lunes, 17 de mayo de 2021

CUARESMA Y SEMANA SANTA IV. TIEMPO DE PASCUA

Cristo Resucitado. Fano. 

Tras la Semana Santa, el mismo Sábado Santo, tras la Vigilia Pascual, entramos en tiempo de Pascua; tiempo de celebración de la Resurrección de Jesús y que se extiende durante  siete semanas, hasta el día de Pentecostés, fiesta en la que se celebra la venida del Espíritu Santo a los apóstoles. Celebramos la Resurrección de Jesús  a lo largo de cincuenta días que “han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como ‘un gran domingo’”.[1]

Como bien dijo San Pablo en  1Co, 15, 13-14, “pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe” [2] Observando el calendario de actos y  celebraciones de todas las asociaciones pasionales logroñesas, de la hermandad de cofradías y de las que salen desde la curia diocesana para el mundo pasional, uno acaba pensando que, efectivamente, vana es nuestra fe. El silencio más absoluto. La nada, con excepción de la eucaristía mensual por los difuntos y alguna asamblea. Y ese silencio, muchas veces animado por las parroquias y su párroco que, tras una Cuaresma Y Semana Santa donde la presencia cofrade ha alterado el normal funcionamiento parroquial, retorna a la ¿normalidad?

Noli me tangere. Tiziano.

Ante esta situación, dejo un escrito de Pablo Martín Ibáñez, sj, aparecido en pastoralsj.org. Una lectura lenta y reposada del mismo puede darnos pistas de lo que pasa en esta diócesis para el mundo pasional. 

ONCE MOTIVOS POR LOS QUE

NOS CUESTA DAR RAZÓN DE NUESTRA FE.

1.- Porque tenemos miedo a que nos excluyan. En muchos movimientos y parroquias se propicia una especie de síndrome del perseguido, poniendo en guardia a los cristianos «contra el mundo».

2.- Cuando la realidad es que el mundo nos ignora (hablo de Occidente y de España en concreto). Es decir, nuestro miedo es infundado.

3.- Porque no queremos dar la nota. Ser el capillitas, el beato, el mojigato.

4.- Porque nos da vergüenza. Afirmarse de manera distinta a los pensamientos dominantes te señala.

5.- Y no estamos bien preparados. Las clases de religión, la catequesis y las propuestas formativas hoy, muchas veces no nos ayudan a dar razón de nuestra fe. Muchos cristianos (jóvenes, sí, pero también adultos), no sabemos explicar por qué estamos a favor de la vida, o por qué celebramos los sacramentos.

6.- Ni siquiera muchas veces sabemos en qué creemos. Muchos cristianos no sabemos cómo se organiza la Iglesia Católica, en qué nos diferenciamos de otras confesiones, qué dicen las escrituras o qué enseña el Magisterio de la Iglesia en, por ejemplo, doctrina social.

7.-Y esto nos impide valorar toda la riqueza que el cristianismo tiene en su propuesta.

8.- Porque no nos lo creemos. Porque en realidad ser cristiano es creer en muchas cosas que hoy no son fáciles de creer: el Amor auténtico que lleva a dar la vida, la confianza en Dios, el desapego material, la austeridad económica frente al despilfarro, la comunidad frente al individualismo y la responsabilidad individual frente al corporativismo igualitarista, por ejemplo.

9.- Porque dar razón de la fe exige que seamos más auténticos en la vivencia de la misma. Y en un mundo que invita al hedonismo constante, negarse a uno mismo en pos del bien común no es fácil.

10.- Porque nos da pereza. Porque explicar las cosas y ser propositivos necesita de nosotros paciencia (con nosotros mismos y con los demás).

11.- Y también da pereza ser creativos. Muchas veces tenemos anclados lenguajes y formatos ya vacíos, anticuados o, por qué no decirlo, rancios.

Pablo Martín Ibáñez, sj


Cristo Resucitado. León. 


[1] https://pastoralliturgica.cpl.es/tiempos-liturgicos/pascua/los-cincuenta-dias-de-pascua/

[2] https://www.conferenciaepiscopal.es/biblia/1-corintios/

No hay comentarios:

Publicar un comentario