Cristo Yacente.
Gregorio Fernández. Valladolid.
Acabando el
confinamiento o abriendo un poco la mano sobre el tema, es el momento de seguir
alerta, ya que el virus sigue vivo, pululando por el aire e infectando a
personas; aún así, es el momento de sacar conclusiones sobre este episodio que nos ha
tocado vivir. Lucía Platero, en pastoralsj.org nos acerca otra visión de los
ritmos de la cuarentena. Como no podía ser de otra manera, las vivencias son
únicas y personales y cada uno sabe lo que le ha tocado vivir.
Desde un punto de
vista cristiano, de vivencia de la fe, no es más que otro episodio más de
nuestra vida; un pequeño toque de atención del cual extraer consecuencias. Dejo
una foto de los mejores ejemplos de imaginería pasional realizada por “el
maestro”, Gregorio Fernández. El Yacente, modelo en el que luego se inspiraron
muchos artistas. Ante la visión de un cuerpo destrozado, torturado y muerto, se
pueden tomar dos caminos. El “todo se ha acabado” o “fue bonito mientras duró”
y los que ven o presienten en esas formas la resurrección, la vuelta a la vida.
El patetismo de los ojos entreabiertos, como la boca, es el camino a elegir.
Muerte o vida. La opción es, como siempre suele suceder, de cada uno, y tomada
con total libertad.
CUARENTENA A DOS
RITMOS.
Hace unos días me decía un amiga: «En esta
cuarentena va a haber dos grupos: los que se aburren en sus casas y a los que
les ha pasado alguna tragedia». Lo estuve pensado, y es evidente que habrá distintas
vivencias ante esta situación, sí, pero no de esta manera.
Lo que está pasando en el mundo es una tragedia para todos. Una tragedia que ojalá no volvamos a experimentar. Pero, a su vez, una oportunidad, única e irrepetible, que quizá no volvamos a vivir. ¿Cuándo en la vida vamos a tener un parón tan bestia en nuestros frenéticos ritmos de vida que no se abstrae de esta sino se fusiona con ella? ¿Cuándo en la vida vamos a sentir tanta incertidumbre ante el futuro.
Personalmente, me está resultando una cura de humildad ante el ficticio control que el mundo actual nos hace creer que tenemos sobre nuestras vidas. ¿Cuándo en la vida volveremos a experimentar en primera persona lo que en otros países es el pan de cada día? Y muchas otras preguntas que nos pueden surgir…
Por tanto, los dos grupos en los que creo que se puede dividir la vivencia de esta cuarentena son: el grupo de la gente que quiere que esto pase cuanto antes para volver a sus vidas normales y el grupo de la gente que sacará algo de esto. De verdad, ¿quieres salir de esta igual que como entraste? Yo me niego.
Lo que está pasando en el mundo es una tragedia para todos. Una tragedia que ojalá no volvamos a experimentar. Pero, a su vez, una oportunidad, única e irrepetible, que quizá no volvamos a vivir. ¿Cuándo en la vida vamos a tener un parón tan bestia en nuestros frenéticos ritmos de vida que no se abstrae de esta sino se fusiona con ella? ¿Cuándo en la vida vamos a sentir tanta incertidumbre ante el futuro.
Personalmente, me está resultando una cura de humildad ante el ficticio control que el mundo actual nos hace creer que tenemos sobre nuestras vidas. ¿Cuándo en la vida volveremos a experimentar en primera persona lo que en otros países es el pan de cada día? Y muchas otras preguntas que nos pueden surgir…
Por tanto, los dos grupos en los que creo que se puede dividir la vivencia de esta cuarentena son: el grupo de la gente que quiere que esto pase cuanto antes para volver a sus vidas normales y el grupo de la gente que sacará algo de esto. De verdad, ¿quieres salir de esta igual que como entraste? Yo me niego.
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