El
mundo cofrade es una realidad donde prima la afectividad sobre la racionalidad.
Por ello llama la atención como las cofradías se integran, en buena parte de
los casos, por personas que, habitualmente, no frecuentan la Iglesia, con
excepción de los días pasionales. Resulta curioso observar como las calles, en
los días santos, se pueblan de personas que van a ver lo que ya han visto y
presenciado durante muchos años y, que, con raras excepciones, apenas varía en su
desarrollo.
Indudablemente
nos encontramos ante un hecho que desborda el contenido primero que tiene una
procesión, como es recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Nos
encontramos ante lo definido como hecho social total y que posee múltiples
dimensiones y, además, involucra a variados y diversos grupos sociales,
actuando como elemento que rompe las fronteras sociales e iguala a todos,
participantes y público. De ahí la importancia, ya reseñada, de la túnica de
penitencia, que iguala a todos los componentes de la cofradía; salvo, claro
está, aquellas que van, poco a poco, introduciendo diferencias como capas,
cetros, trajes o simplemente uniformes diferentes a los del resto de los
hermanos.
Desde
esta óptica, llevar al Nazareno, adquiere un significado especial. No solo es
portarlo en los hombros y permitir a las personas que en la calle se acerquen a
él. Es llevarlo como sentimiento, como aquello que traspasa la simple
racionalidad para hacerlo parte vital del devenir diario de cada uno.
Las
nuevas tecnologías nos permiten llevarlo en el móvil, en el ordenador, en
pulseras, en fundas de teléfonos, en tarjetas de crédito, en camisetas; en
cualquier sitio que uno quiera. Pero, indudablemente, el cofrade lo llevará, a
su modo y manera, ni mejor ni peor que otro, haciéndolo partícipe de toda su
vida, en el corazón. Decía un escrito que el nazareno (entendido como cofrade)
nace, pero hay que descubrirlo y construirlo poco a poco, con el paso del
tiempo. “Un nazareno lo es toda su vida, aun cuando no viste la túnica, sea por
su voluntad o no”.
Por
eso, es necesario, a día de hoy, llevar al Nazareno todos y cada uno de los
días de la vida en todas las actividades que se realicen. Como dice la cofradía
logroñesa, Orgullo Nazareno !!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario