Foto donde se puede observar, desde la parte
trasera, el paso del Nazareno Viejo enfilando la calle Mayor logroñesa, justo
en el cruce con la calle de la Merced, antiguamente denominada calle de los
Azotes, por ser allí el lugar donde
los hermanos de disciplina de la extinta cofradía de la Vera Cruz logroñesa,
comenzaban a flagelarse en su procesión de Jueves Santo por la tarde.
Los Viernes Santo por la mañana, como ya se
ha comentado anteriormente, la cofradía de Jesús Nazareno, realizaba y
organizaba el Vía Crucis de la Juventud hasta la ermita del Cristo del
Humilladero, lugar donde descansa el primer nazareno o Ceomo como era llamado,
que procesionó la cofradía.
Enfilar ese trozo de calle, era estar cerca
de casa. Los miembros de la cofradía, cogían puesto para procesionar y
homenajear como se merece a su antiguo paso titular, sin el cual, no se
entendería la cofradía a día de hoy. Queda siempre el especial recorrido que es
para los cofrades nazarenos logroñeses, la calle Santiago, con la iglesia al
fondo con las puertas abiertas, la cual, como si de una metáfora se tratara, se
ofrece como lugar de encuentro personal con el primer hermano cofrade que procesionó
por la calle hace casi dos mil años.
Son momentos de emoción, de tensión, de reencontrase
con uno mismo, con el Nazareno, todo ello bajo el peso del paso que, para los
verdaderos nazarenos, no deja de ser ligero, pues, como dijo una vez un
cofrade, portar el Nazareno logroñés no es un derecho de los cofrades, es un
honor al alcance de unos pocos elegidos.
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