jueves, 1 de abril de 2021

SEMANA SANTA. MIÉRCOLES SANTO.

 

Limpieza del Yacente

Con un día de retraso, llega esta entrada. Imponderables externos impidieron colgar la entrada ayer. Se hace hoy con  la ventaja de conocer lo que pasó ayer en nuestra ciudad.

El Miércoles Santo logroñés tiene dos expresiones de fe popular. Por un lado, la antaño llamada limpieza, hoy rebautizada como limpieza y veneración del Cristo yacente del Santo Sepulcro. De aquellas ceremonias de finales de los sesenta e inicios de los setenta donde prácticamente no asistía nadie, con excepción de los cofrades y algunos que teníamos a bien largarnos del colegio en el recreo para verlo apoyados en las vallas, junto al paso de los años, la asistencia de cada vez más gente y, sobre todo, la influencia de formas devocionales importadas de otros lugares de España, ha dado lugar a unas ceremonias pseudoelitistas donde el sentido de veneración a la figura por parte de la gente ha quedado bastante apartado, siendo un carácter menos popular y más restringido. Las colas en la pared de la concatedral, quizá pretendan emular colas de fieles de otras partes de la geografía española.

Limpieza del Yacente, finales años 60, siglo XX

El segundo ejemplo es el gran pistoletazo de salida a los fastos populares. La procesión del Encuentro, segunda en antigüedad de las celebradas en Logroño, marca el inicio de la auténtica Semana Santa, pues, al  ser víspera de fiesta, congrega a una gran cantidad de gente en los lugares donde se ha celebrado. Él debe de esta procesión es el lugar de celebración. Se ha peregrinado por diversos puntos de la ciudad, desde el inicial de 1942 en el cruce de la calle Sagasta con la calle Mayor, para, posteriormente acercarse a la iglesia de Palacio para recoger los pasos que descansaban allí y llevarlos a la Redonda para la procesión del Santo Entierro del día siguiente. A día de hoy, casi ochenta años después de su primera celebración, todavía ni la ciudad, ni los cofrades han logrado llegar a un acuerdo de donde celebrarlo de un modo definitivo, teniendo, los cofrades sobre todo, el sentimiento de provisionalidad del lugar de la procesión.

Foto del encuentro del año 1969. Nazareno de Narvaiza estrenado
ese año frente a la Dolorosa de Palio, en su última salida en esta procesión

La procesión del Encuentro, para un nazareno, es quizá, uno de los dos momentos culminantes del año cofrade, junto al Viernes Santo por la tarde. Si, como es mi caso, se ha incorporado uno a la cofradía siendo niño, la ilusión es llegar a portar el Nazareno. Desde cuando puesto debajo de las varas de carga la cabeza ni rozaba la almohadilla, hasta el  día en que un hermano dijo aquello, de “tú, ponte ahí y vámonos”, el punto culminante del sentir cofrade nazareno es sentir el peso de la imagen en tus hombros, convertirte, por unos breves momentos, en los pies de Jesús, llevarlo para hacerle más ligera la carga de la cruz.

Vista cenital del Encuentro. Foto  de Roberto Zaldívar, 2007

Uno de los momentos que siempre espera la gente será la salida y entrada del paso a la iglesia de Santiago, el Real. La maniobra de bajarlo a ras de tierra para, una vez atravesada la puerta volver a levantarlo al hombro es una experiencia que todo cofrade nazareno debiera hacer por lo menos una vez en su vida. Otro momento importante es la vuelta, esa calle Santiago que se ofrece a su cofradía, para, al final, ver las puertas de la iglesia abiertas para acoger a sus hijos que, una vez más y van casi ochenta años, se dirigen a ella tras haberse encontrado en la Vía Dolorosa con su Madre, aquella que tuvo la humildad de decir sí al plan de Dios para ella y que, como ya hemos recordado, cuando Dios se mezcla en tu vida, es para trastornar.

Miércoles Santo 2021. Jesús Nazareno 
presidiendo la parroquia de Santiago, el Real, desde el altar mayor. 

Ayer, Miércoles Santo se produjo, como todos los años, la limpieza del Yacente; también la Virgen de la Soledad celebró los 7 Encuentros con la Madre, a la vez que celebraba los 50 años de su incorporación a la cofradía. Por otro lado la cofradía de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores, realizó un acto dentro de su sede canónica rememorando el Encuentro de Jesús con María. La diferencia es que mientras los dos primeros actos se celebraron a puerta cerrada, la iglesia de Santiago, el Real estuvo abierta al público hasta completar el aforo marcado por la legislación vigente, con la imagen de Jesús Nazareno presidiendo, por primera vez en su historia, el altar principal.

1 comentario:

  1. Eso de que este día comienza la verdadera Semana Santa, no es más que una falta de respeto y puro ombliguismo. Penoso.

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