SEMANA SANTA 2024. EL SANTO ENTIERRO
A punto de acabar el año 2024, cercanas ya las fiestas
navideñas e inmersos en el tiempo de Adviento, vamos a comentar otro “luctuoso”
hecho cofrade que aconteció este año en nuestra ciudad; no es otro que la
suspensión de la procesión madre de nuestra Semana Santa, el Santo Entierro,
procesión que, por otro lado, tiene a gala ser la más antigua de la ciudad y que lleva
celebrándose desde hace más de trescientos años.
Tras un Jueves Santo lluvioso donde salieron todas las
procesiones previstas, a pesar de que alguna tuvo que volver a su sede deprisa
y tapando sus pasos con plásticos ante la lluvia incesante que sacudió Logroño
ese día, llegó el Viernes Santo con el mismo pronóstico de tiempo. Lluvia,
lluvia y más lluvia. El ejemplo fue la suspensión del traslado matinal del
Cristo de las Ánimas de su sede a la Concatedral de la Redonda.
Con el discurrir del día, el pronóstico del tiempo fue
variando hacia la ausencia de lluvia. A media tarde, en torno las dieciocho
horas, ya el pronóstico apuntaba a alguna lluvia residual en la madrugada,
pasada la medianoche y entrado ya el Sábado Santo.
Ya sucedió lo mismo en el año 1974. Titulaba la prensa Por miedo al agua NO HUBO PROCESIÓN DE VIERNES SANTO (y luego no llovió). Tras el ridículo, al año siguiente, 1975, y con un diluvio universal en las calles de Logroño, se celebró la procesión del Santo Entierro. Los titulares, La Hermandad y el Cabildo cumplieron lo prometido. O, Lo del Viernes fue más que una procesión pasada por agua. O, El pueblo de Logroño también dijo si. Si pasara lo mismo el próximo 2025, ¿se haría lo mismo que cincuenta años atrás? Se queda la pregunta en el aire, pero la idea es que no, no saldría el Santo Entierro.
Desde hace unos años, unos con más fuerza, otros un poco
menos, se viene oyendo hablar de la necesidad de “modificar” el Santo
Entierro; lo mismo sucede, por ejemplo, con la procesión de la Sagrada Pasión
del Redentor de Valladolid. La diferencia es que, mientras en la capital
castellana se intenta variar y estudiar el modo en que la procesión pueda
evolucionar manteniendo su esencia, aquí estamos en el camino iniciado hace
unos años para intentar llevar la Semana Santa logroñesa al modelo sevillano; el
planteamiento es que como cada cofradía hace su procesión- estación de
penitencia, sería buena idea dejar el Viernes Santo por la tarde para que las
dos cofradías que solo procesionan ese día, Cristo de las Ánimas y Santo
Sepulcro, hagan su procesión-estación de penitencia. Acentuado viendo como determinadas
cofradías han modificado el modo tradicional de portar los pasos, vara
exterior, por otros importados de Andalucía en este caso, como es la carga
interior. De este modo, el modo de procesionar es diferente e incide en la
manera de desenvolverse una cofradía en la calle y, en el caso del Santo
Entierro, todas las cofradías se ven afectadas. También se ve en el intento por
parte de algunos componentes de la Junta de la Hermandad de Cofradías de
intentar meter con calzador el modelo de acompañamiento musical andaluz en
procesiones tradicionales como el caso de El Encuentro. No entramos a analizar
los corrillos, comentarios, los cofrades que, según diversas fuentes, estaban
muy muy contentos por no salir. La falta de educación cofrade y cristiana en
esta ciudad es apabullante y, se puede decir, que llega casi a asustar como el
analfabetismo campa a sus anchas por dentro de casi todas las cofradías y
parece que llega muchas veces hasta los cargos directivos de las mismas.
Y, tras la suspensión, volvimos a lo mismo que el Miércoles
Santo. Nada. Como si fuera lo más normal, suspender por el riesgo de lluvia una
procesión, sabiendo todos, que no iba a caer una sola gota, como así fue. Lo
normal, en estos casos, es que el organizador, la Hermandad de Cofradías por
dejación del Cabildo, asumiera responsabilidades y, por lo menos, diera un
toque de atención a los que consiguieron la suspensión. Pero no, en Logroño, no.
La pregunta, ante tal cúmulo de despropósitos, acentuados éstos con el caso del
Resucitado nuevo, es: qué tiene que pasar en esta ciudad para que haya una
respuesta y, además, se permita la petición de responsabilidades y alguien las
asuma? Pareciera que formáramos parte de la famosa obra de teatro italiana de
mediados del siglo XIX I mafiusi de la Vicaria … donde se habla mucho de
respeto, de humildad e, incluso se hace un canto a la honorabilidad y a la
protección de los débiles. Se dice que, con la ópera Cavallería Rusticana de
Pietro Mascagni (1890) la idealización del movimiento ya mencionado, alcanza
cotas de popularidad nunca pensadas, que acaban de caer al suelo con estrépito
casi un siglo más tarde, cuando Giovanni Falcone muere en mayo de 1992, tras
salvaje atentado. La pregunta es sencilla; ¿necesitamos en la Semana Santa
logroñesa un caso Falcone?