domingo, 22 de diciembre de 2019



Curiosa estampa donde se observa la salida del paso en el Viernes Santo del año 2007, nuevamente salida de la cámara del fotógrafo Roberto Zaldívar. Llama la atención la inclinación que alcanza la figura al levantarla los portadores de un lado un breve momento antes que los del otro. Realizar mal la maniobra, puede dar lugar a accidentes en los que la figura sufra.
Las figuras, en todas y cada una de las salidas procesionales que realizan, sufren. Todo movimiento afecta a la estructura interna de la figura. La madera, contra lo que pueda parecer, está viva y reacciona ante las agresiones que sufre. El Nazareno, como ya se ha dicho, está realizado en abebay, madera de gran dureza. No es de una sola pieza, ya que está confeccionado en planchas de dieciocho a veinte centímetros que se prensaron. Todo ello con el fin de evitar el que, cualquier golpe pudiera partir la madera. Hay un caso en la imaginería pasional logroñesa donde una figura, debido a un golpe mínimo a la hora de moverlo dentro de su sede canónica, se rajó en parte de su estructura, apreciándose notablemente desde fuera. Evidentemente, está tapada la citada falta para que no se vea.
Como ejemplo, se dirá que en la capital castellana de Valladolid se está dando un proceso, por parte de muchos cofrades, de intentar volver a portar determinadas figuras barrocas a hombros. Pero, paradas, golpes, subidas, bajadas, etc. hacen que las figuras sufran y puedan acabar rompiéndose y haciendo peligrar la existencia de parte del patrimonio. Es por ello que, dentro de su ámbito de actuación, el Museo Nacional de Escultura tenga, año a año, que aprobar la cesión de sus pasos a las cofradías que los procesionan, tras un minucioso examen por parte de los técnicos del mismo museo.


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