Hablar de Jueves Santo en Logroño es hablar, sobre todo, de
las Siete Palabras. La mayor cofradía logroñesa en cuanto a hermanos; la de la paradoja
de denominarse cofradía de las Siete Palabras y el Silencio y tener la mayor
sección musical de todo Logroño, con una impresionante banda de tambores y
cornetas. Sus siete cruces portadas por cofrades recordando las Siete Palabras
pronunciadas por Cristo en la cruz; las andas sobre las que portaban el paso.
Todo llamaba la atención y atraía cada año a un mayor número de personas a
contemplarlo. También es hablar del día comodín. Comodín ya que, algún año, al
suspenderse el Encuentro por lluvia, se celebró dicha procesión en Jueves
Santo.
Es curiosa la evolución procesional del Jueves Santo. Como
casi toda la Semana Santa logroñesa ha caminado en una especie de improvisación
constante basada en la idea de prueba-error. Y en esa tesitura se entendería,
parcialmente, ya que hay otros motivos que se analizarán posteriormente. Las
visitas a los templos, las visitas a los monumentos de cada parroquia, la
visión de los pasos ya preparados para su procesión o para la del Santo
Entierro del día siguiente, son el punto sobre el que pivota el Jueves Santo
logroñés.
El espacio procesional logroñés se abre a otras zonas de la
ciudad, siempre teniendo en cuenta la ubicación de las sedes canónicas de las
cofradías. En 1985 y, durante once años, sale, casi a la misma hora que las
Siete Palabras, la procesión del Cristo de los Enfermos; en 1996 desaparece de
las calles logroñesas el citado crucificado de la parroquia carmelita, pero
hace su debut el Vía Crucis de la cofradía de la Piedad. En 2001 debutará a las
doce de la noche, Viernes Santo ya, la cofradía de la Magdalena con la
procesión del silencio, única ocasión en que no hay acompañamiento musical a un
paso penitencial en la calle. En 2005 aparecen dos procesiones. Por un lado,
aprovechando el centenario del anterior paso titular, la cofradía de Jesús
Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, estrena la procesión de Jesús camino
del Calvario. Procesión que se mantiene a día de hoy y que, tras cuatro años de cambiar recorrido, encuentra el
definitivo en el que realiza actualmente cada Jueves Santo tras la asistencia
de toda la cofradía a la celebración de la Cena del Señor en su sede canónica.
Ese mismo año, la cofradía del Descendimiento procesiona a su paso titular en
procesión propia por primera vez desde que el paso comenzó a procesionar.
De este modo y en un periodo de tiempo largo, la tarde- noche
de Jueves Santo en la capital riojana ha logrado articular diversas salidas
particulares de cofradías, dotando a la ciudad de un sabor pasional que, sin
alcanzar la importancia y relevancia de otros lugares españoles, si la sitúa en
un nivel alto debido a, en primer lugar, la calidad artística de las imágenes
que salen a la calle y, por otro, por el número de cofrades que se movilizan y
asisten como participantes o como público, a los fastos pasionales de ese día.
Aun así, para los que tenemos unos años, Jueves Santo será
siempre “el de las Siete Palabras” o, como se decía en determinados ámbitos
cofrades allá por los setenta del siglo pasado, “el de los píos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario