Jesús Despojado, Salamanca
obra de Francisco Romero Zafra.
Nuevamente nos asomamos a la pluma de Dani
Cuesta para leer el análisis de una maravillosa imagen que tiene el honor de
realizar estación de penitencia en Salamanca el Domingo de Ramos por la tarde,
para alcanzar la Catedral salmantina tras partir de la Iglesia de la Purísima.
Quizá sea más interesante la visión y
simbología que nos cuenta el autor que el mero análisis de la imagen. Humildad,
paciencia, significado de la túnica, el concepto de despojado que asume Jesús
desde el momento en que empieza su vida pública. Y, en esta pandemia que
vivimos, hemos tenido gran cantidad de ejemplos de gente que se ha despojado
de sí mismo, para entregarse a los demás hasta tal nivel que a muchos
les ha costado la vida. Quizá sea otra manera de entender lo que puede ser la
vivencia cristiana. Esta idea se plasma en esta otra obra de arte, en este caso
de Dani Cuesta, sj, acerca del cambio radical que puede suponer el seguimiento
de Jesús. Dejo la foto de la imagen en cuestión, obra de Francisco Romero
Zafra.
DESPOJADOS DE TODO, COMO ÉL.
Lo crucificaron y se
repartieron sus vestidos, echando a suertes lo que le tocara a cada uno (Mc 15,
24). Los evangelistas son escuetos al describir el momento en el que Jesús fue
despojado de sus vestiduras. Francisco Romero Zafra esculpió en el año 2012 la
impresionante imagen de Jesús Despojado de sus Vestiduras para la
cofradía del mismo nombre de Salamanca. En ella, representó con sensibilidad
contemporánea a un Cristo que, con lágrimas en los ojos y el cuerpo dolorido,
extiende sus brazos para dejar que los soldados romanos le arrebaten su túnica.
Al mirar esta imagen
impresiona sobremanera el gesto humilde y paciente de Jesús al dejarse arrancar
lo único que le quedaba. Sin embargo, la túnica de Jesús no es más que un gesto
visible de lo que había sido toda su vida. Antes se había despojado de su
categoría de Dios, había abandonado su medio de vida como carpintero, se había
apartado de su madre, había rechazado el que los demás hablaran bien de él, la
influencia en la religión, el amparo de los poderosos, el bienquedismo
que le hubiera hecho amigo de todos, y tantas otras cosas. De todo ello, Jesús
se había despojado por fidelidad a Dios y por amor a los hombres. Con estos
antecedentes, su imagen dejándose arrebatar sus vestiduras por los soldados,
impresiona de una manera más honda.
En el fondo, la imagen
de Jesús Despojado de sus Vestiduras nos llama a ahondar en nuestro seguimiento
de Cristo, en nuestro modo de ser cristianos. Porque Jesús, con su vida y con
su despojamiento radical nos llama a ser lo mismo. Nos enseña que si queremos
seguir sus huellas, debemos estar dispuestos a despojarnos no de aquello que
nos sobra o que nos es fácil dar, sino sobre todo de todas aquellas seguridades
en las que nos apoyamos, de todo lo que nos parece seguro y razonable, para
lanzarnos a aquellos caminos inestables y peligrosos (pero llenos de vida) por
los que él se aventuró.
Dani Cuesta,
sj
No hay comentarios:
Publicar un comentario