Cada
vez que uno debe enfrentarse a un folio en blanco para escribir cualquier cosa,
el momento es difícil. Si a ello se añade que el tema es sobre la Semana Santa,
la preocupación sube y alcanza el paroxismo si, además, se trata de la Semana
Santa logroñesa. Mundo donde una cosa puede ser normal un día y, pasadas
veinticuatro horas, exactamente lo contrario y la lógica, a día de hoy, es
inexistente prácticamente en todos y cada uno de sus estamentos.
El
pasado domingo día 10 de octubre debía celebrarse la procesión de la Virgen del
Rosario que, organizada por la marista cofradía de la Santa Cruz, recorría
hasta el año 2019, no las principales calles logroñesas, sino las cercanas a la
sede canónica de la cofradía, al sur de la ciudad, escasamente pobladas y, como
consecuencia de ello, una procesión de escaso o nulo impacto no solo en la vida
de la ciudad, sino que tristemente, me atrevería a decir, también en la vida de
las cofradías logroñesas.
Preguntando
las razones de la no celebración, la respuesta fue: no nos lo han permitido
desde el Secretariado Diocesano de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de
Calahorra y La Calzada- Logroño. Dato curioso que choca, frontalmente, con el
escrito dirigido a las cofradías riojanas desde el mismo Secretariado con fecha
30 de septiembre, donde se animaba a retomar las actividades, eso sí, centrando
la actividad cofrade en Cuaresma y Semana Santa, no sea que...
Choca
esa negativa cuando, ese mismo día, por poner un ejemplo, la patrona de Linares
(Jaén) a hombros de sus cofrades recorrió la ciudad desde el Santuario de Linarejos hasta la
Basílica de Santa María la Mayor.
O,
como el pasado dieciocho de septiembre uno de los pasos más señeros de la
Semana Santa leonesa, la imagen de Jesús Nazareno, recorrió a hombros de sus
cofrades la distancia entre la Iglesia del Mercado y la sede canónica de la
cofradía en la capilla de Santa Nonia; traslado debido a las obras realizadas
en la sede canónica nazarena que obligó al traslado de los pasos a otros
templos de la ciudad.
O
el traslado que se realizó ayer del Jesús del Gran Poder en Sevilla o la
procesión por la celebración del Encuentro Nacional de Jóvenes Cofrades que
finaliza hoy en Valladolid.
Por
no nombrar la procesión de Santiago en Logroño el 25 de julio pasado, la de la
Virgen de Valvanera también por las calles de Logroño el 11 de septiembre o la
del 28 de septiembre en Navarrete.
Observamos
cómo, tras la pandemia, la “normalidad” se instala poco a poco, paso a paso con
excepciones, en este caso, en La Rioja y, más concretamente, en determinadas
partes de la ciudad de Logroño, no en todas. Seguramente será, como dicen
muchos cofrades, por su carácter tan especial que la debe hacer diferenciarse
del resto, dándole ese toque autóctono tan peculiar que, gracias a unos y a
otros, ha llevado a batir el récord de llevar más de treinta años sin alumbrar
cofradía nueva y casi veinticinco años sin estrenar ninguna imagen.
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