El 26 de marzo de este año 2020 se cumplen los cincuenta años de
la primera salida procesional del Cristo Yacente en la procesión de las Siete
Palabras. Fue un gran logro por parte de la escolapia cofradía el disponer de
un paso original, obra del único artista que ha aportado dos pasos
procesionales para Logroño, Vicente Ochoa Moreno.
Aprovechando este evento, se realizarán unas cuantas entradas
al blog con el fin de, además de celebrar las bodas de oro del Yacente,
adentrarnos en el desarrollo de la Semana Santa logroñesa de los años 60 de la
pasada centuria, década muy importante tanto en el desarrollo de la historia de
Logroño, como la del país, como la de la
Iglesia con la celebración del Concilio Vaticano II que supone un nuevo rumbo
hacia la presencia eclesial en la sociedad, idea que ya apareció en los últimos
años del pontificado de Pío XII y se hizo presente como un huracán con la
presencia de Juan XXIII en la silla de San Pedro. Por extensión son esos años
donde se ponen las bases de la actual Semana Santa logroñesa.
Gran Vía tras el traslado de la vía del tren al sur en los años 60 del pasado siglo
Uno de los problemas que se tiene al intentar estudiar de
modo profundo y serio la Semana Santa logroñesa es la escasez de fuentes. Por
un lado, el archivo de la extinta Hermandad de la Pasión desapareció o se
troceó por razones desconocidas conocidas por algunos cofrades. Por otro lado,
algunas cofradías cierran sus archivos a la investigación y otras o no tienen,
o los ocultan o los han perdido. Al final solo quedan los testimonios orales de
las personas que vivieron aquellos años y las crónicas periodísticas. Nueva
Rioja, La Gaceta del Norte y posteriormente El Correo Español aparecen como prácticamente,
los únicos portadores de noticias de aquellos años.
Como se ha anticipado anteriormente, durante los años 60 de
la pasada centuria la ciudad de Logroño va a experimentar un gran cambio. Desde
la urbanización de la actual Gran Vía allá por 1961, al traslado de la vía del
tren al sur de la ciudad; ésta, se empieza a proveer de los servicios propios
de la cualquier capital de provincia, procediéndose a una centralización de los
mismos en la ciudad para toda la provincia. Industrialización, servicios,
dejando al sector agrícola como residual
configuran una ciudad que crece poblacionalmente un 37% en un periodo de diez
años, llegando a más de sesenta y un mil habitantes. Destaca en la ciudad como
el cumplimiento eucarístico dominical a finales de los años 50 está en un
51,09% en toda la ciudad; las parroquias donde se asientan las cofradías
penitenciales bajan ese dato hasta el 48,90%. La Redonda llegaría al 55,52%, Palacio
al 46,54% y Santiago se queda en un 39,63%. (1)
Portales, espacio procesional por excelencia logroñés en los años 60 del siglo XX
La Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, encargada de
gestionar los fastos pasionales en la calle, se encuentra ante una sociedad
cambiante y empieza a dar muestras de ser incapacidad de adaptarse a los
cambios que las sociedades logroñesa y española experimentan. Un ejemplo es el
hecho acaecido en 1964; un hecho que,
como casi siempre, pasa desapercibido, pero que, visto en periodo de larga
duración, va a marcar a la Semana Santa logroñesa. El día diez de julio se
aprueban los estatutos de la entonces cofradía de las Siete Palabras, con sede
en el colegio logroñés de los Escolapios; pasa a ser la única cofradía que
queda fuera de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro.
Llama la atención que, siguiendo el modelo logroñés de
copiar, (2) la cofradía logroñesa se inspira en la cofradía escolapia de
Zaragoza. El hábito elegido es idéntico a la de la actual Real y Calasancia
Cofradía del Prendimiento del Señor y el Dolor de la Madre de Dios con la
variación del color. Mientras en Logroño se decantan por el verde, los
escolapios zaragozanos eligieron el azul marino. Incluso la imagen elegida para
la publicidad es idéntica con la única diferencia del edificio elegido. En
Logroño se decantan por las torres de la Redonda mientras en Zaragoza aparecen
las de la basílica del Pilar.
La prensa de la época se fija en el tema y da cumplida
información del hecho. Prácticamente es la noticia más importante del año 1966
en cuanto al mundo pasional se refiere. Aunque la idea parte de la Asociación
de Ex -Alumnos de las Escuelas Pías, igual que la cofradía zaragozana, pueden
pertenecer a ella todas las personas que quieran. Además “este Jueves Santo no sacarán paso, porque se lo impiden, de momento,
las dificultades económicas. Saldrán a la calle con un grupo de cruces
rústicas, que servirán para ambientar como motivo esencial de la procesión” (3). El
papel de la prensa es tan importante que el día tres de abril del mismo año,
Domingo de Ramos, aparece en el diario
Nueva Rioja una columna titulada “Cofradía de las Siete Palabras. Lo que somos”
donde se presenta la cofradía a la ciudad. Llama la atención de todo el escrito
las frases “Contamos con la imaginería
para el paso: Cristo, María y San Juan, que se veneran en el altar dedicado a
Ellos en la Iglesia del Colegio. Pero no tenemos andas… Tenemos un himno
grandilocuente: el silencio. Paradógico (sic) pero cierto. Nuestra presencia
pública será callada, sin cánticos ni rezos, solo la oración muda del
sacrificio” (4) Cuestión que llama la atención cuando la víspera habían
insertado un anuncio solicitando voluntarios ya que disponían de diez tambores
y buscaban gente que los tocara.
El gran día fue el siete de abril. Cuenta la crónica del
periódico que “una columna a ambos lados
de la calle con los cofrades llevando cirios encendidos, enmarcaba a siete
desfilantes (sic) portando cruces de madera de chopo verde. Las cruces tienen
un peso aproximado de cuarenta kilos; cinco por dos metros y medio de longitud. Una banda de dieciocho tambores
encabezaba el desfile… El recorrido duró dos horas y media, aproximadamente. “(5)
Como curiosidad, los primeros predicadores que tuvo la
cofradía fueron el capuchino Padre Ángel, el Padre José Luis Losantos, superior
de los jesuitas, el canónigo de la Redonda don Luis Gato y el Padre Clemente
Domeño, escolapio. Las palabras fueron leídas y predicadas en Primera palabra en el Colegio; segunda, en
la Escuela de Maestría Industrial; tercera en la Congregación Mariana
(Portales); cuarta, Banco de Santander; quinta, Banco de Bilbao; sexta, General
Franco, 2, y séptima, en el Colegio” (6)
Hachones custodiando las cruces en la primera procesión de la Cofradía de las Siete Palabras
De este modo, un proceso iniciado unos cuantos años antes,
fraguaba con la aparición de una nueva cofradía pasional en las calles
logroñesas.
NOTAS:
(1).Ugarte Pereira, José Manuel: “De la Hermandad a la Junta de Cofradías de Logroño. Historia de un
fracaso”. En Actas de Congreso Religiosidad Popular: Cofradías de
Penitencia, San Lorenzo del Escorial, Madrid 2017 Vol.- II, págs. 779-795.
(2) Bonet Salamanca, Antonio: “La Semana Santa logroñesa. Medio siglo de imaginería procesional
(1940-1990)”. Madrid, 2015.
(3) La Gaceta del Norte, 11/03/1966.
(4) Diario Nueva Rioja, 3/4/1966.
(5) Diario Nueva Rioja, 8/4/1966.
(6) Diario Nueva Rioja, 8/4/1966.
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