Hacemos
un alto en la Semana Santa logroñesa, para girar nuestra mirada a la parte alta
del valle del río Leza. En Laguna de Cameros, desde que rige la parroquia Antonio
Arnedo, se ha experimentado un gran cambio a la hora de celebrar las fiestas que
podemos considerar como de religiosidad popular.
Año tras
año, al llegar el tiempo de Adviento, llena la parroquia de la Asunción con gran cantidad de belenes, de todo tipo, unos comprados, otros donados y otros
que le han sido enviados de otras partes del mundo.
Llega la
Cuaresma y la parroquia se transforma en un desfile procesional con los
principales pasos de la pasión, acompañados cada uno de sus nazarenos,
comenzando con la entrada de Jesús en Jerusalén y acabando con el Cristo
resucitado. A la vez, expone uno de los tesoros que guarda la citada parroquia.
Una copia de la Sábana Santa de Turín, que se venera en la localidad camerana
desde el siglo XVIII.
El
retablo de la iglesia, apalabrado en 1739 con el arquitecto Ignacio Ibáñez en
1739, debía estar acabado en 1742. De tipo clasicista, basado en columnas
salomónicas, presenta algunas novedades ornamentales a base de un follaje
menudo y muy denso. La policromía parece ser fue realizada por Felipe Pérez de
tejada a partir del año 1771, ya que fue necesario restaurar algunas partes
dañadas del citado retablo.
La
Semana Santa ha pasado, en el discurrir de los siglos, como en muchas
localidades, de poseer un movimiento pasional en el que más o menos participaba
todo el pueblo, a quedar reducido a poco menos que a la nada. En este caso una
pequeña procesión en los alrededores de la parroquia con los dos únicos pasos
que quedan, un Atado a la Columna, procedente de la antigua cofradía de
nazarenos de la Sangre de Cristo y una Dolorosa, perteneciente a la antigua y
homónima cofradía.
Y eso
que, en los buenos tiempos, la población acogía a, por lo menos, tres cofradías
penitenciales con sus hermanos de luz y de disciplina. La Vera Cruz,
consecuencia de las veredas cuaresmales franciscanas que, partiendo del
convento de Logroño, recorrieron todos los valles que desembocaban en el río
Ebro. Concretamente la laguchina se funda en 1635.
Prácticamente
todos los vecinos del pueblo formaban parte de ella, ya que se indica que no
cabían en ningún sitio y debían hacer sus reuniones en la casa de la villa.
Por otro
lado, existían también, como se ha señalado anteriormente, la cofradía la
Soledad y la de nazarenos de la Sangre de Cristo, que, como la de la Vera Cruz,
celebraban, las dos, procesión de disciplina. Esta última celebraba procesión
de disciplina el Jueves Santo por la tarde noche, seguramente a la vez que la
de la Vera Cruz, coincidiendo las dos por las calles del pueblo.
Decir,
finalmente, que la nazarena cofradía de la Sangre de Cristo, sorteaba entre sus
miembros, los diferentes papeles de los Apóstoles, de tal suerte que sabemos el
resultado del sorteo de veintiocho de abril de 1646. Salió el 1º Juan Saenz del Zarrillo , apóstol Santiago; el 2º Pedro
Moreno, apóstol San Simón; el 3º Antonio Moreno, apóstol Santo Tomás; el 4º
Diego Saenz, apóstol San Pedro; el 5º Juan de Santa María ser apóstol San
Felipe; el 6º Diego Herrero, ser apóstol San Juan Evangelista; el 7º Antón
García, ser apóstol San Andrés; el 8º Diego Gil, ser apóstol Santiago menor; el
9º Juan Melon ser apóstol San Matheo; el 10º Pedro García, ser apóstol San
Mathia; el 11º Francisco García, ser apóstol San Bartolomé.
Bibliografía:
Labarga García, Fermín: “Las Cofradías de la Vera Cruz en La Rioja. Historia y espiritualidad”,
Servicio de Publicaciones de la Diócesis de Calahorra La Calzada y Logroño,
Logroño 2000
Ramírez Martínez, José Manuel: “Retablos mayores de La Rioja”, Servicio de Publicaciones de la Diócesis
de Calahorra La Calzada y Logroño, Logroño, 1993
Allona Cañas, Basilio: “Monografía histórica de Laguna de Cameros”, Imprenta Moderna, Logroño,
1925.
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