viernes, 26 de marzo de 2021

SEMANA SANTA. VIERNES DE DOLOR.

 

Procesión del Viernes de Dolor, finales años 50
Comienza la Semana Santa. Desde hoy y todos los días que se hubieran celebrado desfiles procesionales en Logroño, se colgará un breve escrito acerca de experiencias, recuerdos, sentimientos y opinión de quien escribe estas líneas. 

Este día marca el inicio de los desfiles pasionales en las calles logroñesas. Es a finales de la primera década del siglo XXI cuando dicha procesión comienza a modificarse, poco a poco, paso a paso, hasta lograr la importancia y relevancia que reclama; anteriormente, debido a la situación de la extinta cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y a los bandazos que se dieron en su organización desde la sede parroquial de Santiago, el Real la procesión estuvo, incluso, a punto de desaparecer.

Al final la absorción de la cofradía anteriormente citada por la cofradía de Jesús Nazareno con la que compartía sede canónica supuso el punto de inflexión. Esta procesión son recuerdos del año 1976 cuando se incorporaron a ese desfile las bandas de tambores de la cofradía nazarena, con su sección de cornetas, así como la de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro, posteriormente integrada en la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Incorporación debida a la escasa participación de fieles en la misma y a la degradación en que se encontraba el espacio procesional en que se celebraba.

Banda de la Cofradía Nazarena 
sumada a la procesión en 1976. Abri, 1979


Este día hace aflorar sentimientos, entre todos los cofrades, de que ya llegaba, ya llega; que la Semana Santa se estaba presentando a la vuelta de la esquina, que los días importantes se acercaban.

Día de acompañar a María en sus dolores; de reflexionar sobre ellos, de unirse a ella en su incomprensión y en su sí sin condiciones al plan que Dios dispuso para ella, para su Hijo y también, porque no decirlo, para todos y cada uno de nosotros. María, siguiendo al cardenal Carlo María Martini, al igual que Zacarías, sabe que Dios, cuando entra en tu vida, entra para trastornar y, de ese trastorno solo se logra salir con el abandono total y absoluto a la voluntad de Dios.[1] 

Imagen de la Dolorosa saliendo de Santiago, el Real. 

La profecía de Simeón, la huida a Egipto, perder a Jesús en el templo, y, sobre todo, los momentos de la pasión; el encuentro con su hijo en la Vía Dolorosa, verlo crucificado, coger el cuerpo muerto de Jesús y darle sepultura. Según las visiones de Santa Brígida, quién rezara los siete dolores acompañando a María, alcanzaría siete gracias.

Cartel confeccionado por la cofradía nazarena
para la procesión del año 2019

Desde comienzos del siglo XXI la nazarena cofradía logroñesa modifica el recorrido de la procesión abandonando el territorio parroquial de Santiago, el Real, acercándose a la concatedral de Santa María de la Redonda para regresar a la sede canónica que, al final de la calle del mismo nombre que la parroquia, abre sus puertas para acoger, como siempre, a los cofrades nazarenos que, orgullosos, pasean a su Madre pos las calles logroñesas, acompañándola y viviendo con ella, los siete puñales que atraviesan su corazón como símbolo de los dolores que padeció en su vida.



[1][1] Martini, Carlo María: Los relatos de la Pasión. Meditaciones. Sal Terrae, Santander, 2017, págs. 134-135.





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