jueves, 23 de abril de 2020

CORONAVIRUS: NADA TE TURBE

María Magdalena y el Cristo de las Ánimas
en la capilla de los Ángeles de la Concatedral logroñesa
un Viernes Santo antes de participar en el Santo Entierro.

Hoy, día veintitrés de abril, se celebra el día del libro. Y dentro de la amplia nómina de escritores que han vivido experiencias de fe radicales y que les ha llevado a cambiar su forma de entender la vida y de vivirla, Santa Teresa de Jesús es uno de los mejores ejemplos que podemos tener.
Quizá la parte más recordada de su vida sea la aventura que le llevó a reformar y fundar la Ordo Fratrum Discalceatorum Beatissimae Mariae Virginis de Monte Carmelo, conocidas como Carmelitas Descalzos. Quizá una de sus composiciones más conocidas sea el poema que se reproduce, conocido como la eficacia de la paciencia; qué mejor ejemplo para la pandemia que nos toca vivir.
También es un buen momento para acercarnos a María Magdalena, persona donde la esperanza alcanza una de sus máximas expresiones; primer testigo de la Resurrección y encargada de anunciársela a los discípulos que, por supuesto, no la creyeron. Al fondo, el Cristo de las Ánimas, esperando las dos imágenes para participar en la procesión del Santo Entierro de Logroño.

Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,

La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
Nada te turbe.

A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
Nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
Todo se pasa.

Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.

Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
Sin la paciencia.

Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
Todo lo alcanza.

Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
Quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
Nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
Sólo Dios basta.
Santa Teresa de Jesús.



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