domingo, 24 de marzo de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Postal 1987

 
Tras la crisis de la segunda parte de la década de los años 70 de la pasada centuria, las cofradías logroñesas comienzan, poco a poco, a organizarse. Se van introduciendo mejoras. Se cambian hábitos, caso del Nazareno, se mejoran las andas de los pasos, aparecen nuevas procesiones ya citadas en otras entradas anteriores. Se incrementan las bandas de tambores, se empieza a mejorar el material de estas últimas. El ejemplo sigue siendo la ciudad de Zaragoza. Comienzan a aparecer los primeros bombos grandes, se innova en la confección de marchas procesionales, aparecen secciones de viento con mucho esfuerzo por parte de los cofrades.
Las cofradías empiezan a tener que aumentar los ingresos, ya que los gastos también aumentan; la Iglesia pasa a ser “un espacio único durante las celebraciones de los oficios del Jueves Santo y Viernes Santo… Acabados los rezos oficiales, se reparte simbólicamente entre un lugar central… el Monumento… El Segundo  es el destinado al paso o los pasos que se albergan en la iglesia… el templo tiene  otro espacio dedicado al comercio” Nos encontramos  con una “dialéctica espacial dentro de la iglesia donde contrapone una vez más, lo sagrado (el Monumento) y lo profano (comercio) que en estos días conviven en perfecta armonía”, tal y como indica el profesor vallisoletano,  José Luis Alonso Ponga.
La foto muestra la postal del  paso titular que la cofradía confeccionó a finales de los años 80 de la pasada centuria y que se ofrecía en la parroquia de Santiago el Real, al precio de cien pesetas. Las postales fueron, para casi todas las cofradías logroñesas, el comienzo de una nueva forma de financiación. Posteriormente, flores, pines, cintas, pulseras, figuras de cartulina, etc. se unirán a ese pequeño comercio tan necesario para la supervivencia de las cofradías logroñesas.

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