lunes, 3 de enero de 2022

¿Y SI EL AÑO 2022 FUERA EL AÑO 0 DE LA SEMANA SANTA LOGROÑESA?

Hermanos de la cofradía del Cristo de las Ánimas
preparándose para la procesión del Santo Entierro. 

Comienza un nuevo año, apenas hemos pasado cuarenta y ocho horas del mismo y tras los fastos propios de la fecha, dentro del mundo cofrade, se comienza a notar un cierto nerviosismo. Ya estamos, ya se acerca, ya se huele, se palpa en el ambiente, aunque estemos en tiempo de Navidad, la proximidad de la Cuaresma y la Semana Santa. Las cofradías despiertan de su largo letargo. Han pasado casi ocho meses de hibernación, dentro de la cueva; se ha logrado sobrevivir gracias a los restos de la caza almacenados en la Semana Santa anterior. De todos modos es un despertar que se hace despacio, muy lento, paso a paso, no sea que la luz exterior, filtrándose desde la entrada de la cueva, deslumbre y acabe con el escaso norte que, a día de hoy, predomina en las asociaciones pasionales logroñesas.

Tras el Adviento y el tiempo de Navidad que estamos viviendo y acabará el próximo domingo, llegará el Tiempo Ordinario. Tras las fiestas, tras los excesos, llega la calma, el tiempo diario donde las actividades normales toman el mando. “El Tiempo Ordinario no nos sobrecarga con distracciones, ni siquiera religiosas o litúrgicas, por muy piadosas que nos puedan parecer, sino que nos mantiene arraigados en las grandes y motivadoras verdades de la fe. “ (1)

Portadores de Jesús Nazareno 
en la calle Mayor de Logroño
Y, ya dentro del mundo de la fe y puestos a pensar en los milagros, que mejor pensar que este 2022, todavía con la incertidumbre de saber si será el tercer año sin pasos en la calle, sea el año 0 de las cofradías de Logroño. Que tengamos un golpe de timón que permita cambiar la situación actual. Que nosotros, en esta ciudad, no tenemos Palacio Arzobispal, pero tenemos Curia Diocesana que dirige con mano de hierro el devenir de las cofradías; que no tenemos un Consejo General de Hermandades y Cofradías ni una Agrupación de Cofradías, pero tenemos una Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño que, con más o menos tino y dentro de lo que se le permite y puede, intenta gestionar del mejor modo posible el mundo pasional. Que tenemos una gran imaginería y que, a día de hoy, es prácticamente imposible, verla en todo su esplendor, salvo contadas excepciones. Que tenemos unas enormes ganas de aprender, de crecer, de ser mejores cofrades y avanzar, poco a poco, paso a paso hacia adelante.

Portadores de la cofradía de la Santa Cruz 

Pero, como suele ser habitual en estos casos, los obstáculos son más grandes que una presa de un pantano chino. Esta permanente oposición que se da entre los cofrades y los órganos encargados de gestionar las pías asociaciones no es nuevo; sesenta años de tiras y aflojas, sesenta años de intento de control por todas las partes, sesenta años de luchas por el ¿poder? Sesenta años de tres pasos adelante y cuatro atrás; sesenta años de abandono por parte de la Curia (bastantes problemas tenemos como para hacer algo con las cofradías, dicen cuando se les pregunta a los encargados del asunto); sesenta años de reducir a los cofrades a meros transportadores de pasos y músicos ocasionales; sesenta años de martillear a los mismos cofrades en las escasas ocasiones en que se les dirigen con una religiosidad totalmente ajena al hecho cofrade. Sesenta años de no tender puentes, sesenta años de incomprensión por las dos partes. Y, como dice el refrán; de aquellos barros, estos lodos.

Miembros de la banda de tambores de 
la cofradía de las Siete Palabras en la calle Portales. 

Si no, no se entienden las primeras reacciones que se han dado a la posible aparición en las calles logroñesas de otra sección penitencial rescatando  de su templo y sacando otra vez a la calle una imagen que ya procesionó en Logroño el siglo pasado durante un breve lapso de tiempo. Uno, quizá cándidamente, pensaba que una noticia como esa sería casi hasta aplaudida; una cofradía nueva en la calle después de más de treinta años. Más cofrades en la calle, más imágenes portadas por hombros cofrades. Una nueva posibilidad de crecer, de sumar, pero, todo parece indicar que, como siempre, el hombre es el único animal que tropieza dos, tres o infinitas veces, en la misma piedra.

Resuenan las palabras del Papa Francisco cuando el primer domingo de Adviento 2021 dijo aquello de: “Estén atentos, la vigilancia. Detengámonos en este importante aspecto de la vida cristiana. De las palabras de Cristo observamos que la vigilancia está ligada a la atención: estén atentos, vigilen, no se distraigan, es decir, ¡estén despiertos! La vigilancia significa esto: no permitas que tu corazón se vuelva perezoso y que tu vida espiritual se ablande en la mediocridad. Ten cuidado porque se puede ser "cristiano adormecido" —y nosotros lo sabemos: hay tantos cristianos adormecidos, cristianos anestesiados por la mundanidad espiritual— cristianos sin ímpetu espiritual, sin ardor en la oración, que rezan como papagayos, sin entusiasmo por la misión, sin pasión por el Evangelio.”

Portadores del paso de La Flagelación
en la calle Portales de Logroño un Viernes Santo

¿Será 2022 el año 0 que marque un nuevo inicio en la religiosidad popular logroñesa? Quizá la respuesta esté, como siempre suele suceder, en las cosas sencillas. Rememorando a Mafalda, cuando un anciano, viendo en la calle a una joven gritó eso de “Esto es el acabose”, a lo que la citada niña contestó “No exagere, solo es el continuose del empezose de ustedes”. Pues, sí, ahí estamos, en el acabose. Y así nos corre el pelo; pero, como buenos seguidores de Jesús, no dejemos de creer en los milagros. Algunos dicen que existen, aunque en el mundo pasional logroñés, el milagro, a día de hoy, se reduzca al mero hecho de que las cofradías puedan salir a la calle cada año en la Semana Santa.

Dejo unas fotografías de Luis Gárriz Cano, donde aparecen los verdaderos protagonistas de la Semana Santa en la calle, los cofrades. Portadores, músicos o, simplemente hermanos de fila. 

(1)Chittister, Joan: “El año litúrgico. La interminable aventura de la vida espiritual”, Sal Terrae, Santander, 2010, pág. 104.

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