domingo, 13 de octubre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Cofradía Jesús Nazareno, Miércoles Santo 2007.



A día de hoy, la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores no escapa a la situación general de las cofradías o hermandades en casi todas las partes de España aunque siempre hay excepciones. Se encuentran en un lento declive, casi imperceptible en ciclo de corta duración pero grande si el ciclo a estudiar es de larga duración. No es extraño ver anuncios tanto en la prensa como en las redes sociales solicitando que haya personas que se inscriban; sobre todo a la hora de portar los pasos. Logroño, Pamplona, Valladolid, Linares, etc. son solo un ejemplo.
La cofradía pasional más antigua de la capital riojana, es, como se ha dicho una más. La falta de estímulos, la falta de atención, la falta de unos programas pastorales diocesanos y parroquiales llevan al declive cofrade. No pasará mucho tiempo para que veamos en Logroño la ausencia en ka calle de algún paso por falta de gente y, posteriormente y como consecuencia de ello, alguna cofradía desaparezca. Es triste ver como casi todas las cofradías logroñesas, al procesionar, apenas tienen hermanos de fila, reduciéndose casi todos los componentes a la sección musical y a portar. Pocos hermanos infantiles, escasos mayores que ya no portan y se animan a salir. Procesiones que debieran ser esplendorosas y se han reducido a un mini paseo por cuatro calles, como es el caso del Domingo de Ramos, llevan al desánimo cofrade. Es casi seguro que el Domingo de Ramos hay más cofrades logroñeses fuera de nuestra ciudad que participando en la procesión. Entre las bandas que huyen, las programadas excursiones al Bajo Aragón o a Zaragoza, la calle se ve cuasi huérfana de cofrades. Tan solo la presencia de los alumnos de las Escuelas Pías y del colegio San José, dan un poco de nivel cofrade.
La foto corresponde al Miércoles Santo de 2007. Todos los participantes en la procesión del Encuentro de la nazarena cofradía se unieron en esta foto única. Dice Lucas (10, 1-12) en su Evangelio, que la mies es mucha y los obreros pocos. Necesitamos obreros cofrades a día de hoy para continuar con esta tradición procesional pasional y poder sacar los pasos a la calle todos los años, como continuación de la liturgia que se desarrolla en el templo. Sin este segundo escenario, la calle, donde se expresa la vivencia popular de la Pasión y Muerte de Cristo, la Semana Santa se queda coja.


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