lo que
sienten, en lo que viven, más que en su culto público, como último fin a
conseguir.
(1)Nazarenos, nº 5, Sevilla, 02/2022
(2)Pueblo de Dios, 5ª época, nº 77,
Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Logroño 2022
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