Esta semana, tras finalizar el repaso a los nazarenos de la
capital riojana, toca acercarse a otra figura; en este caso volvemos a la
imaginería andaluza, pero de la zona este e interior de la región. El Nazareno,
que, con mayúsculas, recibe culto, veneración y algo más, en la capital
jienense. Nos referimos al conocido como El
Abuelo de Jaén.
Talla anónima, fue
realizada en el siglo XVI y, además, tallado en madera de cedro. Se cree que se
realizó en Jaén. En aquella época, destacaban dos talleres; por un lado el de
Salvador de Cuéllar; se sabe que trabajó en la Iglesia de San Andrés,
realizando, entre otras obras, el Cristo de la Salud del convento de la Merced.
También poseía taller en la misma ciudad, Sebastián de Solís, el cual dejó
huella de su saber en la catedral jienense, en las iglesias de San Andrés, San
Ildefonso, San Bartolomé, destacando las tallas que realizó para la
Congregación del Santo Entierro. Según cuentan los entendidos y por parecidos
estilísticos, se podría atribuir al taller de Solís.
Acerca de su autoría hay una leyenda, donde se cuenta la
llegada de un señor mayor a una casería en las afueras de la ciudad para pedir
cobijo para esa noche. Observando un tronco, dijo: bien se podría hacer un Nazareno
de esta madera. Al día siguiente, cuando los dueños se acercaron al
cuarto, se encontraron con la figura hecha y sin rastro del viajero.
Figura que
cuenta con una gran devoción en la capital jienense. Sus orígenes se remontan a
la epidemia de peste del año 1681, que asoló no solo Jaén sino gran parte de
Andalucía dejando muchísimos muertos por toda la región. En la actual calle
Josefa Segovia, antaño Juan Izquierdo, se habilitó un hospital de la época,
donde se dejaban a los enfermos de la pandemia, los cuales morían casi todos
debido a la escasez de higiene y atención.
Tres franciscanos, acompañados en procesión con la imagen de San Francisco,
se presentaron voluntarios y limpiaron tanto el hospital como atendieron a los
enfermos. Solo sobrevivió
uno. Al ver que la epidemia aumentaba, la población de Jaén, sacó al Abuelo, llevándolo en procesión hasta la puerta del
hospital. Desde ese momento, no murió ningún enfermo más del hospital. A los
pocos días, se cerró el hospital, dejando las llaves del mismo en el brazo del Abuelo.
En 1720, el ayuntamiento de la capital ordenó celebrar una fiesta en su honor. Posteriores epidemias, cólera, peste o lepra, hicieron que el Abuelo acudiera en la defensa de su ciudad. Por ello, el ayuntamiento le concedió en 1999 la Medalla de Oro de la Ciudad. Una costumbre muy arraigada en la ciudad, desde aquella época consiste en que cada casa de Jaén tiene una estampa de su protector pasada por el manto del mismo.
La imagen pertenece a la Antigua, Insigne y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. Cuenta con más de cinco mil cofrades, de los cuales cuatro mil son mayores de edad. Su sede canónica es el Santuario Camarín de Jesús Nazareno de la capital jienense. La imagen es el gran protagonista de la Madrugá, partiendo a las dos de la madrugada para encontrase con todo aquel que quiera verlo pasear por su ciudad.
A lo largo de su dilatada existencia ha tenido numerosas
restauraciones, destacando las siguientes. En 1902 realizada por mediación del obispo D. Salvador Castellote
Ponzano, será José Bodria quién repare manos, rostro y pies de la figura. En 1939, tras la Guerra Civil, se restauró
entera pero incidiendo sobre todo en manos y policromía por Ramón Mateu
Montesinos y Luis Espinar Barranco. En 1978
será Constabntino Unguetti Álamo quien
lo restaure en la Catedral. En 1990 se inician negociaciones con el
Ministerio de Cultura y en 1992 se
traslada a Madrid donde Raimundo Cruz Solís, Cristóbal López Romero e Isabel
Pozas Villacañas restauran y adecentan la figura durante siete meses. Se
realiza en Madrid.
El paso ha sufrido también modificaciones a lo largo de todos
estos años. En 1872 se le construya
la cruz que ostenta en la actualidad. En 1892
se construye de la mano del valenciano Luis Montesinos la figura del Cirineo.
Dicha figura es sufragada por la Congregación de Soldados Romanos. Se toma como
modelo al fundador de la congregación
Tomás Cabo Renedo.
La Hermandad , posee además otros pasos; María Santísima de
los Dolores: obra de José de Medina, 1741; Santa Marcela, del año 1883 y,
finalmente, San Juan Evangelista, anónimo del siglo XVII.
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