El pasado jueves tras Ceniza, 18 de febrero, la Junta de la Hermandad de Cofradías de la Pasión de la Ciudad de Logroño hizo, como es tradicional en los últimos años, la presentación del cartel, revista de la Semana Santa de Logroño 2021 y, los actos programados para la Cuaresma 2021.
Ya
se podrá hablar sobre los citados actos y sobre la revista. Lo que me llamó la
atención fue un comentario en las redes sociales, concretamente en Facebook,
acerca del cartel, cuya fotografía abre este comentario. Cartel, por otro lado
y en mi humilde opinión y en el tiempo que nos ha tocado vivir en los dos
últimos años, muy acorde con esta realidad que nos rodea. Un grupo de cofrades, en este caso de la cofradía de
la Santa Cruz, saliendo del templo de San Bartolomé, para portar o el Stabat
Mater o la imagen de Nuestra Señora del Rosario en el Santo Rosario del Dolor
que, cada Martes Santo por la tarde- noche, se reza por las calles del casco antiguo
logroñés.
El
cartel presentado iba acompañado de una explicación, ya que se le ha querido
dotar, a mi entender muy correctamente, de varios y marcados caracteres
simbólicos. En primer lugar, que los cofrades vuelvan a estar en la calle este
año de no procesiones. En segundo lugar recordar que Logroño celebra este año los
500 años del cerco de ciudad por parte de las tropas francesas llevado a cabo
en 1521 del cual salió victoriosa. La portada de San Bartolomé, gótica con
aspectos tardorománicos, es de los pocos restos que quedan en pie y ya estaban construidos
en el citado año. Finalmente, la acción se desarrolla en una puerta, señalado como imagen de la misión diocesana Euntes,
iglesia de puertas abiertas, en que se
halla inmersa la diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño. Finalmente el
color negro que enmarca la foto será el luto que vivimos, como sociedad y como
agrupación cristiana, por la muerte de tantas personas en el mundo a causa de
la pandemia que nos azota.
Dicho
esto, las críticas, como suele ser habitual, aparecieron en las redes sociales,
aunque, también hay que reconocerlo, de manera mínima. Se basaban en dos
puntos. Primero, que si un cartel necesita explicación no cumple su función y,
posteriormente, que en tiempos de pandemia, era necesaria una imagen de Cristo,
ya que estamos en una época en “la que más se le necesita”.
Uno
que reflexiona bastante, que escribe todo el año sobre el tema de la
religiosidad popular en este blogg, reconozco que poco cuidado en determinados
aspectos todos ellos técnicos, ha seguido reflexionando no ya sobre el tema del cartel, que también tiene aspectos
a debatir y es mejorable como todo en la vida, sino sobre otros temas relacionados
con los comentarios indicados.
En
primer lugar, es justo decir que cada uno puede y debe pensar lo que le de la
real gana, opinar del mismo modo y, además, hacerlo público. La libertad de
expresión es un derecho de todos y cada uno de los ciudadanos de este país, tan
en boga ý discutido estos días por razones que no vienen al caso. El problema
aparece cuando la crítica es constante a todo lo que se hace y, sobre todo,
proviene de quién muestra una actitud constante en el tiempo de espera, solo de
espera. Parafraseando al refranero español, cuando proviene del perro del
hortelano, que ni come ni deja comer.
De
las críticas vertidas señalar tan solo dos puntos. El primero será la
indicación que es necesaria la presencia de un Cristo en el cartel debido a la
pandemia y a que su presencia puede ser símbolo de esperanza. El tema que, en
el fondo, se está tratando es el de la fe adulta. Lo que se está
poniendo encima de la mesa es si tengo o no una fe adulta o me he quedado en
una fe de post-confirmación o, lo que suele ser más habitualmente, a día de
hoy, en una fe de post-comunión. Indudablemente, la presencia de Jesús es, ha
sido y será, el pilar sobre el que los cristianos fundamentamos nuestra
esperanza, y más en tiempos difíciles,
como una pandemia, la muerte de un hijo pequeño o no poder despedirnos como nos
hubiera gustado de un familiar fallecido; también fundamentamos nuestra vida
diaria, sin aspavientos, sin grandes dramas siendo, como somos, personas
necesitadas de Dios y su Palabra que se nos muestra en Jesús. Aun así debemos
ser conscientes que, muchas veces, “no somos capaces de dar una respuesta
adecuada a partir de la fe cristiana” [1]
Añadir
respecto a este tema, siguiendo al autor anteriormente citado, que la fe tiene
dos dimensiones; “una, a nivel intelectivo, abstracto, teórico; la otra, en una
dimensión práctica, concreta, influyendo en la realidad de la vida”[2] Son
complementarias, pero deben existir las dos, ya que es la única manera en que “podremos
dar una respuesta creíble, válida, plausible”. [3]
Desde
el punto de vista de una fe adulta, de una fe fundamentada en la experiencia de
la presencia de Dios en la vida, tal y como se ha indicado anteriormente, del
cofrade, no será necesaria la presencia de un Cristo, según mi corto entender;
las imágenes que vemos en la calle de Cristo suelen ser sufriendo el tormento
de la Pasión, siendo éstas de carácter evidentemente doliente; por ejemplo
pensemos en el crucificado de Miñarro para la hermandad universitaria
cordobesa. Aún así, debemos decir que las imágenes que suelen salir a la calle
muestran una idealización de Jesús no llegando a expresar realmente lo salvaje
que fue el castigo que recibió el primer cofrade de la historia desde la noche
de Jueves Santo hasta su muerte en la tarde del día siguiente.
Por
otro lado, aparece una velada crítica al carácter simbólico que se le quiere
dar al cartel, tal y como se ha indicado. Indudablemente, toda obra de arte
tiene o puede tener un carácter simbólico; o se lo podemos dar nosotros. No es
lo único; cualquier conocedor de la Biblia, sabe que los números tienen un
marcado carácter simbólico. El tres, el
cuatro, el siete, el doce, por poner un ejemplo tienen un carácter más
amplio que la simple significación numeral.
“El
número tres simboliza la plenitud y, por tanto, también a Dios… El número
cuatro, como los cuatro puntos cardinales, simboliza el mundo. Por ello, la
combinación de los dos números es significativa: … el doce simboliza la unión
entre Dios y el mundo… el siete simboliza también la plenitud, es por ello que
en la Iglesia católica hay siete sacramentos” [4]
Otro
ejemplo del significado simbólico de los números será el del cuarenta y dos. El
Apocalipsis, indica que serán los paganos los que pisotearán la Ciudad Santa
cuarenta y dos meses (11,2). Cuarenta y dos meses no señalan una fecha exacta,
sino que indica tres años y medio, la mitad de siete. Viene a indicar que no
durará siempre, que no hay mal que cien años dure. Y esta idea, nos puede venir
muy bien en estos tiempos pandémicos que están arrasando el mundo.
Posteriormente (11,3) cuenta que se profetizará solo 1260 días que,
casualmente, son también tres años y medio. [5] Texto
e idea que puede venir muy bien para que los cristianos, desde cualquier tipo
de fe, no perdamos la esperanza en la presencia salvífica de Dios en nuestras
vidas. [6]
Por
poner otro ejemplo concreto del que, casualmente, también se habla
residualmente y que es un compendio de simbología más allá de la propia imagen
en sí misma, se puede abordar la obra de Alejandro Narvaiza, como es el paso de
Jesús Nazareno para la cofradía homónima de Logroño. Medidas de la figura,
andas de procesionar con treinta y cuatro puntas de diamante recorriendo todas
las andas; los espacios diferentes que crea el autor para lo cual puso en las
cabeza de los portadores un capuz tipo verdugo, conocido como “servilleta” por
los cofrades. Los colores, todos ellos también con su significado. El color
blanco del capuz no es casual como tampoco el de la túnica, color marrón, conocido
en la cofradía como “café con leche”. Las horquillas como las primeras varas de
carga no se hacen en color gris por casualidad. Todo forma parte de un
estudiado plan. [7]
Por eso, quizá, sobre la crítica y será necesaria la colaboración de todos y cada uno de los cofrades de todos los sitios para, en una vivencia de la fe como donación hacia los demás y caritativa, lograr superar, todos juntos, los tiempos de pandemia en que hayamos inmersos, reconociendo que, como indica el Apocalipsis, algún día, esperemos que pronto, desaparecerán.
[1] Viejo,
José Luis: “Jesús nos sale al paso”,
pág. 1, Ed. Particular, Vico, 2014
[2] Viejo,
José Luis Op. Cit., pág 3
[3] Viejo, José
Luis Op. Cit. pág. 5
[4] Alegre,
Xavier, sj: Resistencia y esperanza
cristiana en un mundo injusto. Introducción al Apocalipsis” Ed Cristianisme
i Justicia, Barcelona, 2010 pág. 9
[5] Alegre,
Xavier, sj Op. Cit. Pág. 9
[6] VV AA: La Biblia, libro del Apocalipsis,
Sociedad Bíblica, Madrid, 2008, pág. 276
[7] Para más
información véase Ugarte Pereira, José Manuel, Modelos iconográficos de Jesús Nazareno en la Semana Santa de Logroño
del Siglo XX en Actas del VI Congreso Nacional de Cofradías, Medina del
Campo, 2016, pág. 185-198.
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