sábado, 16 de noviembre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Experimento. 1969.



La cofradía es una asociación de fieles que se unen con unos fines; en este caso uno de los fines de la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, que no el único, es el culto público de sus actualmente tres pasos titulares.
Dicho culto alcanza su máxima expresión en la participación de la cofradía en pleno en los desfiles procesionales en que, anualmente y dentro de los fastos de la Semana Santa, participa con cualquiera de sus pasos.
Durante la procesión, es la cofradía en pleno la que procesiona. Procesionar, siguiendo a Manuel Amézcua, “es un modo de caminar juntos, siguiendo a Cristo en su Pasión camino de la muerte y resurrección. Pretendemos tomar conciencia de que la procesión es un símbolo de nuestra propia vida”.  Al acompañar a nuestros pasos, vamos “junto a ellos y tras ellos, siguiendo sus huellas”.
Nunca lo hacemos solos; compartimos espacio y lugar con los otros hermanos cofrades. Somos ayuda y la recibimos de los que participan junto a nosotros. Además, el orden en que se realiza permite que cada cofrade ocupe su lugar, que es único e imprescindible a la vez que permite realizar la función que se le ha asignado.
Desde dentro del templo, pasando por las diferentes calles del casco antiguo logroñés, hasta la vuelta al templo, la cofradía porta sus pasos, los hace presentes en las calles logroñesas. Es Cristo, quién porta la cruz; en este caso, solo, sin la ayuda del Cirineo. Recuerda la obra de Narvaiza, en su prefiguración bíblica, a Isaac cargando en sus espaldas la madera para su sacrificio, a Aarón marcando las puertas judías en Egipto con la Tau o a Jacob al bendecir con las manos entrecruzadas a Efrén y Manasés.
El nazareno logroñés, asumiendo los inciáticos planteamientos en la iconografía nazarena y a imitación de otras muchas representaciones a lo largo de la historia, porta una cruz más emblemática que real, como elemento de tortura que, mediante la acción salvífica de Dios, desembocará en instrumento de salvación y vida. Esta idea aparece en las tres imágenes que el artista aldeano, Miguel Ángel Sainz Jiménez nos legó para las iglesias logroñesas de San José Obrero, a la izquierda del altar; el templo carmelitano donde preside el altar o a la derecha del altar de la logroñesa parroquia de San Pablo.
Sirva esta foto de la primera salida del paso titular como homenaje a todos los cofrades nazarenos logroñeses que, a lo largo de todos estos años, han participado en todas y cada una de las procesiones en las que ha participado la cofradía y sin los cuales, la cofradía a día de hoy no sería como es.


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