Comienzo con el repaso a las
figuras procesionales que, en Logroño, han sacado a la calle la imagen de Jesús
con la cruz a cuestas, desde el siglo XIX. Se hará de un modo cronológico hasta
abarcar las cuatro imágenes devocionales de tal advocación; para ello se
comienza con la imagen del Nazareno del
Humilladero.
Cuenta el imaginario popular
y cofrade nazareno logroñés que, desde su fundación hasta 1904, la entonces
cofradía de Jesús Nazareno, procesionó el Nazareno que, a día de hoy, descansa
y recibe culto en la ermita del Cristo del Humilladero de la capital riojana. De este hecho no hay ningún documento que lo
atestigüe. Tan solo una indicación
“Umilladero” en un libro de portadores de los pasos de la citada cofradía del
año 1893[1]. Una idea que se debiera
llevar a cabo, dentro de un estudio serio y sistemático de las celebraciones
pasionales logroñesas, sería que, en casos como los de Logroño, donde la
documentación no existe, está fragmentada o ha sido y es expoliada
sistemáticamente, se pudiera formar un buen archivo oral mediante entrevistas a
las personas que han colaborado con las celebraciones públicas de la Semana
Santa.
De
la imagen del Humilladero, desconocemos casi todo; fecha de confección, taller
que lo pudo realizar, etc. Desde comienzos de la centuria pasada, se ha
definido como “rococó del siglo XVIII”[2], aunque, como he señalado,
no se puede confirmar. Recientemente[3], se nos ha indicado que
este Nazareno quizá sea el que poseía la antigua y desaparecida cofradía de la
Vera Cruz de la ciudad de Logroño. Si podemos afirmar con certeza que esta
cofradía poseía una imagen de esta advocación ya que en 1605 la cofradía
homónima de la ciudad de Nájera encargaba un paso de “un Christo con la cruz a cuestas” siguiendo
el esquema del que había en Logroño.[4]
La
imagen se puede considerar de escasa calidad artístico-técnica para los
parámetros actuales. Se nos presenta un modelo iconográfico de imagen de
candelero, presentando talladas solo manos, y cabeza, careciendo de pies. Se
ofrece al culto lateralmente, descansando la figura sobre un cajón de unas
medidas aproximadas de ochenta centímetros de ancho por metro y medio de largo.
Porta corona de espinas natural y peluca simulando la cabellera. Tonalidad
oscura en la piel de la cara, debido, primero, al paso del tiempo y, segundo,
por los sucesivos repintes que se le han hecho en su larga existencia.
Barba
bífida donde quizá el autor intentó esmerarse un poco más, en un intento de
dotarla de más realismo, a pesar de la rigidez de los miembros que transmite.
Nariz recta, sin muestra alguna de sufrimiento, ni rastro de sangre por el
rostro ni por cuero cabelludo. Ojos de cerámica. La cruz es portada en el
hombro derecho; a día de hoy la sujeta la mano derecha con su parte superior;
quizá la forma de la mano, con los dedos curvados hacia el interior, indique
que, en pasadas épocas, la mano quizá pudiera agarrar el patibulum. La mano
izquierda cae recta y rígida a lo largo del cuerpo, de tal modo que no se puede
ver la citada mano, tan solo la presencia de las últimas falanges de los dedos
más largos, debido a la largura de la túnica. Anteriormente hay imágenes donde
la mano izquierda se eleva hasta agarrar el patibulum. Es prácticamente
imposible, por su ubicación, acceder al interior de la figura para observar la
estructura que lo sustenta; la apariencia externa indicaría unas formas rígidas
y duras realizadas en madera y en bastante mal estado de conservación. La cruz,
asemeja a un árbol con adornos dorados.
La
túnica que lo cubre es de terciopelo morado, estando adornado con una simple y
sencilla cadena de tafilete asemejando al oro con cruces enmarcadas en rombos
rodeados estos de adornos vegetales. El mismo adorno aparece en la parte
frontal del cuerpo, en la zona de abotonadura de la túnica, desde abajo hasta
arriba. Presenta cíngulo fino dorado y adorno en el pecho con los mismos
elementos que los anteriormente citados y, a la vez, cuerda del mismo material
cayendo desde el cuello hasta los pies. En las bocamangas porta adornos iguales
a los del resto de la prenda de vestir.
La
imagen, a día de hoy, presenta problemas de deterioro. Se puede apreciar en el
estado de manos y cara, así como, ya se ha señalado, de la estructura que lo
sustenta. Sería necesario una intervención integral que limpiara las partes talladas
y se confeccionara una nueva estructura para un mejor asentamiento en el
camarín donde descansa y se ofrece al culto.
Allá
por 1893, los hermanos cofrades Jacobo Mendiola, Celedonio San Juan, Lucas
Martínez y Benito Olarte, fueron los encargados de portar el citado paso en la
procesión del Santo Entierro celebrada en Logroño el Viernes Santo, día 31 de
marzo. [5] El periódico local
comentaba que “Las funciones religiosas
de estos días se han verificado en la misma forma que otros años sin incidentes
alguno notable. En la procesión del Santo Entierro se notaba menos concurrencia
de comisiones oficiales que en años anteriores, pero esta falta estaba suplida
con la asistencia de más numeroso público” [6]
Será
en los años cuarenta del pasado siglo, cuando todos los viernes y domingos de
Cuaresma, incluido el de Ramos ya en el inicio de las celebraciones pasionales,
se popularicen Vía Crucis organizados por las parroquias de los que ha
dependido la ermita[7].
Desde 1980, la actual cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los
Dolores realiza un Vía Crucis todos los Viernes Santo por la mañana desde su
sede canónica hasta la ermita del Humilladero. Primero portando tan solo el
denominado Nazareno Viejo, para después incorporar la Virgen Dolorosa que
reposa en la Iglesia de Santiago, el Real y dejarlo tan solo con esta última
figura desde mediados de esta década. Desde hace unos años solo se hace el
recorrido de ida a la ermita y portando tan solo el paso de la Dolorosa.
A
día de hoy su principal actividad es en el tiempo de Cuaresma donde se celebran
Vía Crucis todos los viernes seguidos de la Eucaristía, siendo visitada por
miles de logroñeses, continuadores de esta tradición de acercarse a la ermita y
postrarse ante su titular. Lo podemos considerar como el principal santuario
nazareno de toda la geografía riojana.
José Manuel Ugarte Pereira.
BIBLIOGRAFÍA.-
Bonet
Salamanca, Antonio: “Imaginería procesional en Logroño”, Madrid 2014
Labarga
García, Fermín, “Las Cofradías de la Vera Cruz en La Rioja.
Historia y espiritualidad”, Diócesis de Calahorra, La Calzada y Logroño,
Logroño 2000
”La
Semana Santa logroñesa: 500 años de historia”. Charla impartida el 10/03/2016 en el salón de actos del Edificio Politécnico
de la Universidad de La Rioja en la I Jornada Académica “Semana Santa y
Universidad” organizada por la Hermandad de Cofradías de Logroño y la
Universidad de La Rioja
“El Nazareno en La Rioja” Revista
Gracurris, 1995
Ugarte
Alonso, Eugenio: “Historia de la Semana Santa de
Logroño” Ed. Propia, Logroño. 1992.
Reedición 2013.
“Historia de la Cofradía de Jesús Nazareno
de Logroño” Ed. Propia, Logroño 1992.
Ugarte
Pereira, José Manuel: “Modelos iconográficos de Jesús
Nazareno en la Semana Santa de Logroño del siglo XX” en Actas del VI Congreso Nacional de Cofradías de Semana
Santa, Medina del Campo, 2016.
Archivos:
Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores
Archivo
particular de José Manuel Ugarte Pereira
Revistas y boletines:
“Semana
Santa Logroño”. Revista publicada por la Hermandad de Cofradías de la
Pasión de la ciudad de Logroño los años 2011, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2016.
“Cofradía
de Jesús Nazareno. Boletín Informativo” Boletines informativos de la
cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores números 1 al 25,
publicados ininterrumpidamente desde 1993.
Periódicos:
Diario La Rioja.
[1] Libro del año 1889. Archivo de la Cofradía de
Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, Logroño.
[3] ”La Semana Santa logroñesa: 500 años de historia”.
Charla impartida el 10/03/2016 por D. Fermín Labarga García en el salón de
actos del Edificio Politécnico de la Universidad de La Rioja en la I Jornada
Académica “Semana Santa y Universidad” organizada por la Hermandad de Cofradías
de Logroño y la Universidad de La Rioja.
[4] Labarga García,
Fermín, “Las Cofradías de la Vera Cruz en
La Rioja. Historia y espiritualidad”, Diócesis de Calahorra, La Calzada y
Logroño, Logroño 2000, pág. 457. Aquí se apunta a que la autoría pudiera
corresponder a Francisco de Ortigosa que ya había confeccionada para la Vera
Cruz logroñesa el paso de “La Columna”.
[5]
Libro del año
1889. Archivo de la Cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores,
Logroño.
[6] Diario La Rioja, 1 de abril 1893.
[7] En el siglo XX, la ermita ha dependido,
sucesivamente, de las parroquias de Santiago el Real, Valvanera, San Francisco
Javier y en la actualidad de San Ezequiel Moreno.
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