Este año 2021 la logroñesa cofradía de Nuestra Señora de la
Soledad, está de cumpleaños. Se celebran los cincuenta años, las bodas de oro,
del estreno de la imagen de la Dolorosa. Sirvan estas líneas como homenaje a la
cofradía y a la imagen que, año tras año desde aquel lejano 1971, ha participado
en la procesión del Encuentro.
El año 1970, ante la situación de la actual imagen de la
Soledad, se decidió adquirir una nueva imagen, encargándose su confección al
imaginero Trapote. Dicha imagen, tras ser bendecida y participar en la
procesión del Encuentro del citado año, se devolvió al imaginero. ¿Razones? No
se saben; no transcendieron aunque, como suele ser habitual en estos casos,
rumores hay muchos y variados. La versión oficial habla de que no gustó ni a
cofrades ni al pueblo logroñés.
Refiriéndose a este último caso, decía la prensa del 2 de
abril de 1970 con conversación con el entonces Hermano Mayor de la cofradía,
don Miguel Marín que “como no gustó al pueblo, y tampoco a la Cofradía (sic),
se la llevó su autor, don Angel Trapote, de Valladolid, ya que, según
convinimos, si no gustaba se la llevaría él”. Posteriormente se indica que se
entregó a su autor en octubre del año anterior, 1969. (Diario La Rioja, 22 de abril de 1970). Actualmente
y, tras estar unos cuantos años en un armario, preside el altar de la Virgen del Rosario de la iglesia de
San Miguel y San Julián de Valladolid. Tal y como comentamos en la entrada del
veinticinco de marzo del 2020.
Tras el fiasco producido,
se encargó al taller de la familia Navarro de Zaragoza la confección de una
nueva imagen; casualmente, con la misma condición de que si no gustaba ni al
pueblo ni a la cofradía, sería devuelta a sus autores. Estos se decidieron por
una imagen de ciento setenta centímetros de altura, realizada en madera de
abedul, mirando al cielo y con las manos practicables, ya que, en un primer
momento, se pensó, como con la anterior, que sustituiría a la antigua en todas
las procesiones, saliendo el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro
con el vestido y manto con que procesionaba la donada por D. Gabriel de Unsáin
en el año 1694.
La imagen salida de los talleres zaragozanos llegó a Logroño el 31 de marzo, miércoles, y fue colocada en el altar de la capilla de los Ángeles de la concatedral logroñesa el uno de abril, víspera del Viernes de Dolor, para que los logroñeses pudieran contemplarla. Según indica la prensa del momento, la cofradía parecía decidida a que la imagen nueva procesionaría solo en la procesión del Encuentro y que en la procesión del Santo Entierro, la cofradía portaría a la antigua imagen. “De todos modos la Junta de Gobierno no decidirá realmente hasta última hora. Ya veremos” (Diario La Rioja, 2 de abril 1970). El 7 de abril, Miércoles Santo, la imagen participó en la procesión del Encuentro y, desde entonces, cada año acude al encuentro de su Hijo que, cargado con la cruz, recorre la Vía Dolorosa camino del Gólgota donde, será ajusticiado para, tres días después, resucitar.
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