domingo, 5 de abril de 2020

SEMANA SANTA 2020. DOMINGO DE RAMOS.

Buscando significados a la Procesión de Palmas.
Procesión Domingo de Ramos finales años 50 siglo XX
 
La procesión de las palmas con la que se inaugura la Semana Santa transmite varios mensajes importantes. Entre ellos destacan dos. Por un lado informa del hecho físico  de la entrada de Jesús en Jerusalén, por otro lado, pretende llegar a la afectividad de la persona que lo contempla a través de la estética. “En la experiencia cofrade prima la afectividad y la emotividad…cuyo equilibrio necesita no solo de los sentidos, sino también de la razón y la doctrina para componer una síntesis adecuada”. (VV.AA: La Pasión paso a paso, PPC Madrid, 2006, pág. 10). Toda procesión debe ser vivida como profesión de fe, procesión interior, que muestre un camino interior de fe y amor.
El camino de Jesús en su vida pública fue subir a Jerusalén; en dos variantes; primero físicamente, ya que pasa desde el mar de Galilea que está 200 metros bajo el nivel del mar hasta Jerusalén, 760 metros sobre el nivel del mar. Por otro lado, como expresa Benedicto XVI, se produce una “subida interior” que se desarrolla a lo largo del camino exterior.
Procesión Domingo de Ramos años 70 siglo XX
 
Todo el momento físico de la entrada reflejado en los Evangelios que para nosotros puede pasar como una suma de aspectos sin importancia, para los judíos de su época estaba marcado de referencias misteriosas. Estamos ante el  tema de la realeza de Jesús y de sus promesas. Jesús, al solicitar prestado un borrico, se arroga el derecho de requisar medios de transporte, aspecto reconocido en la antigüedad a muy pocas personas. Además, el borrico “hace referencia al que tiene que venir, al cual los pueblos deben obediencia”.
Jesús siguiendo a Benedicto XVI  ”es un rey que rompe los arcos de guerra, un rey de la paz y un rey de la sencillez, un rey de los pobres… que gobierna un reino que se extiende de mar a mar y abarca a toda la tierra”. El hecho de arrojar los mantos al suelo que llevan a cabo los discípulos es “un gesto de entronización en la tradición de la realeza davídica y, así también, en la esperanza mesiánica que se ha desarrollado a partir de ella”. Además, la proclamación mesiánica de “Hosanna, bendito el que viene en el nombre del Señor”, muestra la esperanza en la llegada de un nuevo Mesías y en la reinstauración del reino de David y, por extensión, el reinado de Dios sobre Israel, en palabras de Benedicto XVI.
Procesión de Ramos principios años 90 siglo XX
 
Por otro lado, este homenaje mesiánico a Jesús que recibe en la entrada de la Ciudad Santa, no lo llevan a cabo los habitantes jerosimilitanos, sino los que acompañan a Jesús y entran con él en la ciudad. “La multitud que homenajea a Jesús en la periferia de la ciudad no es la misma que pediría después su crucifixión”.  Será Mateo el que plasme la acogida posterior de los niños a Jesús en el templo. “Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño ante Dios que es necesario para poder pasar por el ojo de la aguja, a lo que hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente después”.
Procesión Domingo de Ramos año 1979
 
Los pasos que muestran a Jesús en este momento glorioso pueden tener un símil para la vida cofrade; la integración de las cofradías en la vida parroquial de sus sedes canónicas, que no es lo mismo que ser otro instrumento más del párroco de turno. La introducción de las cofradías en los planes pastorales diocesanos, a pesar, por ejemplo, del abandono en que se encuentran en la diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño, reducidas tan solo al culto público. Finalmente una entrada en la profundidad espiritual necesaria para la vida cofrade.
Procesión Domingo de Ramos siglo XXI
Comienza una Semana Santa diferente donde los dos espacios celebrativos han desaparecido; el templo y la calle. Deberemos innovar y buscar ese tercer espacio celebrativo. La Semana Santa es demasiado importante para reducirla a templo y calle, templo o calle, calle o templo. Deberemos abrir el espacio interior de cada uno para revivir la primera Semana Santa del primer cofrade y caminar individualmente hacia la luz, hacia la Pascua, hacia la Resurrección.

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