Crucificado de Miñarro.
Hermandad de los Estudiantes. Córdoba.
Tras un complicado año y, como repite el dicho, y
lo que te rondaré, marcado por la pandemia del virus Covid-19 y el
confinamiento, nos encontramos ya inmersos dentro de un verano donde, tras la
vuelta a la “nueva normalidad” y la aparición de puntuales brotes de infección
muy localizados. Este pequeño blogg se despide hasta el próximo seis de
septiembre, si Dios quiere.
Han sido unos meses potentes de vivencia; por
primera vez en la historia nos hemos quedado confinados en nuestras casas, no
hemos podido acudir a nuestras parroquias, la práctica y vivencia sacramental
prácticamente ha sido inexistente. Y quizá lo más importante para un cofrade.
Por primera vez no ha salido ninguna procesión a la calle durante la Semana
Santa en ninguna ciudad de nuestro país. Quizá la imagen que más se recuerde
sean las calles vacías y, por primera vez en muchos años, la sensación de
fragilidad que nos ha invadido a todos y cada uno de nosotros ante lo que
estaba pasando a nuestro alrededor y que nos mostraba nuestra pequeñez en todos
los aspecto.
Para finalizar dejo un texto, como no podía ser
de otra manera, de pastoralsj.org acerca de la realidad que nos rodea y cómo
enfocarla desde el Evangelio. Sabias,breves y preciosas palabras de Agus Couto. Y que
mejor imagen para ello que el Cristo crucificado de la Síndone salido de las portentosas
manos del imaginero Juan Manuel Miñarro y que cada Martes Santo realiza
estación de penitencia por las calles de Córdoba.
ENFOCAR LA REALIDAD.
Seguramente
alguna vez que has querido sacar una foto con el móvil o una cámara digital te
has fijado que hacen falta unos segundos para que la cámara se enfoque y la
imagen pase de verse borrosa a que aparezca clara y nítida.
A veces en el
día a día nos puede pasar como cuando vamos a sacar una foto que vemos la realidad
que nos toca vivir desenfocada y por un momento no entendemos, no comprendemos
y entramos en la lógica mundana, de la desesperación, la queja, la angustia,
sintiéndonos desdichados.
Todo cambia
cuando somos capaces de esperar unos segundos y enfocar la
realidad basándonos en el Evangelio. En ese momento parece todo más nítido y
más claro, y sin ser diferente la realidad de lo que era antes, todo cobra
sentido y descubrimos en cada situación una oportunidad
para en todo amar y servir, entendiendo que TODO ES GRACIA, aprendiendo a amar
la realidad como es.
Cuando
hacemos este enfoque con los ojos del Evangelio convertimos nuestra realidad en
algo diferente.
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