domingo, 8 de septiembre de 2019




En 2005, ya se ha comentado anteriormente, se produjo el centenario del antiguo paso titular nazareno. Para ello se restauró la figura, dotándolo además, de un nuevo bastidor interno, ante el penoso estado del anterior. Completó el proceso transformador unas nuevas andas que sustituyeron a las antiguas, muy deterioradas.
El paso, que tuvo una gran prédica en el sentido devocional de parte de la población logroñesa y, sobre todo, entre los antiguos cofrades, no lo ha logrado recuperar. El culto que recibe es mínimo, ya que no está expuesto por razones que no vienen al caso pero que resultarían curiosas a día de hoy. Y, si una imagen no está expuesta, es difícil que suscite devoción alguna.
Su participación en la procesión de Jesús camino del Calvario es el modo que tiene de asomarse a las calles logroñesas, tras dejar de hacerlo en el Vía Crucis de la Juventud. El Nazareno Viejo aguarda los días pasionales, escondido en un cuarto debajo de un trapo para preservarlo del posible deterioro que pueda padecer. Y, mientras tanto, en la hornacina de la cripta, lugar que se pensó desde la parroquia para su ubicación y que fue rechazado por la cofradía debido a la excesiva humedad que acabaría dañando la figura, otra figura, ve pasar los días recibiendo la visita de quién se acerca al único vestigio románico que queda del anterior templo sobre el que se construyó el actual de Santiago, el Real de Logroño.


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