sábado, 8 de abril de 2023

VIERNES SANTO

Con un día de retraso, dejo la entrada correspondiente a ayer, Viernes Santo, uno de los dos días grandes la de Semana Santa en todo el mundo.


Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota.

Jn 19, 16-17

Paso de María Magdalena a finales de los años  70 en Logroño, el Viernes Santo. 

Curioso artículo es la crónica de uno de los diarios locales de los fastos pasionales del Viernes Santo; muy interesante desde el punto de vista sociológico y antropológico y casi de nulo interés desde el punto de vista cofrade. Pero muy recomendable su lectura.

Nueva Rioja, Domingo de Pascua, 22 de abril de 1973

La baja temperatura restó público a la procesión del Viernes Santo.

La procesión del Viernes Santo, contó, a pesar de las circunstancias desfavorables, con bastante público. Algo más reducido que en años anteriores, esa es la verdad, quizá porque todos los desfiles procesionales se han puesto, más o menos, solapadamente en entredicho. A las seis de la tarde, sin embargo, había quienes se habían encargado de coger sitio para no perderse detalle. Gran parte del público prefirió el cobijo de los balcones.

Recuerdo que hace unos años muchas familias se unían para ver pasar la procesión, eligiendo la vivienda más estratégica. Hoy en día, las relaciones familiares se conciben de otro modo, y la unión hay que buscarla más bien frente al televisor.

En la tarde del Jueves Santo fueron muchísimos los que siguieron la piadosa costumbre de “ir de monumentos”, como se dice vulgarmente. Pero advertimos claramente que para muchos esta celebración tiene casi un sentido turístico. Las Iglesias del centro presentaban un aspecto que en las crónicas suele registrase como “animado”, pero que en realidad ofrecía serias dificultades para la honda meditación que requieren los sucesos de estos días. El Viernes Santo, el ambiente era, afortunadamente, algo más encalmado, aunque no sin la ausencia de ruidos y de cuchicheos.

Al perderse el sentido exterior de penitencia en la Cuaresma -sobre el interior siempre resulta muy peligroso juzgar-, la tristeza en el ambiente se reduce a la Semana Santa. Pero, aún en estos días, se procura cortar lo más posible. El sábado se estrena espectáculos, porque, en realidad, es Sábado de Gloria. El jueves, la vida sigue normalmente, porque “todavía no ha pasado nada”. Y el viernes, a la postre, se acaba tomando como un día de vacación, aunque con ciertas características de incomodidad. El superar estas barreras viene a ser, a la postre, cuestión de dinero, ya que con un viaje a la frontera de produce la eliminación absoluta. Sin embrago, a los que permanecen en la capital, se les cierra los cines a las ocho y media de la noche.

Hoy, Domingo de Resurrección, vuelve ya la normalidad. Para muchos, no significa nada porque, como hemos dicho antes han traspasado las barreras. Otros, sin embargo, sienten una alegría nueva y maravillosa.

La “operación regreso” está en marcha. Con las cuatro esquinas de la provincia, regresan los coches con corazones jubilosos dentro, después de unas vacaciones en la costa. Vienen con nueva alegría. Es momento para la prudencia.

Paso de la Piedad, Logroño años 70 Viernes Santo. 



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