lunes, 29 de marzo de 2021

SEMANA SANTA. LUNES SANTO.

 

Oración en el Huerto, Viernes santo, Logroño, 1972. 


Al día siguiente de escribir la entrada de Lunes Santo, el pitido del teléfono móvil, llegaba cargado con una luctuosa noticia. Mi buen y gran amigo Ricardo Ochoa Urízar, Richar, me comunicaba el fallecimiento de Eugenio Martínez Abanzabalegui, antiguo Hermano Mayor de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Mi mente se trasladó hacia la primera parte de la década de los años 80 del siglo XX. Grandes recuerdos de cuando entre unos cuantos cofrades, menos que más, lograron poner, contra viento y marea, parte de las bases de nuestra actual Semana Santa. Recuerdos del Colegio Compañía de María, de nuevas procesiones, en definitiva, de ilusión, y muchas ganas de trabajar por y para que la Semana Santa logroñesa caminara hacia adelante. Y, como no podía ser de otra manera, todos los años, Eugenio, se acercaba, callado, casi escondido, como otros grandes cofrades de otras cofradías, para ver a sus pasos y a los de los demás, casi con lágrimas en los ojos, sufriendo en silencio el injusto abandono a que se han visto sometidos buena parte de ellos.

Sirvan estas líneas para recordar a Eugenio, buen cofrade, mejor persona y, que, junto a otros cofrades, desde el silencio del trabajo anónimo, puso las bases para hacer un poquito mejor y más grande a la Semana Santa de Logroño.

Tener unos años, ser cofrade y hablar de Lunes Santo en Logroño es hablar de la Oración en el Huerto; es recordar ilusiones, alegrías, tristezas, lamentaciones, esfuerzo, disgustos, enfrentamientos, trabajo y ganas, sobre todo, muchas ganas. Es hablar de muchos hermanos cofrades, de Richar, Goyo, Santi, Javier, Alicia, Emilio, Eugenio, Mariví, Julio y, sobre todo y por encima de todo, de Doroteo, antiguo hermano cetro de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén.

Lunes Santo, Oración en el Huerto. 

Y para algunos, es también hablar de soledad. Es recordar calles vacías cuando la Oración se asomaba a Juan XXIII, a Duquesa de la Victoria o enfilaba Rodríguez Paterna. Y, en esa calle, Doroteo, me cogió y me dijo aquello de “anda, ve delante del paso, que aquí atrás, estás solo, no sea que te metan a un portal”. Es volver a vivir la soledad del cofrade que, acompañando a su paso, o siendo uno más con los hermanos de otras cofradías, se lanzaba a la aventura de salir a las calles de su ciudad como si del enfrentamiento con un animal salvaje se tratara, tan solo observado por los curiosos vecinos que, al oír el ruido de tambores y timbales, se asomaban a las ventanas, retirándose rápido con movimientos de cabeza que parecían significar aquello de, pero estos tíos, donde van a estas horas!!! Quizá sin saberlo, estábamos experimentando la misma soledad que experimentó Jesús en Getsemaní ante lo que se le venía encima.

Quizá, como decía José Luis Martín Descalzo, nos encontramos ante la escena más desconcertante y dramática no ya de la Pasión, sino de todo el Nuevo Testamento.  Es, siguiendo al mismo autor, la “imagen de un Dios temblando, empavorecido, tratando de huir de la muerte, mendigando ayuda”. [1]

Con los años, los cambios de sedes canónicas de la cofradía, la Oración casi desapareció de algún horizonte cofrade, al instalarse en la zona oeste de la capital. La vuelta a la orilla del Ebro en 1997 trajo su vuelta a nuestro ser cofrade. Así como en aquel lejano año 1985 solo hubo un nazareno acompañando a la Oración, desde principios del siglo XXI y hasta 2009, fue acompañada no por un nazareno, sino por cuatro, el que estas líneas escribe, Javi, Pedro y Antonio, los cuales, teníamos el honor de cerrar el desfile procesional, en cuanto a representaciones se refiere.

Representación Nazarena. Lunes Santo. 

La aparición de la imagen de Jesús Cautivo, realizada por Navarro Arteaga, su inclusión en el Lunes Santo, dejando a la Oración para la procesión del Santo Entierro, más el hecho de ser portado a costal desde 2015, práctica importada desde Andalucía, lleva a que el Lunes Santo, para algunos cofrades que peinamos canas, quede un poco desdibujado en el ánimo, pero contentos, por otro lado, al ver que, cada año, en cada Lunes Santo por la tarde en Logroño, sabiendo que es Logroño y no Sevilla, cada vez más gente, se acerca a acompañar a nuestro Cautivo, pues al final todos los pasos son de todos los cofrades logroñeses y riojanos, en su vía crucis por las calles de nuestra ciudad. Y, como siempre que llega ese día, el hermano Doroteo está en nuestras oraciones, en nuestro corazón y en nuestro recuerdo.

Lunes Santo 2014. 



[1] Martín Descalzo, José Luis: Vida y misterio de Jesús de Nazaret. III La cruz y la gloria Ediciones Sígueme, Salamanca, 1987, pág. 204

1 comentario:

  1. Buenas noches,solo puedo escribir un par de frases,gracias por todo lo bueno que hemos compartido y por lo mucho que aun queda en el camino. Parafraseando unas palabras de cierta pelicula aun con algun cambio,"con cofrades como tu voy a cualquier batalla". Un abrazo fraterenal,sincero y emocionado

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