En
2005, ya se ha comentado anteriormente, se produjo el centenario del antiguo
paso titular nazareno. Para ello se restauró la figura, dotándolo además, de un
nuevo bastidor interno, ante el penoso estado del anterior. Completó el proceso
transformador unas nuevas andas que sustituyeron a las antiguas, muy
deterioradas.
El
paso, que tuvo una gran prédica en el sentido devocional de parte de la
población logroñesa y, sobre todo, entre los antiguos cofrades, no lo ha logrado
recuperar. El culto que recibe es mínimo, ya que no está expuesto por razones
que no vienen al caso pero que resultarían curiosas a día de hoy. Y, si una
imagen no está expuesta, es difícil que suscite devoción alguna.
Su
participación en la procesión de Jesús camino del Calvario es el modo que tiene
de asomarse a las calles logroñesas, tras dejar de hacerlo en el Vía Crucis de
la Juventud. El Nazareno Viejo aguarda los días pasionales, escondido en un
cuarto debajo de un trapo para preservarlo del posible deterioro que pueda
padecer. Y, mientras tanto, en la hornacina de la cripta, lugar que se pensó
desde la parroquia para su ubicación y que fue rechazado por la cofradía debido
a la excesiva humedad que acabaría dañando la figura, otra figura, ve pasar los
días recibiendo la visita de quién se acerca al único vestigio románico que
queda del anterior templo sobre el que se construyó el actual de Santiago, el
Real de Logroño.
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