El título de la entrada es el grito que, en el año 2022, ha recorrido en estos pasados
días santos todas las ciudades de España. No nos cansemos de repetirlo.
Volvimos!!!!! La Semana Santa recobró de golpe y porrazo, la ansiada
normalidad; salimos a las calles con nuestros pasos. Se vieron las túnicas en
las calles, las imágenes del drama vivido por el primer cofrade de la historia,
y el tercer río, se puede asegurar, abarrotaron las calles para volver a ver lo
ya visto una y otra vez y que, a pesar de ser prácticamente lo mismo, es
siempre diferente.
Este año, como el pasado y algún año más, la idea del que
escribe estas líneas era publicar cada día de la Semana Santa una entrada
referente al día en cuestión desde el punto de vista del que un día es cofrade
y al otro pasa a ser espectador de los fastos pasionales. Entradas ya
preparadas junto a su acompañamiento fotográfico. Se pensaba hablar del binomio
Viernes de Dolor- Domingo de Ramos, de los denominados “días de relleno” (Lunes
y Martes Santo) y, posteriormente, de la propiamente dicho Semana Santa, con
sus procesiones inauguradas por una de las procesiones que aglutina a más gente
y se puede considerar el pistoletazo de salida a los fastos de la Semana Santa
logroñesa y que no es otra que la del Encuentro.
Pero observando cómo, en esos días, la actividad en las redes
sociales se disparaba sobre todo referente a las cofradías penitenciales,
calladas, salvo raras excepciones, a lo largo del año y con el fin de no
recargar información, siendo sabedor que la importancia verdadera estaba en la
calle, decidí no publicar las mismas. Y ya, en el segundo domingo de Pascua o
de la Divina Misericordia, retomar las publicaciones, con más calma y sosegados
los ánimos tras el pistoletazo que ha supuesto la Semana Santa 2022 para los
cofrades.
Lo más importante de este año ha sido una cosa tan sencilla y
simple como volver a vivir una Semana Santa normal. Nada más; el hecho de que
todas las cofradías hayan podido salir a la calle, portar sus pasos en todas
las procesiones y acabarlas todas, es la principal novedad, cuestión impensable
hace tres años al acabar la Semana Santa 2019. Ahora las cofradías, nuestras
parroquias, nuestra Diócesis debieran empezar a trabajar ya para que no sea
flor de un día y las Semanas Santas siguientes sean igual o, si pudiera ser,
mejor que esta. No es difícil empezar, lo complicado y difícil es mantener lo
comenzado a lo largo de los años.
La iglesia de Santiago, el Real, retomó su impronta de templo
principal en la Semana Santa logroñesa. La celebración del Pregón de la Semana
Santa el día 7 de abril y, sobre todo, cuando el día siguiente, 8 de abril, a
eso de las veinte horas se abrían las puertas de la anteriormente citada
parroquia logroñesa, para comenzar la procesión en la que se rememoraban los
siete dolores de María, por las principales calles del casco antiguo de la
capital riojana; calle Santiago casi abarrotada en sus casi sesenta y ocho metros; tanto
el público allí presente, como los cofrades participantes sintieron un
escalofrío recorriendo su espalda, sobre todo, los cofrades nazarenos portando a su Madre dolorosa. Como aquel anuncio de turrones, la Semana Santa “volvía a casa”. Esperemos que sea para quedarse.
En nuestra mano, y, sobre todo, en la de nuestro nuevo pastor diocesano, está.
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