Uno de los grandes descubrimientos del recientemente terminado año 2021 ha sido poder leer y disfrutar la revista sevillana #Nazarenos. No por el hecho de ser de allí, de contarnos solo cosas de allí, algunas de las cuales, todo hay que decirlo, nos llegan a ser indiferentes y nos pillan un poco lejos, como por ejemplo todo la problemática que acarrea la carrera oficial; no por el hecho de pensar que ahí va a estar la panacea, el nuevo Santo Grial que nos ayude a los demás, mediante la vulgar copia por ejemplo, a levantar nuestro alicaído mundo pasional logroñés. No por el hecho de convertirnos en “sevillanistas”; no, simplemente por el hecho de que en esas páginas se pueden leer cosas que, en otras latitudes, como Logroño, sería impensable oírlas en voz alta, en cualquier medio de comunicación y, mucho menos, verlo escrito.
Por ejemplo, “No me gusta la Semana Santa, no me gusta un carajo. Ni aguanto bullas, ni creo en Dios, ni conozco más pasos que el Gran Poder y la Macarena. Pero el Sábado Santo salgo en la Soledad de San Lorenzo. Porque toda mi familia es de allí, vamos al barrio a ver a mi abuela, almorzamos con ella, nos vestimos mi padre y yo, me meto en la fila y ya. Ni siquiera sé si me gusta; lo hago. A mí que más me da si veo a mi abuela contenta” (1)
O leer las palabras de Isidoro Moreno, “Soy de formación autodidáctica, en gran medida marxista, pero hace ya
tiempo me planteé lo que entendía como limitaciones del marxismo. Considerar
que todo está explicado por la lucha de clases deja la historia de la humanidad
al dos por ciento y decir que la clase social es la que determina todo, es un
reduccionismo” o continuar con “Creo
que es muy importante el estudio de los colectivos sociales. En el estudio de
los rituales colectivos, me interesa mucho su significación identitaria a
varios niveles: individual, familiar, grupal, de barrio, étnico, nacional, de
género… La Semana Santa refleja y reproduce identidades” (2)
También leer que, para José Rodríguez de la Borbolla, antiguo
presidente de la Junta de Andalucía, “el
nazareno, o al menos en mi caso, sale a la conquista de la ciudad. Sale a
conquistar la ciudad, que es su ámbito… Cuando sales de nazareno en Semana
Santa dices “ahora os vais a enterar de lo que es una cofradía, de lo que es
esto, y lo voy a demostrar yo, con mis hermanos que están aquí. Lo vamos a
demostrar”. (3)
Vivimos tiempos pandémicos, difíciles, de cambio. Los modelos
sociales, como no podía ser de otro modo, evolucionan, cambian constantemente.
La pandemia, la globalización, las relaciones sociales, económicas, políticas,
no son las mismas que hace diez, quince o veinte años. El pensador Zygmun
Bauman lo denominó hace años como “sociedad
moderna líquida”; y la definía como “aquella
en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las
formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas”.
(4). O podemos seguir a Hannah Arendt cuando dice que nos encontramos en
tiempos de oscuridad. “Si la función del
ámbito público es arrojar luz sobre los asuntos de los hombres
proporcionándoles así un espacio de apariencias en el que pueden mostrar de
obra y de palabra, para bien o para mal, quiénes son y qué pueden hacer,
entonces la oscuridad ha llegado cuando esa luz se ha extinguido”. Y, como
consecuencia nos dice que “el ámbito
público ha perdido el poder de iluminación que formaba parte de su naturaleza
original. En los países del mundo occidental, en el que…, se ha considerado lo
de emanciparse de la política como una de las libertades básicas, un número
cada vez mayor de personas hacen uso de esa libertad y se apartan del mundo y
de sus obligaciones con él… Pero con cada uno de esos abandonos se le inflige
al mundo una pérdida casi demostrable: lo que se pierde es el compromiso
específico y, habitualmente, irremplazable que debería haberse formado entre el
individuo y sus prójimos” (5)
Ante esa situación existen dos opciones. Una es la de
regodearse en el lado negativo de la realidad; la otra, verlo como una
oportunidad de cambio. Un tiempo cambiante que nos puede permitir mirar hacia
el futuro con optimismo, alegría y con ganas de actuar. El mundo cofrade
logroñés, de por sí no líquido, sino helado, que se hunde día a día en la
oscuridad más tenebrosa, debe recuperarse, debe mirar el futuro con optimismo,
debe salir del ombliguismo en el que vive y salir adelante. Se me ha acusado de
criticar y no proponer; se me ha acusado, insultado incluso amenazado por
mantener una postura bastante diferente a la oficial. Pero eso no debe ser un
obstáculo para seguir adelante. Y, siguiendo con el eje de la anterior entrada,
uno sigue creyendo en los milagros. Milagros que nos puedan llevar a lo
indicado en el título de la entrada. Cruzar fronteras, nacer de nuevo, avanzar.
Todo ello lleva a su lado esa idea de que “Nacer
de nuevo evoca cambio- una transformación, un giro de timón- y evoca comienzo,
el principio de algo. El cambio es parte de la vida. Hay momentos en que el
cambio es necesario y, a veces, hasta algún cambio radical… Dejas a la espalda
un camino y empiezas algo distinto... Hay otro sentido del cambio que es
crecer” (6)
En esas estamos y eso esperamos. Esperemos que, al igual que la revista #Nazarenos ja supuesto un soplo de aire fresco, roguemos para que nuestra Junta de
Cofradías, nuestras Cofradías, nuestro Secretariado y nuestras Parroquias
abracen esa posibilidad de nacer de nuevo, de transformarse. Es un deseo, pero
que puede y debe hacerse realidad. Si no, nos quedarán los tiempos de oscuridad
indicados por Hannah Arendt.
Fotos: Luis Gárriz, excepto portada de la revista Nazarenos.
(1)Lobo,
Pepe. Heavy Metal is painful. Revista Nazarenos nº 3, pág. 19,
Sevilla, 2021.
(2)Cabrera, Carlos y Marín, Daniel. Isidoro. Entrevista al heterodoxo contemporáneo. Revista Nazarenos
nº 1, pág. 86, Sevilla, 2021.
(3)Equipo de redacción revista Nazarenos, Borbolla. Entrevista al primer cónsul del
Círculo Bético Augusto. Revista Nazarenos, nº 3, pág. 86, Sevilla, 2021.
(4)Bauman, Zygmun. Vida
líquida. Austral, Barcelona, 2017, pág. 9
(5)Arendt, Hannah. Hombres
en tiempos de oscuridad. Gedisa. Barcelona, 1990, págs. 4-5
(6)Rodríguez Olaizola, José María. La Palabra desencadenada. Creer en tiempos de pandemia. Ed. Sal Terrae, Santander, 2020, pág. 227
No hay comentarios:
Publicar un comentario