El próximo domingo celebraremos la Entrada de Jesús en
Jerusalén, punto de partida de la Semana Santa, semana más importante del año
para la vida de un cristiano y, por extensión, para un cofrade. Ya habremos
pasado el Viernes de Dolor, y nuestra Dolorosa de Santiago, parroquia cofrade
por excelencia en Logroño, no habrá podido salir a las calles logroñesas para
revivir, como todos los años, los siete dolores junto a los ciudadanos de la
capital riojana que quisieran acercarse para acompañarla, tal y como profetizó
Simeón, cuando le dijo aquello de “en cuanto a ti, una espada te atravesará el
corazón” (Lc 2, 35)
Habrán llegado ya los rumores de las hermandades de vísperas
al recorrer cada una sus barrios sevillanos el Sábado de Pasión. Los nazarenos
de Jesús de la Salud y la Clemencia, Jesús del Divino Perdón o Jesús de la
Caridad ya se habrían cerrado, comenzando otra vez la espera hasta el año 2022
para salir a sus calles, con sus gentes, en sus barrios.
Acaba ya casi la Cuaresma y quizá sea un buen momento de
hacer balance de la Cuaresma que ha llevado cada uno; quizá sea el momento de
reflexionar sobre lo acontecido en este tiempo litúrgico, parar un breve
momento y empezar la última semana con ánimos renovados esperando la Pascua.
Para ello dejo un escrito aparecido en pastoralsj.org de David Cabrera, sj, que
va de eso, de reflexionar sobre la Cuaresma de cada uno. Se acompaña de unos
dibujos del Vía Crucis de Fano que nos pueden ayudar a reflexionar.
EXAMINAR NUESTRA
CUARESMA.
Va llegando el final de la Cuaresma. Se abre la puerta
a la intensidad de la Pascua. Hemos
La segunda es la pregunta por el perdón. Descubre
cuánto de sueños no realizados y de propósitos anestesiados en estos días.
Siempre comenzamos la cuaresma con las ganas de asomarnos más al evangelio y de
vivir con mayor profundidad las recomendaciones de la Iglesia. Muchos ayunos no
cumplidos y muchas limosnas no dadas. No es hora de castigos ni de
lamentaciones. Examina con el corazón y, delante de Dios, si siguen vivas esas
aspiraciones de volver a mirar al pobre, de dar algo de ti a quién puede
necesitarte. No se agotan en la cuaresma y se pueden seguir renovando siempre.
La última pregunta es por los deseos. Cuando
comenzábamos la cuaresma, al imponernos la ceniza se nos decía: conviértete y
cree en el Evangelio. ¿Se te alentaron los deseos aquel momento? Revisa con
Jesús si sigues estando vivo. Si tienes deseos de acompañar al Señor en las
encrucijadas de la vida, cargar con él cruces propias y de otros y celebrar con
alegría las fiestas y los banquetes. Los deseos mueven nuestra vida, transforma
en petición aquellos que sientas dentro de ti, para que sean alimentados por la
presencia de Jesús en la Pascua.
Al final de la Cuaresma es tiempo de mirar hacia
atrás. Para seguir mirando hacia delante, subiendo con Jesús y sus discípulos a
Jerusalén. Siempre hay una oportunidad para afianzar nuestra vida y enraizar
nuestra fe. No permitas que siga pasando el tiempo como si nada vaya a suceder.
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