Este día nos acercamos a algunas series televisivas para
intentar resumir, adivinar o intentar acercarse uno a la realidad del mundo
cofrade de la capital riojana. Enlazando con la anterior entrada, terminaba la
magnífica serie Chernobyl con las
siguientes palabras: la verdad siempre
está ahí, la veamos o no, la elijamos o no. A la verdad no le importa lo que
necesitamos; no le importan los gobiernos, ni las ideologías, ni las
religiones. Nos espera eternamente. Y… ¿cuál es el precio de la mentira? (1)
Cercano a “si os mantenéis en mi Palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres” (Jn. 8, 31-32).
Se trasladaba a los lectores en la entrada anterior el nivel
reduccionista en que se tiene en consideración a los cofrades por parte de los
gestores del mundo pasional, tanto diocesano como local. Portapasos, tocadores
de instrumentos musicales dentro de la amplia variedad que tenemos ya por aquí,
debido, sobre todo a la “importación” de modelos y, novedad del 2023, generadores
de noticias. Nada más. Y, para demostrarlo tenemos los mismos ciclos y hechos
que, anualmente, como si fuera un sonsonete, se repiten por estos lares.
Finalizada la Semana Santa, en pleno éxtasis, se produce un frenazo. En seco.
Silencio Absoluto. La cuestión es llegar al puente logroñés del Día de La Rioja
(09/06) y festividad de San Bernabé (11/06). Llegados a ese punto, todo
conocedor del mundo logroñés sabe que hasta después del 21/09, no se va a realizar prácticamente, ninguna actividad. Y así se comienza otro
ciclo, igual que el anterior, resumido en la espectacular nada hasta que llega
Cuaresma del año siguiente.
Para un fino observador de la realidad pasional logroñesa, el
mejor modo de definir nuestra situación es la ya famosa, gracias a la serie
televisiva The Big Bang Theory, paradoja
del gato de Schrödinger. A grandes rasgos, y con el fin de mostrar la paradoja
del mundo cuántico, el austríaco proponía meter un gato en una caja de acero
cerrada. Allí, junto al gato, se podría un átomo radiactivo. Que el gato
estuviera vivo o muerto dependería del hecho de si el átomo se había
descompuesto y emitido radiación, o no. Según la interpretación de Copenhague,
el gato estará vivo y muerto a la vez, y no sabremos su situación real, hasta
que se abra la caja. Es el mejor ejemplo de la situación de la Semana Santa
logroñesa. Viva y muerta a la vez. Y solo sabemos si vive o muere, cuando,
anualmente, se abren las puertas del templo y los pasos salen a la calle; o,
puede ser que, quizá, el átomo radiactivo, se ha activado sin saberlo nosotros.
Y, sobre todo, gracias a la particular idiosicrancia logroñesa, estemos muertos
sin saberlo y, quizá sin quererlo, nos
hayamos convertido en tan solo portapasos, tocainstrumentos o, lo que es
peor, en generadores de titulares de prensa. Pero, como dijo Juan hace unos
cuantos siglos y que está de plena actualidad, conviene recordar lo dicho en el
primer párrafo, que “la verdad os hará
libres”
(1)Eceolaza, Joseba. ETA:
la memoria de los detalles. Papeles del Duende, Abárzuza, 2022, pág. 15
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