viernes, 1 de noviembre de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Fiesta de los Fieles Difuntos.



El segundo día del penúltimo mes del año, la Iglesia dedica su memoria a todas aquellas que, a lo largo de los siglos, casi se podría decir que desde el inicio de los tiempos, han configurado al Pueblo de Dios. Dicha fiesta es complementaria de la del día anterior donde se celebran a Todos los Santos de la Iglesia. Es en noviembre donde las hermandades y cofradías celebran Eucaristías por todos los hermanos que, año tras año se unen y contemplan en todo su esplendor, al titular de su hermandad o cofradía, sea cual sea la advocación que les une.
En el fondo, lo que la Iglesia quiere preguntarnos, además de la celebración y el recuerdo de todos aquellos que nos han precedido, es qué sentido le damos nosotros, cristianos que año tras año nos encargamos de mostrar al resto de la sociedad la Pasión, Muerte y Resurrección del Primer Cofrade de la historia, a la muerte.
Como dice Álvaro Lobo, sj, en Pastoral SJ, “la fiesta de los santos y los difuntos no es una reliquia del pasado ni un negocio de floristerías, es la oportunidad que tenemos la mayoría de las personas de preguntarnos qué significa para nosotros la muerte y cómo le queremos dar respuesta. Es el momento de recordar de forma agradecida a todos los que nos precedieron y de preguntarnos una vez al año cómo queremos vivir”.
Quizá el día dos de noviembre sea el momento de echar la vista atrás y recordar y tener presente, sobre todo en estas bodas de oro del paso titular de la nazarena cofradía logroñesa, a todos los hermanos que nos han precedido en nuestra devoción por Cristo con la cruz a cuestas camino del Calvario. Eugenio, Valentín, Juan Carlos, Alejandro, Guillermo, Manolo, Félix y un largo etcétera de los hermanos que, junto al Nazareno, nos animan día a día, a continuar lo que ellos ya hicieron.


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