Nos acercamos, siguiendo con las advocaciones nazarenas a una imagen y su cofradía prácticamente desconocida para el gran público. Ausente muchos años de las calles, precisamente esta imagen y su cofradía propiciaron la vuelta de los desfiles pasionales a la capital asturiana. Hablamos de la imagen de Nuestra Padre Jesús Nazareno.
Acerca de su autoría no se tiene documentación que lo
acredite pero se llevan sus orígenes hasta el siglo XVII; se puede incluso
fechar entre la segunda mitad del XVII o el primer tercio del XVIII, si, como
se mantiene, hubiera sido realizado por el artista de formación riosecana
Antonio de Borja, emigrado a Asturias.
Sale a la calle en estación de penitencia el Miércoles Santo por la tarde desde su sede canónica en la dominica parroquia de Santo Domingo hasta la Catedral; se hace una ofrenda floral a la Virgen de la Esperanza; después se reza el Vía Crucis con los catorce estandartes alrededor de la Plaza. Finalizado, la cofradía regresa a su sede canónica. Delante de la puerta del templo, se realiza una oración para, posteriormente, entrar en el templo. Como dato anecdótico, decir que todos el Domingo de Ramos se acercan a León para participar en la procesión de Jesús de la Redención que parte de la Plaza del Grano de la capital leonesa.
Como dato curioso, los cofrades que portan el paso son denominados “braceros de trono”. La imagen desfila encima de un monte de claveles rojos, con tan solo cuatro faroles en las esquinas del trono. Como casi todas las cofradías nazarenas, portan túnica y capuz de color morado, en este caso de terciopelo, con cíngulo adornado con borlas amarillas. Cruz en el centro del antifaz y escudo de la cofradía en la túnica. Calzado negro y guantes blancos completan el hábito penitencial nazareno en la ciudad ovetense.
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