sábado, 8 de febrero de 2020

CRISTO YACENTE. 50 ANIVERSARIO (I)

El 26 de marzo de este año 2020 se cumplen los cincuenta años de la primera salida procesional del Cristo Yacente en la procesión de las Siete Palabras. Fue un gran logro por parte de la escolapia cofradía el disponer de un paso original, obra del único artista que ha aportado dos pasos procesionales para Logroño, Vicente Ochoa Moreno.
Aprovechando este evento, se realizarán unas cuantas entradas al blog con el fin de, además de celebrar las bodas de oro del Yacente, adentrarnos en el desarrollo de la Semana Santa logroñesa de los años 60 de la pasada centuria, década muy importante tanto en el desarrollo de la historia de Logroño, como la del país, como la  de la Iglesia con la celebración del Concilio Vaticano II que supone un nuevo rumbo hacia la presencia eclesial en la sociedad, idea que ya apareció en los últimos años del pontificado de Pío XII y se hizo presente como un huracán con la presencia de Juan XXIII en la silla de San Pedro. Por extensión son esos años donde se ponen las bases de la actual Semana Santa logroñesa.
 

 
Gran Vía tras el traslado de la vía del tren al sur en los años 60 del pasado siglo
 
Uno de los problemas que se tiene al intentar estudiar de modo profundo y serio la Semana Santa logroñesa es la escasez de fuentes. Por un lado, el archivo de la extinta Hermandad de la Pasión desapareció o se troceó por razones desconocidas conocidas por algunos cofrades. Por otro lado, algunas cofradías cierran sus archivos a la investigación y otras o no tienen, o los ocultan o los han perdido. Al final solo quedan los testimonios orales de las personas que vivieron aquellos años y las crónicas periodísticas. Nueva Rioja, La Gaceta del Norte y posteriormente El Correo Español aparecen como prácticamente, los únicos portadores de noticias de aquellos años.
Como se ha anticipado anteriormente, durante los años 60 de la pasada centuria la ciudad de Logroño va a experimentar un gran cambio. Desde la urbanización de la actual Gran Vía allá por 1961, al traslado de la vía del tren al sur de la ciudad; ésta, se empieza a proveer de los servicios propios de la cualquier capital de provincia, procediéndose a una centralización de los mismos en la ciudad para toda la provincia. Industrialización, servicios, dejando al  sector agrícola como residual configuran una ciudad que crece poblacionalmente un 37% en un periodo de diez años, llegando a más de sesenta y un mil habitantes. Destaca en la ciudad como el cumplimiento eucarístico dominical a finales de los años 50 está en un 51,09% en toda la ciudad; las parroquias donde se asientan las cofradías penitenciales bajan ese dato hasta el 48,90%. La Redonda llegaría al 55,52%, Palacio al 46,54% y Santiago se queda en un 39,63%. (1)
Portales, espacio procesional por excelencia logroñés en los años 60 del siglo XX
 
La Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, encargada de gestionar los fastos pasionales en la calle, se encuentra ante una sociedad cambiante y empieza a dar muestras de ser incapacidad de adaptarse a los cambios que las sociedades logroñesa y española experimentan. Un ejemplo es el hecho acaecido en 1964;  un hecho que, como casi siempre, pasa desapercibido, pero que, visto en periodo de larga duración, va a marcar a la Semana Santa logroñesa. El día diez de julio se aprueban los estatutos de la entonces cofradía de las Siete Palabras, con sede en el colegio logroñés de los Escolapios; pasa a ser la única cofradía que queda fuera de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro.
Llama la atención que, siguiendo el modelo logroñés de copiar, (2) la cofradía logroñesa se inspira en la cofradía escolapia de Zaragoza. El hábito elegido es idéntico a la de la actual Real y Calasancia Cofradía del Prendimiento del Señor y el Dolor de la Madre de Dios con la variación del color. Mientras en Logroño se decantan por el verde, los escolapios zaragozanos eligieron el azul marino. Incluso la imagen elegida para la publicidad es idéntica con la única diferencia del edificio elegido. En Logroño se decantan por las torres de la Redonda mientras en Zaragoza aparecen las de la basílica del Pilar.
 
La prensa de la época se fija en el tema y da cumplida información del hecho. Prácticamente es la noticia más importante del año 1966 en cuanto al mundo pasional se refiere. Aunque la idea parte de la Asociación de Ex -Alumnos de las Escuelas Pías, igual que la cofradía zaragozana, pueden pertenecer a ella todas las personas que quieran. Además “este Jueves Santo no sacarán paso, porque se lo impiden, de momento, las dificultades económicas. Saldrán a la calle con un grupo de cruces rústicas, que servirán para ambientar como motivo esencial de la procesión”  (3).  El papel de la prensa es tan importante que el día tres de abril del mismo año, Domingo de Ramos,  aparece en el diario Nueva Rioja una columna titulada “Cofradía de las Siete Palabras. Lo que somos” donde se presenta la cofradía a la ciudad. Llama la atención de todo el escrito las frases “Contamos con la imaginería para el paso: Cristo, María y San Juan, que se veneran en el altar dedicado a Ellos en la Iglesia del Colegio. Pero no tenemos andas… Tenemos un himno grandilocuente: el silencio. Paradógico (sic) pero cierto. Nuestra presencia pública será callada, sin cánticos ni rezos, solo la oración muda del sacrificio” (4) Cuestión que llama la atención cuando la víspera habían insertado un anuncio solicitando voluntarios ya que disponían de diez tambores y buscaban gente que los tocara.
 
El gran día fue el siete de abril. Cuenta la crónica del periódico que “una columna a ambos lados de la calle con los cofrades llevando cirios encendidos, enmarcaba a siete desfilantes (sic) portando cruces de madera de chopo verde. Las cruces tienen un peso aproximado de cuarenta kilos; cinco por dos metros y medio  de longitud. Una banda de dieciocho tambores encabezaba el desfile… El recorrido duró dos horas y media, aproximadamente. “(5)
 
Como curiosidad, los primeros predicadores que tuvo la cofradía fueron el capuchino Padre Ángel, el Padre José Luis Losantos, superior de los jesuitas, el canónigo de la Redonda don Luis Gato y el Padre Clemente Domeño, escolapio. Las palabras fueron leídas y predicadas en Primera palabra en el Colegio; segunda, en la Escuela de Maestría Industrial; tercera en la Congregación Mariana (Portales); cuarta, Banco de Santander; quinta, Banco de Bilbao; sexta, General Franco, 2, y séptima, en  el Colegio” (6)
Hachones custodiando las cruces en la primera procesión de la Cofradía de las Siete Palabras
 
De este modo, un proceso iniciado unos cuantos años antes, fraguaba con la aparición de una nueva cofradía pasional en las calles logroñesas.
NOTAS:
(1).Ugarte Pereira, José Manuel: “De la Hermandad a la Junta de Cofradías de Logroño. Historia de un fracaso”. En Actas de Congreso Religiosidad Popular: Cofradías de Penitencia, San Lorenzo del Escorial, Madrid 2017 Vol.- II, págs. 779-795.
(2) Bonet Salamanca, Antonio: “La Semana Santa logroñesa. Medio siglo de imaginería procesional (1940-1990)”. Madrid, 2015.
(3) La Gaceta del Norte, 11/03/1966.
(4) Diario Nueva Rioja, 3/4/1966.
(5) Diario Nueva Rioja, 8/4/1966.
(6) Diario Nueva Rioja, 8/4/1966.
 

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