¿UN CRISTO ESPECTACULARIZADO?
Van pasando los días cuaresmales y, conforme nos vamos
acercando a la Semana Santa, pareciera que el mundo cofrade cambia. Se acelera,
se hacen cosas o se intentan, aparecen publicaciones por doquier con el tema
pasional. Todas las personas de este mundo parecieran sufrir, de repente, una
especie de enajenación y se desbordan noticias, medios, fotografías, etc. Y
revisando documentación de hace cincuenta años, en Logroño, me encuentro con un
artículo publicado en un diario local de Logroño. Escrito por un jesuita que
poco o nada tenía que ver con el mundo cofrade; pero que, sentía muy dentro de él la vivencia de ser hijo de Dios y, como
dijo muchas veces, seguidor de Jesús. Dejo el artículo, ya que, a pesar de
determinados aspectos que pertenecen a aquél lejano 1971, está plenamente de
actualidad.
¿UN CRISTO ESPECTACULARIZADO?
“De nuevo, Semana Santa. Con su fervor más o menos de fachada,
más o menos auténtico. Y, claro, detrás de eso la ilusión de tranquilizar la
conciencia hasta el próximo año, hasta la siguiente Semana Santa.
Todo me parece volver a aquellos días de la primera Semana
Santa. También entonces hubo procesiones y trompetas, soldados romanos –entonces
de verdad-; hubo cabalgata y muchedumbres en las aceras, muchedumbres venidas
de Galilea, de Judea, de la costa, de la montaña, de… Hubo emoción, gritos,
apretujones, curiosidad… Hubo espectáculo. Merecía la pena. Se trataba de ver
al Profeta, al Mesías, al Dramaturgo, al que había conmovido a tanta gente…
Sí, aquel primer Viernes Santo Jerusalén era un espectáculo
como no lo había sido nunca. Era la primera gran procesión. Era novedad. No
había que perdérselo. No se veía todos los días. La gente miraba, comentaba y
luego… se olvidaba.
Claro, era el espectáculo de contradicción. Ya lo había dicho
Cristo. Lo había anunciado muchas veces. Dios estaba puesto en escena. Era un
espectáculo nunca visto. Dios haciendo teatro. ¡Perdón!, los hombres haciendo
de Dios un espectáculo.
Nos extraña. Nosotros no lo hubiéramos hecho. Protestamos de
los judíos, de los soldados romanos, de los poderes públicos y de quienes
secundaron y jalearon la farsa.
Me parece muy bien la indignación. No es para menos. Nuestra
indignación debería ser mayor y, sobre todo, deberíamos proyectarla sobre
nuestros Viernes Santos.
Sí. Es tremendo. Pero real. Seguimos espectacularizando a
Cristo. Sí. Al Cristo de nuestras procesiones y al Cristo Místico –la Iglesia-,
y al Cristo que es el hombre individual o colectivo.
Nuestras procesiones son folklore, son mirones, son pasar el
rato, son… Ojalá la decisión de una procesión en silencio y respetuosa, se
llegue a realizar. Sería un gran triunfo de la Hermandad del Santo Entierro.
Ánimo y adelante. ¡Ojalá las procesiones de Logroño no sean un espectáculo
más!... A luchar… No está bien aclamar a Dios, lucir capuchones o no, para
terminar crucificando a Cristo.
Pero hoy se está espectacularizando con el Cuerpo Místico que es la Iglesia.
Jerarquía, fieles… son noticia en los medios de comunicación social… Lo
terrible no es que sean noticia, sino espectáculo. Son esas tendencias
anticlericales y antieclesiales. Tendencias coreadas por mucha gente de buena
voluntad. Como aquel primer Viernes Santo en Jerusalén.
Hoy se siente aversión a todo lo eclesial por ser sagrado.
Así a secas. Porque lo sagrado sigue molestándonos como la Verdad, la Justicia
y el Amor de Cristo… Acusarán a la Iglesia de política, de burguesía, de… de lo
que sea. Lo importante es hacerla espectáculo y crucificarla. Que la gente la
comente y se ría.
Otros hablarán de una Iglesia anacrónica, desfasada,
inmovilista… Y así, Cristo es hecho un espectáculo de museo y su Iglesia de
Historia.
Otros escenificarán una Iglesia ultraprogresista, tan
desfasada como la anterior y que tampoco tiene nada que decir a los hombres de
hoy. Así, dramatizan a un Cristo Imaginario y una Iglesia- utopía.
Da lo mismo una escena que otra. Lo importante es seguir la
comedia. Interesa lo sensacional. Que las masas se diviertan. Que las gentes
griten y olviden oras cosas…
Espectáculos, espectáculos… No importa que las risas y los
gritos y los aplausos sean contra lo religioso, contra Dios… Lo importante es
que los hombres no oigan esos gritos de justicia, de libertad, de equidad, de
austeridad, de pureza, de verdad, de…, de caridad y amor que la Iglesia de
Cristo.
La procesión del primer Viernes Santo en Jerusalén… tuvo
éxito. Hoy es muy imitada en muchas
partes del mundo. En Jerusalén se tuvo una vez… En la geografía del mundo es
casi a diario.
Cristo, su Iglesia y sus seguidores siguen siendo espectáculo
del mundo… Ojalá ese espectáculo no fuese de Viernes Santo, sino de
resurrección y vida”
Emilio Velasco, sj
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