Como
ya se ha comentado, el dos de abril de 1969, se produjo la primera aparición
pública del nuevo paso de la cofradía de Jesús Nazareno.
En
aquella primera ocasión, los únicos enseres procesionales de la cofradía eran
el paso, las horquillas y los hábitos de los cofrades. Sobre los seis faroles
que acompañaron en la última década al Nazareno Viejo, nunca más se supo de
ellos.
En
aquella primera salida, las horquillas cumplieron su cometido, ya que el paso
no tenía caballetes y, en las paradas, debía sujetarse sobre las citadas
horquillas; así se llamaban en Logroño; en otros lugares se usan otros nombre,
caso de la ciudad de León donde se denominan “horquetas” y, a día de hoy,
apenas se usan por los braceros durante la puja, pues han sido abandonadas por
muchas cofradías. La dificultad de mantener los más de mil kilos que pesaba el
conjunto sobre las horquillas en las paradas, hizo que la cofradía
confeccionase, para el año 1970, una estructura metálica de caballetes donde
descansara el paso.
La
cofradía no disponía de cetros de representación; la confección será posterior.
Tampoco eran necesarios, pues casi todos los cofrades eran portadores del paso.
En la primera salida, el paso procesionó sobre los hombros de treinta
portadores. Tampoco disponía la cofradía de escudo, como se puede observar en
los faldones del paso. El escudo que portan, la cruz de Jerusalén, fue el
elegido por los rectores de la Hermandad de la Pasión y el Santo Entierro como
escudo en el año 1940. La confección y diseño del escudo nazareno corrió a
cargo del mismo autor, Alejandro Narvaiza.
Se
puede considerar, desde la visión del siglo XXI, como un auténtico milagro que
el esfuerzo que realizaron aquellos cofrades llegara a buen puerto y que, ese
dos de abril, el paso pudiera salir a la calle.
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