viernes, 19 de abril de 2019

2019. AÑO NAZARENO. Viernes Santo. Magna Procesión del Santo Entierro



El Viernes Santo ha sido y debiera seguir siendo la fecha más importante para los cofrades logroñeses. Al igual que la madrugá para los jienenses con la estación de penitencia del “Abuelo”, para los sevillanos con el Gran Poder o para los linarenses que procesionan su Nazareno posiblemente salido de la gubia de Víctor de los Ríos. Es el día grande, donde sale a la calle la Magna Procesión del Santo Entierro, la procesión pasional por excelencia de la Semana Santa logroñesa.
La presencia de nuevas procesiones que se extienden por la semana pasional logroñesa desde Viernes de Dolor, con excepción del sábado posterior al día señalado, hace que, en algunos casos, se obvie la importancia del Santo Entierro. No conviene olvidar que, de esta procesión, parten el resto de las existentes. Y, como madre del resto de procesiones y cofradías, debiera ser tratada con respeto e intentando realizarla de la mejor manera posible. Año tras año asistimos a comportamientos manifiestamente mejorables; se abandona la piedad del relato pasional en beneficio del espectáculo puro y duro; se hacen supuestos homenajes; el acompañamiento musical que puede y debe aparecer todos los días del año con excepción del Viernes Santo se hace presente; se sustituye el concepto procesional por el de estación de penitencia, etc Es cierto que Logroño no es una ciudad volcada en su faceta pasional ni cofrade. Faltan rutas cofrades en la ciudad que bien pudieran realizarse; un monumento al cofrade ayudaría a recordar el resto del año que la Semana Santa es la celebración festiva más antigua de la ciudad y que lleva celebrándose casi quinientos años.
Pero ante todo, debemos honrar a todos los cofrades que han hecho posible que, a día de hoy, se sigan celebrando los desfiles pasionales en Logroño. Bitoriano Pascual, Benito Arana, Bernabé Pérez o Julio Ybáñez, son los ejemplos en los que deberemos poner los ojos para recuperar, otra vez, la procesión del Santo Entierro en todo su esplendor; que la sociedad líquida de la que hablaba Zygmun Bauman no se instale en el mundo cofrade logroñés.


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