domingo, 30 de mayo de 2021

JESÚS NAZARENO DE SISANTE.

 

Imagen de Jesús Nazareno en  camarín

Nos encontramos ante una situación curiosa con esta imagen de Jesús con la cruz a cuestas; procesiona cada cien años, al cumplirse el centenario de su llegada al convento de la clarisas de Sisante, en la provincia de Cuenca. Concretamente la imagen llegó el 14 de septiembre; desde 1711, fecha de inicio de la tradición.

El origen de la imagen bascula entre los que sostienen que fue encargada por Carlos II a Luisa Roldán, escultora de cámara para obsequiar al Papa Inocencio XI; los que sostienen que el mismo rey lo encargó para el Convento de San Diego de Alcalá de Henares; al final, la muerte del rey hizo que la imagen permaneciera en la casa de la escultora hasta su fallecimiento en 1704.

Es curioso que el primer centenario lo hizo en 1819, ocho años después de la fecha indicada, debido a la Guerra de la Independencia. Posteriormente celebró el tercer y cuarto centenario en 1911 y 2011. También procesionó en 1939 como desagravio ante los actos vandálicos padecidos durante la Guerra Civil; fue restaurada por Coullaut Valera dejando el aspecto que presenta hoy en día.

Imagen del Nazareno tras los actos vandálicos
padecidos durante la Guerra Civil

La última salida extraordinaria fue en el año 2000 para celebrar el Año Jubilar. El 24 de marzo se trasladó del convento a la parroquia de Santa Catalina para celebrar un triduo, posteriormente devuelto al convento el 27, procesionando el 31 de marzo en Cuena y el 1 de abril en Sisante.

La imagen fue tallada por la escultora Luisa Roldán “la Roldana” entre 1697 y 1701, durante su periodo madrileño. Imagen de tamaño natural, de candelero con cabeza, cuello, manos y pies tallados. Jesús camina hacia el Calvario encorvado, portando la cruz en el hombro izquierdo. Dicha cruz es sujetada por las manos de Cristo que, casi no tocan el madero. La mano derecha está más baja que la izquierda.

Imagen idealizada de Jesús donde el suplicio sufrido antes de portar la cruz no aparece en toda su crudeza, salvo la corona de espinas, los regueros de sangre producidos por la misma, el rostro un poco tumefacto y la boca ensangrentada. Presenta una mirada perdida que no se dirige a nadie especialmente, sino que es una muestra más de la fuerte humanidad que nos muestra la escultora. Barba bífida, nariz alargada, rostro de un óvalo perfecto.

Imagen del Nazareno antes de 1936

Un caso curioso de una magnífica imagen nazarena que no sale en Semana Santa a la calle, pero que espera, cada cien años, que sus vecinos y devotos, le acompañen por las calles de Sisante.

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