Fotografía
en blanco y negro de la figura titular de la cofradía en uno de los primeros
años de su existencia. El paso está en su destino habitual, la capilla de San
Pablo de la parroquia de Santiago, el Real.
Lo
importante a señalar es que se encuentra, no en las andas, como se está
acostumbrado a verlo a día de hoy, sino en una peana que se colocó en la pared
para dejar el paso durante los días que no fuera necesario procesionarlo por
las calles logroñesas.
Permaneció
de ese modo unos cuantos años, casi hasta el final de los años setenta del
pasado siglo. Las andas, que se desmontaban todos los años, permanecían en un
almacén particular. El Martes Santo se transportaban a la Iglesia y se procedía
a montar el paso completo. Aun así la cofradía nunca pensó en poder usar esa
disposición para potenciar el culto a su paso titular.
Al final y de acuerdo con la parroquia, se
decidió dejar las andas tal y como se hace hoy, por varios motivos. En primer
lugar, por no tener otro sitio donde dejarlas. El almacén desapareció; las
arcas de la cofradía no podían permitirse el lujo de desembolsar un alquiler
mensual. En segundo lugar, la propuesta de la Hermandad de la Pasión y el Santo
Entierro de hacer una Casa de Pilatos, entendida como un almacén conjunto donde todas las cofradías de la ciudad
pudieran depositar sus enseres procesionales, nunca llegó a buen fin. Cierto es
que algunas cofradías, los depositaban en la Plaza de Toros, debajo de algunos
tendidos que estaban habilitados como almacenes. La precariedad del acuerdo, la
misma suciedad del entorno y la dejadez y abandono en que estaban casi todo el
año, hizo que cada cofradía buscara soluciones particulares a ese acuciante
problema, por cierto, no resuelto todavía a día de hoy.
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