jueves, 26 de marzo de 2020

50 AÑOS CRISTO DE LOS ESCOLAPIOS- SIETE PALABRAS.

El paso de las Siete Palabras a su paso por la
calle de Portales a principios de los años 70 del siglo XX
 
Hace cincuenta años exactamente, salía en procesión por primera vez el Cristo de Escolapios o de las Siete Palabras. En la anterior entrada me referí a él como el “Cristo Yacente”; craso error. La denominación, indicada amablemente por la Junta de Gobierno de la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio, es acogida y sirvan estas líneas para disculparme por el error cometido.
Tras la fundación de la cofradía en 1964, su primera salida procesional sin paso en 1966 y la asunción de un crucificado que descansaba en la capilla del escolapio colegio logroñés, la cofradía no escondía su deseo de realizar un paso propio y nuevo. Para ello contactó con el artista local Vicente Ochoa para la confección de un crucificado. El seguimiento por la prensa local fue amplio y se cubrió prácticamente  todo el proceso de confección del paso.
Figura realizada en madera de pino de Flandes. La medida exacta es de 1,90 metros. Respecto a la ausencia de policromía, indica el autor que “en la cofradía tenían interés en que la madera quedara a flor de piel. Lo que si haremos es encerarla, para que adquiera pátina y matiz. Y antes la trataré con anilinas especiales” (Diario Nueva Rioja, 21/03/1970); presenta un rostro dolorido y dulce al tiempo, a la vez. La obra, siguiendo las explicaciones del autor contadas al periodista riojano Manuel de las Rivas, “responde, como me pidieron, a los cánones clásicos en la imaginería” (Diario Nueva Rioja, 21/03/1970)
Detalle del Cristo de Vicente Ochoa.
Foto: Luis Gárriz Cano.
 
La víspera, Miércoles Santo, el diario Nueva Rioja, titulaba, con una gran foto de la imagen, “El Cristo Yacente saldrá”. Decía, dentro del artículo que “Vicente Ochoa ha respondido a las promesas… Aquí está, ya a punto, encerado y preparado, el Cristo Yacente,  que la Cofradía de los Padres Escolapios, la llamada de Las Siete Palabras, lucirá por las calles logroñesas en la tarde de mañana Jueves Santo. El esfuerzo del escultor ha sido grande, continuado. Pero experimentaré la satisfacción de la obra cumplida, y de que esa obra se exponga, desde la calle misma, a la admiración de todos los logroñeses” (Diario Nueva Rioja, 25/03/1970).
El mismo día veintiséis de marzo, la sección “Ventana a la calle” del Diario Nueva Rioja, indicaba que “Otra novedad en los desfiles procesionales de la Semana Santa logroñesa, se producirá hoy: la salida de otra nueva imagen en el que esta tarde hará la cofradía de las Siete Palabras, de los Padres Escolapios. Se trata, como ya saben los  lectores, de una imagen de Cristo Yacente”, obra de verdadero mérito…” (Diario Nueva Rioja, 26/03/1970).
 Ese mismo día veintiséis de marzo, a las cinco de la tarde y en la capilla del colegio se celebraron los Santos Oficios, seguidos de la “Comunión General de los cofrades y bendición de hábitos e imagen del nuevo paso. Seguidamente, a las siete y media de la tarde, salió la imagen a hombros de los cofrades por primera vez a la calle, realizando el entonces tradicional recorrido de 12 Ligero, Avda. la Paz, Muro de Cervantes, Portales, Sagasta, Muro de la Mata, Muro del Carmen, Muro de Cervantes, Avda. la Paz, 12 Ligero, regresesando todos los participantes al colegio.
Imagen del Cristo de Escolapios tal y como procesionó
en sus primeros años.
 
Al día siguiente, la prensa local se hacía eco del estreno de la imagen del nuevo crucificado. “Lo mismo que la imagen anterior, el Cristo es transportado en posición horizontal, aunque con una ligera inclinación que permite contemplar la cabeza destacándose sobre el resto del cuerpo. El efecto está conseguido, y la belleza de la escultura fue objeto ayer de favorables comentarios…La iluminación de la imagen también se ha cuidado. Puede estar satisfecha la cofradía de las Siete Palabras, incorporada ya con plenitud a nuestra Semana Santa” (Diario Nueva Rioja, 27/03/1970)
Foto de la presidencia de la procesión de las Siete Palabras
del 26 de marzo de 1970
 
Otro medio indicaba que “la nueva imagen, acertadamente iluminada, lo que le daba un impresionante aspecto al tono natural de la madera en que ha sido esculpida, causó impacto entre los miles de logroñeses arracimados a lo largo del recorrido por la zona céntrica de la ciudad… También, como es tradicional, otros cofrades portaban pesadas cruces de madera, mientras las hileras daban al desfile, con sus linternas, un tono realmente sobrio y penitencial”. Continuaba el redactor diciendo que “un año más, repetimos que es acertado el carácter ascético que rezuma esta procesión de las Siete Palabras, carácter que debe incrementar año tras año, para que siga, dentro de su sencillez, impresionando y edificando a los fieles” (La Gaceta del Norte, 27/03/2020).
Fotografía del Cristo de Escolapios
un Viernes Santo a finales de lo años 70 del siglo XX.
 
El día veintisiete de marzo, Viernes Santo y en la procesión del Santo Entierro, se estrenaron tres pasos; por un lado el Crucificado de Vicente Ochoa, la posteriormente devuelta Dolorosa de Ángel Traporte y el paso de Jesús Nazareno, de Alejandro Narvaiza, que en 1969 no pudo salir en Viernes Santo, ya que la procesión del Santo Entierro se suspendió por la lluvia. No será hasta comienzos de los años ochenta cuando Logroño incorpore un paso nuevo a sus desfiles pasionales, en este caso el Resucitado. La aparición de estos tres pasos a finales de los años sesenta y principios de los setenta de la pasada centuria significaron el cénit de la Semana Santa logroñesa en un proceso expansivo iniciado a finales de los años cincuenta para pasar a otra época diferente y de retirada y contracción tanto en novedades como en hermanos cofrades. Un nuevo tipo de sociedad, el cambio de régimen político, una nueva ciudad con unas relaciones socio político económicas diferentes a las anteriores dieron lugar a un lento languidecer en las celebraciones pasionales logroñesas, mantenidas únicamente por el esfuerzo particular de un puñado de cofrades, gracias a los cuales hoy siguen existiendo tanto las cofradías como las celebraciones pasionales en las calles logroñesas.

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