Buscando significados a la Procesión de Palmas.
Procesión Domingo de Ramos finales años 50 siglo XX
La procesión de las palmas con la que se inaugura la Semana
Santa transmite varios mensajes importantes. Entre ellos destacan dos. Por un
lado informa del hecho físico de la
entrada de Jesús en Jerusalén, por otro lado, pretende llegar a la afectividad
de la persona que lo contempla a través de la estética. “En la experiencia
cofrade prima la afectividad y la emotividad…cuyo equilibrio necesita no solo
de los sentidos, sino también de la razón y la doctrina para componer una
síntesis adecuada”. (VV.AA: La Pasión paso a paso, PPC Madrid, 2006, pág. 10). Toda
procesión debe ser vivida como profesión de fe, procesión interior, que muestre
un camino interior de fe y amor.
El camino de Jesús en su vida pública fue subir a Jerusalén;
en dos variantes; primero físicamente, ya que pasa desde el mar de Galilea que
está 200 metros bajo el nivel del mar hasta Jerusalén, 760 metros sobre el
nivel del mar. Por otro lado, como expresa Benedicto XVI, se produce una
“subida interior” que se desarrolla a lo largo del camino exterior.
Procesión Domingo de Ramos años 70 siglo XX
Todo el momento físico de la entrada reflejado en los
Evangelios que para nosotros puede pasar como una suma de aspectos sin importancia,
para los judíos de su época estaba marcado de referencias misteriosas. Estamos
ante el tema de la realeza de Jesús y de
sus promesas. Jesús, al solicitar prestado un borrico, se arroga el derecho de
requisar medios de transporte, aspecto reconocido en la antigüedad a muy pocas
personas. Además, el borrico “hace referencia al que tiene que venir, al cual
los pueblos deben obediencia”.
Jesús siguiendo a Benedicto XVI ”es un rey que rompe los arcos de guerra, un
rey de la paz y un rey de la sencillez, un rey de los pobres… que gobierna un
reino que se extiende de mar a mar y abarca a toda la tierra”. El hecho de
arrojar los mantos al suelo que llevan a cabo los discípulos es “un gesto de
entronización en la tradición de la realeza davídica y, así también, en la
esperanza mesiánica que se ha desarrollado a partir de ella”. Además, la
proclamación mesiánica de “Hosanna, bendito el que viene en el nombre del
Señor”, muestra la esperanza en la llegada de un nuevo Mesías y en la
reinstauración del reino de David y, por extensión, el reinado de Dios sobre
Israel, en palabras de Benedicto XVI.
Procesión de Ramos principios años 90 siglo XX
Por otro lado, este homenaje mesiánico a Jesús que recibe en
la entrada de la Ciudad Santa, no lo llevan a cabo los habitantes
jerosimilitanos, sino los que acompañan a Jesús y entran con él en la ciudad.
“La multitud que homenajea a Jesús en la periferia de la ciudad no es la misma
que pediría después su crucifixión”.
Será Mateo el que plasme la acogida posterior de los niños a Jesús en el
templo. “Los niños son para Jesús el ejemplo por excelencia de ese ser pequeño
ante Dios que es necesario para poder pasar por el ojo de la aguja, a lo que
hace referencia el relato del joven rico en el pasaje que sigue inmediatamente
después”.
Procesión Domingo de Ramos año 1979
Los pasos que muestran a Jesús en este momento glorioso
pueden tener un símil para la vida cofrade; la integración de las cofradías en
la vida parroquial de sus sedes canónicas, que no es lo mismo que ser otro
instrumento más del párroco de turno. La introducción de las cofradías en los
planes pastorales diocesanos, a pesar, por ejemplo, del abandono en que se
encuentran en la diócesis de Calahorra y La Calzada- Logroño, reducidas tan
solo al culto público. Finalmente una entrada en la profundidad espiritual
necesaria para la vida cofrade.
Procesión Domingo de Ramos siglo XXI
Comienza una Semana Santa diferente donde los dos espacios
celebrativos han desaparecido; el templo y la calle. Deberemos innovar y buscar
ese tercer espacio celebrativo. La Semana Santa es demasiado importante para
reducirla a templo y calle, templo o calle, calle o templo. Deberemos abrir el
espacio interior de cada uno para revivir la primera Semana Santa del primer
cofrade y caminar individualmente hacia la luz, hacia la Pascua, hacia la
Resurrección.
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